Línea UAM | El 40% de los presos en México son jóvenes

18/10/2015 - 12:04 am

Las cifras apuntan que 30% de las personas en la cárcel habían estado ya en un centro para menores infractores, ¿qué factores intervienen en la reincidencia de los jóvenes mexicanos en delinquir?

Foto: shutterstock
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Ciudad de México, 18 de octubre (SinEmbargo).- Los jóvenes que no trabajan ni estudian, con una alta probabilidad tienen como destino final la cárcel; cometer algún tipo de delito en tales condiciones es algo que hay que tener presente. Cuando las oportunidades y alternativas en nuestra pobre y carenciada sociedad, son mínimas o inexistentes, es factible que los jóvenes sean susceptibles de integrarse a estructuras de corrupción y delitos.

Especialmente preocupa que los llamados programas de “reeducación” y “reincorporación a la sociedad” que existen en los centros de readaptación, en general no tienen éxito porque no preparan ni tampoco crean alternativas funcionales para las expectativas e intereses de los jóvenes, en un sistema económico que no genera oportunidades de vida social sana, lo que significa un importante deterioro en los niveles de salud mental de los jóvenes.

Con base en una investigación realizada por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) se argumenta “que uno de cada tres sentenciados en cárceles había ya estado preso o internado en una institución para menores infractores. Cuarente por ciento de la población interna tiene entre 18 y 30 años”.

El ingreso de los jóvenes en las cárceles, significa no sólo encierro en su sentido más literal, sino tener que vivir la realidad de someterse a un universo de corrupción, chantaje y violencia.

La paradoja, la violencia que instala al joven o la joven en la cárcel, es la que encuentran como forma de supervivencia en los centros penitenciarios. La justicia penal para menores, con los programas existentes no tiene éxito; no conocemos jóvenes que después de ser “reeducados” en las prisiones, encuentren nuevos sentidos de vida.

Más bien la cárcel deja huellas indelebles en lo emocional: traumas, obsesiones y complejas patologías difíciles de curar. Es cierto, la realidad con la falta de opciones, envía a los jóvenes a la delincuencia y de las cárceles egresan con “más herramientas” para seguir delinquiendo. Básicamente la cárcel reproduce de manera cruel los vicios de un sistema penitenciario construido para adultos, ignorando las necesidades de las y los jóvenes.

Foto: shutterstock
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La reincidencia en los jóvenes delincuentes es frecuente, antes de cumplir la mayoría de edad, 30 por ciento de los menores infractores que ingresan al sistema de justicia juvenil, vuelve a cometer un segundo delito.

Los principales fallos por las cuales los jóvenes infractores llegan hasta los “famosos” ministerios públicos son: robo, faltas administrativas, atentados contra la vida, integridad y seguridad de las personas, delitos contra la salud, lo cual está asociado al crimen establecido, organizado, en circunstancias de venta de droga así como delitos de carácter sexual.

Aquel que pasó por el encierro institucional enfrenta el estigma social, grupal y familiar de haber sido el reo, el ex prisionero. En la cárcel se inicia o se continúan los problemas de adicciones, así como el contagio de Infecciones de Transmisión Sexual. El problema fundamental es que hoy por hoy, tanto el presente como el futuro para diferentes grupos de jóvenes, sólo se puede vivir desde la cárcel.

***Expertos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) están dispuestos a escucharte, da click en la siguiente imagen para ir a su página o escribe en los comentarios debajo de esta nota.

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