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Fabrizio Mejía Madrid

18/05/2023 - 12:05 am

El engrudo

Vayamos a Lilly Téllez. Contribuyó a la maraña juntando en su discurso dos cosas distintas: su muy peculiar evaluación del Gobierno que la llevó al Senado, es decir, el de Morena, mezclada con una agenda sacada casi textualmente de la derecha que irrumpió en el Capitolio animada por Donald Trump y Steve Banon.

¿Cuántos proyectos ha tenido la oposición en cuatro años? De los que me acuerdo: estaba el plan que iba a redactar en alguna de sus mansiones el patrón de Va por México, Claudio X. González, que anunció el día de los inocentes de 2021 como “El México ganador” y que, se suponía, estaría listo en marzo de 2022, pero que nunca se presentó; otro proyecto de Nación es el que se llama “Que nadie se quede atrás”, a nombre de la Sociedad Civil, es decir, de una exdiputada del PAN en Michoacán, que es un resumen algo confuso de lo que ya hace la 4T en materia de infraestructura y programas sociales; y hace poco, el 5 de mayo pasado, en una reunión de Acción Nacional en Aguascalientes, se volvió a insistir sobre el tema del proyecto de Nación. Esta columna trata de ese engrudo, que es lo único que hasta la fecha tiene la derecha. 

Lo primero extraño de la reunión del PAN el 5 de mayo en Aguascalientes es que todos los asistentes portaban una camisa con la bandera de Rusia. Por lo visto, tampoco se han puesto de acuerdo en el color de su alianza. En noviembre del año pasado robaron el rosa del INE, pero no se quedaron con él. Acción Nacional anunció el 17 de abril una campaña llamada “azúlate”. Pero, ahora, traían esos cuadros rojo, azul marino y blanco de las ceremonias de Vladímir Putin. Pero, más allá del color cambiante que es muy significativo de sus marañas mentales, hablaron ahí tres aspirantes a la candidatura de Acción Nacional: Lilly Téllez, Santiago Creel, y Francisco García Cabeza de Vaca, desde un escondite. La primera, la Senadora Téllez, habló de una derecha “moderna” que sólo existe entre los libertarios de Donald Trump y que sonó en México como una importación de disputas que aquí nadie ataca ni defiende; luego, Santiago Creel centró todo en encarar al Presidente López Obrador con retos sacados de Tik Tok. Por último, García Cabeza de Vaca dijo algo ininteligible debido a que la mitad de su discurso por streaming no se escuchó. Habló de que Tamaulipas había logrado reducir la delincuencia organizada. Al día siguiente de su intervención casi muda, emitió un mensaje que era ininteligible, aunque se escuchara, ahora sí, bien. Dijo: “Y ante ustedes, para evitar suspicacias y sobre todo malos entendidos, quiero decirles que junto con mi familia hemos decidido que mi aspiración más allá de ella, que no quiero ser candidato a la Presidencia, mi aspiración, la que tengo, es y se los digo, yo no aspiro a ser candidato, yo lo quiero y puedo es ser Presidente”. A menos que se levante en armas en un cuartelazo desde su escondite, no hay forma de que alguien sea Presidente sin antes ser candidato. 

