Carlos Fuentes: con el alma de México tatuada en la piel

19/05/2015 - 12:06 am
Un escritor mexicano de vocación universal. Foto: CONACULTA
Un escritor mexicano de vocación universal. Foto: CONACULTA

Ciudad de México, 19 de mayo (SinEmbargo).- Hace tres años que el escritor mexicano Carlos Fuentes se descompuso en su casa al sur del Distrito Federal. Era el 15 de mayo de 2012 y el famoso autor de novelas fundamentales como La muerte de Artemio Cruz, Aura y Terra Nostra, entre otros, moría a causa de una hemorragia masiva derivada de una úlcera gástrica.

Tenía 83 años y sin embargo su fallecimiento causó sorpresa, como si se tratara del fin de un hombre cargado de futuro, tan activo e interesado por los asuntos de la política y de la literatura como se mostraba en sus últimos días.

Había sido hasta el final un firme candidato al Premio Nobel y su profusa obra literaria, entre cuentos, ensayos y novelas, constituían un capital dinámico que le permitía una vigencia extraordinaria entre los lectores de las viejas y nuevas generaciones.

Esa obra literaria no ha menguado su fuerza ni su influencia y hoy es un legado de gran referencia, como bien lo ha destacado su viuda, la periodista Silvia Lemus, en los diferentes actos organizados en nuestro país para conmemorar los tres años de la muerte del escritor que había nacido en Panamá el 11 de noviembre de 1928 y cuyos restos descansan en el cementerio de Montparnasse, en París, junto a los de sus hijos Carlos y Natasha.

Lemus participó en la Cátedra Interamericana Carlos Fuentes, celebrada en el Museo de Antropología de Xalapa (MAX), donde puso en primer plano “el alma de México” que el autor “llevaba tatuada en la piel”, al tiempo que consideró que el mejor homenaje a su vida y su obra está representado en “el nuevo lector de sus libros” que nace cada día en todo el mundo.

El MAX entregó a la viuda de Fuentes la medalla postmortem “Museo de Antropología de Xalapa”, como gesto de gratitud por la gran difusión del museo que realizó el escritor, tras lo cual se llevó a cabo la Cátedra Interamericana con la participación de Julio Ortega, Florence Olivier y Basilio Baltasar.

CAMINANDO POR LA TERRA NOSTRA

Precisamente, fue el crítico y estudioso peruano Julio Ortega el encargado de destacar la importancia de la novela Terra Nostra, considerada la más polémica y difícil de Fuentes, al conmemorarse los 40 años de su publicación.

“La novela parte sobre todo de la idea de que la realidad está por ser inventada y el lenguaje es como una caja de herramientas que sirve para reconstruir la realidad que está mal hecha”, dijo Ortega, nacido en Casma en 1942 y timón de una obra de pensamiento y creación capaz de dibujar el mapa central de la literatura latinoamericana contemporánea.

Lo hizo en el Palacio de Bellas Artes, frente a un público atento, acompañado por Silvia Lemus y el actor Xavier Mark, quien leyó algunos párrafos de Terra Nostra, una novela donde “los personajes no se explican por su pasado, se explican por su proyecto futuro, pues se están rehaciendo permanentemente, vienen de la historia, del mito, de la memoria y son personajes que se construyen a partir de elementos de la cultura popular”.

Para Ortega, Terra Nostra “es un hipertexto, hecho con muchos textos” y debería por ello crearse un mapa para “navegarla” por las redes sociales y la tecnología vigentes.

Para Lemus, es la novela que su esposo comenzó en México y culminó en París en 1975 y que le llevó 10 años de preparación.

“Increíble el primer animal que soñó con otro animal. Monstruoso el primer vertebrado que logró incorporarse sobre dos pies y así esparcía el terror entre las bestias normales que se arrastraban con alegre natural cercanía con el fango claro…”, leyó la periodista con su voz cristalina, en uno de los tantos actos en los que participó para conmemorar la obra y la figura del escritor fallecido.

ESCRIBIR HASTA EL FINAL

“El día anterior a irse, por la mañana fue a su oficina y empezó su nueva novela El baile del centenario, que no terminó ni será terminada nunca y que se quedó como un título; y también se quedó una página amarilla de los blocks que él usaba: están el título, está la fecha y están sus grupos de personajes con sus nombres y apellidos, sus listas, y las dejó pegadas en la pared de su estudio”, recordó Lemus en el Centro Cultural Tijuana.

En dicha ciudad fronteriza, acompañada por Federico Reyes Heroles, Lemus emocionó hondamente al público reunido en la sala Carlos Monsiváis del CECUT, recordando la gallardía de su difunto marido, “a quien nunca vimos en decadencia”, afirmó.

