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Guadalupe Correa-Cabrera

18/04/2022 - 12:02 am

Con o sin Reforma Eléctrica, #La4TVa

Después del revés sufrido por la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) el año pasado, AMLO se aventura en una empresa que lo haría ganar de cualquier modo y bajo cualquier circunstancia.

Andes Manuel López Obrador, Presidente de México, en su conferencia de prensa matutina.
“La popularidad del Presidente de la República se encuentra firme; después de este proceso de discusión y votación de la Reforma Eléctrica, muy probablemente dicha firmeza será más contundente inclusive que antes”. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro

#LaReformaEléctricaNoFue

Andrés Manuel López Obrador nos confirma una vez más que resultó ser un gran maestro de la política y que sabe sacar provecho de cualquier situación adversa para salir airoso. El actual Presidente mexicano nos vuelve a sorprender con sus artilugios de genialidad en la estrategia político-electoral que opera desde hace ya varios años. No es poca cosa que el partido que él fundó hace unos pocos años sea ahora la primera fuerza política en el país. Se perfilan más victorias.

Después del revés sufrido por la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) el año pasado, AMLO se aventura en una empresa que lo haría ganar de cualquier modo y bajo cualquier circunstancia. El pasado 30 de septiembre de 2021, el Ejecutivo envió al Congreso de la Unión una propuesta de reforma constitucional en materia eléctrica que, además, reservaría para el Estado mexicano el litio y otros minerales “estratégicos” (que no definió claramente). Esta última propuesta aparentemente le generaría apoyo al Gobierno mexicano por parte de su “vecino distante”, Estados Unidos, dado que eliminaría a China de la ecuación.

A partir de ese momento se comienza a gestar en México un intenso debate político y se dan acaloradas discusiones en el Congreso de la Unión, al tiempo que se genera una gran campaña informativa acompañada de una movilización social apabullante a nivel nacional—a través de la cual Morena formó y extendió sus cuadros en toda la República de una forma extraordinaria, según lo pudimos constatar. Los debates en todos los medios de comunicación y los foros de “Parlamento Abierto” consolidaron aún más la base de apoyo de AMLO y su Cuarta Transformación (4T) y ampliaron sus alcances en todo el país. Los temas de soberanía energética, el derecho humano a la electricidad y la rectoría por parte del Estado sobre los recursos naturales estratégicos de la Nación resonaron en una gran parte de la población, gracias a una estrategia de comunicación extraordinaria.

La movilización y la atención que generó el tema y el lema de la #ReformaEléctricaVa en círculos amplísimos de la opinión pública mexicana sorprendió a propios y extraños. También sorprendió la torpeza de la oposición al repetir un discurso rancio que no convenció a nadie, sólo a los que ya estaban convencidos y aferrados a sus pequeños cotos de poder y a sus posiciones en la política mexicana—que muchos muy probablemente perderán en el muy corto plazo. Lo último, considerando el equilibrio de fuerzas que se detecta a simple vista y que se constata en las calles (en el marco de una intensa movilización social) y en las encuestas de opinión. La popularidad del Presidente de la República se encuentra firme; después de este proceso de discusión y votación de la Reforma Eléctrica, muy probablemente dicha firmeza será más contundente inclusive que antes.

Después de una larga discusión de un nivel que dejó mucho que desear—sobre todo por parte de representantes de partidos de oposición—no se alcanza la mayoría calificada y, por lo tanto, no se aprueba la propuesta de reforma al sector eléctrico del Gobierno de la 4T. Pero “con” o “sin” reforma, Andrés Manuel López Obrador se anotaría de cualquier forma una clara victoria. En el proceso que se desarrolla actualmente, puedo delinear algunas lecciones aprendidas que vale la pena enumerar. En dicho proceso, que seguí muy de cerca, aprendí lo siguiente:

  1. Que la Reforma Energética del 2013 en todas sus áreas—y sobre todo en materia eléctrica—representó un gran atraco a la Nación.
  2. Que quienes estuvieron a cargo de elaborar—y quienes aprobaron dicha reforma, leyes secundarias y estructura de contratos—legislaron a favor de los intereses de las empresas transnacionales del sector de la energía y en detrimento de nuestro país y nuestros recursos naturales. Lo anterior los convierte en unos “vendepatrias”.
  3. Que es preciso que el Estado mexicano mantenga la rectoría sobre sus recursos naturales estratégicos, por ser éste un tema de Seguridad Nacional, sobre todo en estos tiempos de gran volatilidad en los mercados de la electricidad y de los energéticos en general.
  4. Que el derecho a la electricidad es un derecho humano.
  5. Que los grandes capitales extranjeros (apoyados por algunos grandes empresarios mexicanos) y el Gobierno de Estados Unidos están “dispuestos a todo” para mantener sus privilegios. Además, que nuestro vecino del norte defenderá su “Doctrina Monroe” (“América para los Americanos”) a como dé lugar y utilizando los medios que considere necesarios (by any means necessary).
  6. Que el lobby energético es muy poderoso y que utiliza un sofisticado sistema de cabildeo que incluye a los grandes medios de comunicación, a prestigiosos think tanks (“laboratorios de pensamiento” nacionales y extranjeros) y a “cabilderos” o “lobistas” de poca monta, poco ingenio, poca inteligencia, pocos escrúpulos, pero quienes demuestran mucha ambición y arrojo. Ello harán también lo que sea necesario para agradar a sus jefes y protegerles sus intereses, aún a costa de los derechos humanos y del empobrecimiento de sus conciudadanos.
  7. Que aún con sus muchas limitaciones éticas e insuficiencias en lo que se refiere a capacidad de argumentación, los cabilderos cuentan con abundantes recursos que asegurarán a las empresas transnacionales obtener las mayores ganancias posibles.
  8. Que hay legisladores que no responden al “pueblo” que los votó, sino a otro tipo de incentivos o a la desesperación por la pérdida de un “hueso” y de sus privilegios político-electorales.
  9. Que “con” o “sin” reforma, AMLO y su 4T iban a ganar de cualquier forma. AMLO ganó (perdiendo) al final.
  10. Que “con” o “sin” reforma, Estados Unidos iba a ganar también (por el tema del litio, en particular y por todo lo demás). Estados Unidos terminó ganando al final, como era de esperarse.
  11. Que en el Congreso de la Unión se debatieron dos modelos de país: 1) uno que apoya la justicia social, el derecho humano a la electricidad y la soberanía del Estado mexicano y 2) el otro que apoya los intereses del gran capital y los oligopolios transnacionales.
  12. Que la aprobación de la reforma constitucional en materia eléctrica hubiera sido preferible sin lugar a dudas, pero que AMLO no pierde del todo con el resultado final adverso de la votación. La decisión de la Suprema Corte de Justicia del pasado 7 de abril sobre la “no inconstitucionalidad de la LIE”, le da al Estado mexicano un amplio margen de maniobra para recuperar la rectoría del sistema eléctrico nacional—aunque el camino será largo y quizás algo tortuoso (más no intransitable).
  13. Que AMLO gana perdiendo y que la victoria por parte de la oposición es pírrica (al final terminan perdiendo).
  14. Que la ciudadanía y Morena le van a cobrar muy caro la traición a los vende-patrias de la oposición, lo cual se verá reflejado en los resultados de las elecciones intermedias y en el 2024. En dichos procesos se vaticinan terribles resultados para la oposición. El PRI avanza hacia la irrelevancia y quizás ese partido y el PRD se encaminan en línea directa hacia su desaparición.
  15. Que aunque #LaReformaEléctricaNoFue, #La4TSíVa.

Sobre el tema del litio

La parte más compleja de la propuesta de contrarreforma energética, y quizás la más importante, es la relacionada con el litio. Aquí incluyo unos apuntes después de haber conversado con expertos sobre el tema.

Estas son las consideraciones clave que pudimos plantear antes de que se votara la reforma:

  1. El carácter estratégico del litio radica en el rol que cumple en el almacenamiento de la energía. Es clave en la transición a energías menos dañinas para el medio ambiente en la medida en que permita se resuelvan algunos problemas de dichas energías, como la intermitencia.
  2. Sin embargo, para países que lo poseen en abundancia, su carácter estratégico también reside en lo que puedan obtener de él. Me refiero en particular a las rentas y la posibilidad de desarrollar una industria litífera que ponga en marcha un modelo de crecimiento basado en el conocimiento y la innovación.
  3. La iniciativa enviada por el Presidente al Congreso de la Unión (y que no se aprobó al final en la Cámara de Diputados) contemplaba esto último, porque no sólo reservaba el litio para el Estado, sino que se consideraba la vinculación con las universidades, el desarrollo tecnológico y la industrialización del mineral. Así, Andrés Manuel planteó todo este esquema como una “estrategia de desarrollo”.
  4. Una tarea así requiere de recursos extremadamente abundantes y de una política pública que sólo puede poner en marcha el Estado mexicano. Lo anterior se plantea para garantizar que es el interés colectivo el que se prioriza, y evitar así se cometan los mismos errores que en el caso de la industria petrolera.
  5. Los cambios realizados como concesión a la oposición (y que igualmente no se aprobaron), en cambio, no garantizaban (según entiendo) que eso pudiera ocurrir pues dejaban al litio como un recurso reservado para el Estado, pero éste se entregaría al interés privado mediante un esquema similar al que se impuso para el petróleo en 2013.
  6. Los diputados debían entones priorizar el interés colectivo y el bienestar general de los mexicanos. En esas condiciones deberían haber aprobado la propuesta del Presidente en torno a la energía eléctrica y rechazado las modificaciones propuestas por la oposición “vende-patrias” en materia de litio (si entendí bien).

Si eso último no era posible, entonces toda la reforma debía rechazarse y esperar a que operara el Plan B del Presidente, que consiste en una reforma a la Ley Minera (también urgente), que permitiría que el litio sea aprovechado plenamente por la Nación. En fin, no tuvieron que rechazarla en público los legisladores de Morena y no tuvieron que pagar ningún costo político. El Presidente procede inmediatamente con su Plan B. Parece entonces que, de forma irónica, la victoria fue en realidad para los legisladores de Morena, el Partido en general y el movimiento de la Cuarta Transformación.

La reforma no se aprueba, la #ReformaEléctricaNoVa, pero la #CuartaTransformaciónVa, y parece que “Va” más fuerte y decidida que nunca hacia las elecciones intermedias y el 2024.

Guadalupe Correa-Cabrera
Guadalupe Correa-Cabrera. Profesora-investigadora de Política y Gobierno, especialista en temas de seguridad, estudios fronterizos y relaciones México-Estados Unidos. Autora de Los Zetas Inc.

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