Vayamos a Lilly Téllez. Contribuyó a la maraña juntando en su discurso dos cosas distintas: su muy peculiar evaluación del Gobierno que la llevó al Senado, es decir, el de Morena, mezclada con una agenda sacada casi textualmente de la derecha que irrumpió en el Capitolio animada por Donald Trump y Steve Banon. Hay que decir que es un discurso de los “libertarios” estadunidenses que no pagan impuestos porque lo consideran un robo a su esfuerzo individual y que creen en la superioridad aria, han puestos bombas en el edificio del FBI en Oklahoma, y creen fervientemente en que el matrimonio Clinton viola niños en los sótanos de las pizzerías. Eso es lo que vino a decirle a los panistas Lilly Téllez. Veamos su primer saque. Además de asegurar que ella misma es la prueba viviente de que el PAN está abierto a los ciudadanos, elogiar a Marko Cortés, y citar mal a Gómez Morín, la Senadora empezó diciendo que López Obrador es un “tirano con un plan muy claro: desde inhibir la libertad de expresión, estatizar la economía, capturar al árbitro electoral, perseguir a los opositores, entregar carretadas de dinero a los militares por si hace falta imponer por la fuerza el fraude patriótico, pactar con los criminales para que llenen de votos y de dinero al partido oficial y, por último, estigmatizar como traidores a la Patria a todos aquellos que pensamos distinto”. Hasta ahí, es el tellismo que conocemos: López Obrador, con una aprobacion del 80 por ciento, necesita hacer un fraude con apoyo de militares y narcotraficantes. Pero siguió la Senadora con una metáfora sobre el PRI, cuando dijo: “Hemos tenido que ir hasta el infierno para rescatar a las instituciones y volveremos a ir al encuentro del Diablo para tomarlas y devolverlas a México”. Suponemos que el Diablo es Alito Moreno, el dirigente nacional del PRI, pero podría ser el propio Claudio X. González. No fue clara la Senadora. Continuó la Senadora Lilly Téllez: “El PAN es, sin duda, la oposición con posibilidades de encabezar el triunfo contra el estatismo, el autoritarismo y la militarización”. La Senadora se ve a sí misma como una partisana que resiste a una dictadura como la de Pinochet, aunque reivindica el neoliberalismo que se instrumentó por primera vez en Chile, se siente una resistente contra un militarismo como el de Francisco Franco, aunque reivindica la ideología hispanista y católica de la Iberdósfera de la Carta de Madrid de la que ella es una de sus abajofirmantes. Pero a continuación vemos a la Senadora hablar sin miedo al desmentido estadístico. Dijo: “La oportunidad está ahí: la mitad de los mexicanos no quiere la continuidad de López Obrador, un tercio de los ciudadanos está esperando una alternativa sensata y creíble para definirse. Este Gobierno dejará un desastre: más de un millón de muertos entre la violencia y la negligencia criminal por la COVID. La mitad de la población no tiene acceso a la salud. Cuatro años menos de esperanza de vida para cada individuo de este país”. Lilly no revisó su tabla del Banco Mundial sobre tasas de mortalidad por mil habitantes. México tiene nueve, mientras Estados Unidos, Francia o Dinamarca tiene 10. Tampoco revisó su tabla del Inegi donde la esperanza de vida en México es de 75.5 años, en 2022. 

Con sus datos de Wikipedia, la Senadora sigue: “Lo peor que nos ha dejado Morena es una crisis económica por el despilfarro presupuestal, deuda pública al borde de la bancarrota, el sistema de pensiones al punto del colapso”. ¿De qué crisis hablará la Senadora? ¿De la mayor evaluación del peso desde 1994? ¿De la creación de 722 mil empleos en 2022, la máxima en una década? ¿Del aumento de 135 por ciento al salario mínimo? ¿De la inversión extranjera directa de 27 mil millones de dólares en un año, la mayor en la historia del país? ¿De la deuda externa que redujo en 70 por ciento el pago de intereses? La Senadora ve una crisis económica y una bancarrota donde el resto de la población ve mejoras y estabilidad financiera. Es quizás por eso que ese discurso no tiene repercusión alguna y sus opinadores, académicos, y escritores fantasma son ahora irrelevantes.   

