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Pablo Ruíz Galindo Covarrubias

18/08/2014 - 12:00 am

¡Denunciemos!

La semana pasada, en una visita a Coatzacoalcos, Veracruz, me hicieron un comentario que no debiéramos estar acostumbrados a escuchar los mexicanos. Antes de llegar a mi hotel, en un malecón como muchos otros de este país, ante la duda, le pregunté a la persona que amablemente manejaba el coche en el que iba, sobre […]

La semana pasada, en una visita a Coatzacoalcos, Veracruz, me hicieron un comentario que no debiéramos estar acostumbrados a escuchar los mexicanos. Antes de llegar a mi hotel, en un malecón como muchos otros de este país, ante la duda, le pregunté a la persona que amablemente manejaba el coche en el que iba, sobre la inseguridad en la zona. Su respuesta me dejó frio. “Está bastante tranquilo, uno que otro ejecutado o asaltado, pero pues eso se da en todos lados”. ¡Ejecutados en todos lados! ¡Tranquilidad en un lugar con ejecuciones y asaltos! ¿Acaso esa se ha vuelta nuestra definición de tranquilidad? ¿A eso nos hemos tenido que acostumbrar en México?

Por lo pronto mi estancia estuvo tranquila y la zona hotelera me pareció una zona que con un poco de trabajo se le puede quitar la fachada que le da un tono “abandonado” y “descuidado”. Quisiera pensar que pronto se volverán cero las cifras de ejecutados o asaltados en ese lugar.

Llegando a México me encontré con noticias también tristes. Valle de Bravo, un pueblo mágico que ha sido por muchos años un lugar de fin de semana para los que vivimos en la Ciudad de México y otros lugares del país, ya se volvió uno más de los territorios inseguros de México. En las últimas semanas se ha corrido la voz de una serie de secuestros a gente que se ha ido a pasar el rato, en moto, bici o caminando, al área cercana a Cerro Gordo. Además, se ha dicho que este u otro grupo se ha apoderado del zócalo de Valle. Esto hace que la inseguridad no sólo exista en la montaña, sino también en el mismo pueblo. ¿Dónde están las autoridades?

El jueves pasado, en una entrevista con Ciro Gómez-Leyva en su programa matutino de radio, el Presidente Municipal de Valle de Bravo, Francisco Reynoso Israde, se atrevió a decir que no existe una crisis de secuestros en ese lugar. “Que yo lo sepa no hay nada”, así lo dijo. Al parecer es el único que no se ha enterado, pero tiene la mala de suerte de ocupar un cargo que lo obliga a enterarse. Si bien es cierto que como dice, no ha habido denuncias ante el Ministerio Público y de alguna manera ellos necesitan de esas denuncias para comenzar los procesos correspondientes, me parece poco responsable hacer una declaración pública de ese estilo. Terminando la entrevista, usó el espacio para publicitar Valle e invitar a toda la gente a ir y darse cuenta que todo está muy bien. Para su mala suerte, el gobierno del Estado de México se ha visto un poco más atinado en sus declaraciones.

Pensé en la persona de Coatzacoalcos. Tranquilidad con ejecuciones. En Valle de Bravo hay tranquilidad con secuestros. ¡Imposible! Eso no existe. En Valle de Bravo hay una crisis. En Coatzacoalcos, si es que hay ejecuciones, hay una crisis. En cualquier estado o municipio del país en el que hay una serie de actos delictivos que ponen en riesgo la seguridad, vida y libertad de las personas, hay una crisis. Sería muy desafortunado acostumbrarse a ese estilo de vida, aunque desgraciadamente en algunos lugares la gente no ha tenido otra opción.

Con motivo de la situación en Valle de Bravo, después de las noticias, recibí una cadena de correos electrónicos en los que algunas personas interesadas y preocupadas se plantean algunas posibles acciones que podrían dar algunas soluciones al problema. Ante la reacción de las autoridades, la ciudadanía, afectados y solidarios, debemos comenzar una campaña de denuncia. Esa puede ser una manera de exigirles a los gobiernos atención, seriedad, asunción de responsabilidad y reacciones. ¡Denunciemos! Si no hay confianza en la policía, comencemos con denuncias mediáticas. Gritemos en todos lados lo que está pasando. Ministerios Públicos, periódicos, televisión, internet, radio. Cualquier medio es bueno. Al vecino, a la familia y a los amigos. Que todo mundo sepa. Que el gobierno no pueda salir y decir que no está pasando nada. No hay tranquilidad porque no nos la han podido dar. No es Valle de Bravo, son muchos pueblos y ciudades.

Pablo Ruíz Galindo Covarrubias
Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana. Abogado practicante y Escritor.

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