Sigue Lilly Téllez: “Los resultados de 2021 nos hace caer en la trampa de que basta con el voto anti-AMLO y no es así. Sin un contraste claro, valiente y disruptivo en fondo y forma, sin definiciones esenciales en los valores que representamos, no vamos a traer a los ciudadanos. En síntesis: el sólo voto anti-AMLO no nos alcanza para vencer al monstruo. El reto es mayor: muchos mexicanos están instalados en el pesimismo, y en la apatía porque no ven que algo suceda en el polo de la oposición. Necesitamos garantizar la mayor competitividad de la oposición y definirnos claramente ante los males de México. No debemos caer en la trampa de los que nos quieren agazapados, sólo por quedar bien con una élite progresista que ni siquiera conoce al país”. En esa última frase viene el engrudo por querer pegar una cosa que los trumpistas critican en Estados Unidos: la élite académica demócrata. Aquí la élite académica es Lorenzo Córdova, es decir, una Corte en torno a los presidentes Salinas a Peña Nieto. Lilly los insulta sin darse cuenta de que son sus aliados abyectos. Pero sigue Téllez como si quisiera ser electa en McAllen, Texas: “No aceptemos el fetiche de que todo lo que viene de la izquierda es virtuoso y que el pensamiento de derecha es algo de lo que hay que avergonzarse. Como si la experiencia no nos demostrara totalmente lo contrario, como si el mundo no estuviera sufriendo los estragos del verdadero rostro de la izquierda, militarista, autoritaria, incompetente, destructora de la iniciativa individual, adoctrinante, generadora de pobreza y cómplice de criminales”. De nuevo, Téllez se extravía: si algo vivimos son los estragos del neoliberalismo, que no es culpa de la izquierda. Sigue Téllez: “Y cómo si no existiera en el mundo una derecha pro-libertades, que combate la pobreza desde la dignidad de la persona, que genera riqueza y la redistribuye a través de buenos servicios públicos, que construye y fortalece instituciones que acotan al poder y dan certidumbre las naciones. No nos avergoncemos de representar a esa derecha moderna. A nadie debería avergonzar defender la vida, el esfuerzo individual, la familia, la propiedad privada, el orden, y el Estado limitado. A nadie debería avergonzarle defender un modelo de educación libre de adoctrinamiento partidista y de ideologías de género. Debemos defender nuestras razones frente a las ideologías que condenan al deterioro moral a los que no caben en ciertas identidades. Es perversa esa propaganda de la corrección política porque agrede a la mujer, en primer lugar, y cancela a la familia como el espacio natural de la persona, porque desconoce el derecho legítimo a compartir valores, tradiciones y fe entre padres e hijos y hermanos”. De nuevo, la Senadora Téllez habla de un debate que sólo es estadunidense: el del derecho a educar en casa para que los niños no sepan la teoría de Darwin y sobre el origen del universo. Pero el copiar-pegar al documento de los libertarios y siguió: “Esa pretensión de inculcar en nuestros niños y jóvenes que las personas no debemos aspirar a nada, que competir por la superación propia es malo, que adorar y esperar la dádiva del líder es la única forma de sobrevivencia, eso es lo que tiene hundido a México. Los valores de la cultura del esfuerzo y la meritocracia, siguen vigentes en el ciudadano de a pie”. Nunca estuvieron vigentes porque en México, el mérito siempre se topó de entrada con la palanca, el recomendado y el nepotismo. Pero, a continuación Téllez vuelve al PAN y trata de ensalzar a Vicente Fox repitiendo la mentira de que él creó los programas para la tercera edad. Dice Téllez: “Lo tenemos que decir con toda claridad: no fue la izquierda mexicana la que creó los programas sociales. Los de la izquierda estaban en la oposición contestataria y destructiva cuando el Estado mexicano asumió el deber de crear Oportunidades para todos, sin la irresponsabilidad de la borrachera presupuestal. Lo único que sí ha hecho la izquierda es lucrar con la pobreza, reproducir clientelas, y condicionar la libertad del voto”. Aquí los panistas le aplaudieron olvidando que Vicente Fox se opuso a la pensión de adultos mayores que AMLO implementó en la Ciudad de México, en noviembre de 2003. No sólo Fox opinó que esa pensión “iba a llevar a la quiebra al país”, sino que Acción Nacional votó en contra de su implementación como derecho constitucional en 2019. Ahora la táctica es decir que los programas los creó Fox cuando sólo le cambió el nombre de Progresa de Zedillo a Oportunidades. 

Dice, finalmente, Téllez: “Mi propuesta es sencilla pero contundente, tres cosas: orden, libertad y modernización. Orden con mano firme contra el crimen. Orden en el Gobierno sin espacio para la corrupción”. Aquí Téllez olvida que el Gobierno del PAN, el de Felipe Calderón, no sólo declaró una guerra con ese mismo principio de orden sino que fomentó la corrupción ayudando al Cártel de Sinaloa con Genaro García Luna. “Dos: una nueva era de modernización para el país. El crecimiento verde de la economía. Los dictadores no van a poner un pie en suelo mexicano”. ¿Qué tendría que ver el ambientalismo con los dictadores? Misterio. Hacia el final, se empezó a notar que la Senadora no había terminado de revisar su texto porque empezó a hacer agua. Dijo: “Libertad. Que México recupere que sus mujeres y hombres aspiren a la grandeza individual, empoderar a los ciudadanos garantizando sus derechos sin asistencialismo, con dignidad y trato justo. Tenemos que crear un entorno de convivencia pacífica sin guerras culturales, sin discursos de odio contra nadie, sin cancelaciones disfrazadas de corrección política. Tenemos que llegar al corazón de una mayoría silenciosa que depende de su esfuerzo, que profesa una fe, que defiende la vida, que no quiere que el estado les arrebate el derecho de educar a sus hijos. México no merece una oposición con quijada de cristal, descafeínada, complaciente con las poses progresistas que arreglan el mundo desde la comodidad de la plática de sobremesa. No podemos ofrecer diálogo a quien no quiere escuchar, con ellos el diálogo es pura simulación. No demos pie a que se sigan burlando de nuestra buena fe. La realización en la tierra del lugar del humanismo del PAN es un deber de lucha, pero es un deber de victoria electoral. La primera traición al humanismo es conformarse con el segundo lugar. Ganar no es una opción que pueda esperar al 2030. Ganar es la primera obligación de los humanistas”. Y así terminó la Senadora Téllez su gran discurso, el primero entre los panistas, confundiendo el humanismo con la competencia electoral. La empatía de identificarse con el débil y el vulnerable, donde “nada humano me es ajeno”, del humanismo, torturado con la doctrina de los ganadores a toda costa de la auto-ayuda y la superación personal.    

Pero no todo estaba dicho. Ante la prensa, habló Vicente Fox. Él decidió meterle al engrudo un poco de picaresca bíblica, es decir, hacer referencia a ella sin haberla leído. Fox dijo:  

De nuevo el reto enorme: ahora tenemos que sacar a Morena de Palacio Nacional y emprender la reconstrucción de nuestro país de manera inmediata. Revertir el legado de destrucción y de leyes que nos ha dejado este Gobierno. Y habrá que hacerlo en un plazo perentorio para no perder el tiempo en sólo ponernos al corriente de lo que perdimos en estos seis años. Echa la corrección, habiéndolos sacado de Palacio Nacional, vamos a obtener esa Tierra Prometida. Y vamos a tener ese Mesías o esa Mesías, el Mesías que nos va conducir a la tierra prometida. Es un gozo para Acción Nacional que está esperando a que estos héroes y heroínas que van a conducir estos pasos de Acción Nacional. Es una tare enorme de liderazgo pero, cuando uno sabe a dónde va, es fácil llegar ahí”. Comento lo obvio: ¿no era el ideólogo de los gobiernos panistas, Enrique Krauze, el que había tratado peyorativamente a López Obrador como “Mesías Tropical”? ¿No era ese un insulto? ¿O sin lo “tropical” se convierte para los panistas en un salvador ungido con la blanquitud de una locutora de la tele o su propio secretario de Gobernación?

El propio Creel cerró la conferencia de prensa con uno de esos lápsus que le sirven a esta videocolumna. Suponemos que no quiso decirlo, pero lo dijo y está grabado. Creel aseguró: “Por eso estoy en el PAN, que ve siempre por el bien común, que no es otra cosa que privilegiar el interés superior y subordinarlo a nuestros intereses particulares”. Así lo dijo y me parece que fue la cereza en el engrudo teórico y hasta de colores que tienen hoy los panistas.

Fabrizio Mejía Madrid
Es escritor y periodista. Colabora en La Jornada y Aristégui Noticias. Ha publicado más de 20 libros entre los que se encuentran las novelas Disparos en la oscuridad, El rencor, Tequila DF, Un hombre de confianza, Esa luz que nos deslumbra, Vida digital, y Hombre al agua que recibió en 2004 el Premio Antonin Artaud.

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