"Tres años para mí son siempre", dijo Silvia Lemus, aquí acompañada por el crítico Julio Ortega y el actor Xavier Marc. Foto: CONACULTA
“Tres años para mí son siempre”, dijo Silvia Lemus, aquí acompañada por el crítico Julio Ortega y el actor Xavier Marc. Foto: CONACULTA

“Para mí tres años son como si fuera una eternidad, es como si fuera siempre, tres años son siempre para mí. No vivo sin Carlos Fuentes, vivo con él”, agregó al conmemorar al escritor considerado un precursor del boom latinoamericano del que sería gran protagonista.

“Sus libros son fundamentales porque han abierto puertas, porque han hecho innovaciones significativas, porque han roto con una tradición y abierto otra tradición literaria; creo que en el caso de Carlos Fuentes su obra es importante para la literatura pero también es muy importante para la historia de la literatura, creo que de cualquier obra escrita en Hispanoamérica podemos saber a ciencia cierta si fue escrita antes o después de Carlos Fuentes”, dice su amigo y colega Gonzalo Celorio.

“No cabe duda de que es un escritor no sólo importante para México sino para todo el mundo. Uno encuentra libros suyos en países tan remotos como Finlandia o Rusia, no se diga en España, Francia o Estados Unidos”, afirma el periodista René Avilés Fabila.

“Estoy totalmente convencido de que es uno de los escritores más importantes que ha dado el país, no lo hago competir con Paz porque son distintos, uno era poeta y ensayista y tuvo el Premio Nobel, Fuentes fue un prosista extraordinario, un ensayista también y un periodista que dejó testimonios eficaces que todavía pueden ser muy válidos de grandes acontecimientos internacionales y empiezo citando el del 68, del que supimos en México por un reportaje suyo, que publicó editorial Era”, agregó.

El crítico peruano Julio Ortega analizó la vigencia de la novela Terra Nostra. Foto: CONACULTA
El crítico peruano Julio Ortega analizó la vigencia de la novela Terra Nostra. Foto: CONACULTA

“Su ejercicio del pensamiento, su ejercicio de la reflexión sobre el mundo era bastante sólido y además tenía una repercusión importante, que es el mismo caso que tenemos con Octavio Paz, un gran poeta que a la vez era un gran analista de la realidad; yo diría incluso que en el caso de Carlos Fuentes la parte que a final de cuentas se impuso, por encima de su propia obra narrativa, es esa parte intelectual, esa parte de análisis”, dice el escritor y crítico literario, Juan Domingo Argüelles.

Nacido el 11 de noviembre de 1928 en Panamá, por el ejercicio de la profesión diplomática de su padre, Carlos Fuentes tuvo una infancia cosmopolita, en ciudades como Quito, Montevideo, Río de Janeiro, Washington, Santiago y Buenos Aires. Sin embargo, fue en México donde estudió Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, para luego hacer un doctorado en el Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra, Suiza.

En 1954, se dio a conocer como escritor con el volumen de cuentos Los días enmascarados, dando inicio a una narrativa vista por la crítica como experimental y vanguardista, expresada mediante una prosa refinada y recursos estilísticos variados y envolventes.

Con La región más transparente, publicada en 1958, Carlos Fuentes comenzó además a construir su mirada sobre la identidad nacional, siempre en búsqueda permanente, pintada con los colores del mestizaje cultural y acuñada en la más firme vocación de cosmopolitismo.

“Trabajó pensando en el mundo hispanohablante, fue un crítico severo de estos deseos imperiales de los Estados Unidos”, dijo René Avilés, mientras que para Juan Domingo Argüelles, Fuentes “tenía un vínculo muy claro no sólo con lo español, sino también con lo prehispánico”.

“Después de Carlos Fuentes ya no tenemos ninguna necesidad de presentar un pasaporte de identidad para tener una resonancia más allá de nuestras fronteras. Si la búsqueda de la identidad nacional fue el propósito de la literatura desde los tiempos inmediatamente posteriores a la Revolución de Independencia a principios del siglo XIX, podemos decir que ese problema ya lo hemos superado gracias a escritores que se dedicaron justamente a crear ese perfil y esa identidad nacional”, afirma Gonzalo Celorio en declaraciones difundidas por CONACULTA.

“Siempre he dicho que si no hubiera sido por La región más transparente, quizá la obra de Vargas Llosa se llamaría solamente Los perros (y no La ciudad y los perros), porque la literatura urbana encuentra realmente en Carlos Fuentes su expresión más totalizadora”, agrega.

“En La región más transparente es la primera vez que la ciudad se vuelve el personaje protagónico de una novela con todas sus voces diferentes y con toda su polifonía, por otra parte es la última novela de la ciudad, porque después de La región más transparente, la ciudad de México, que es una ciudad de ciudades y que ha crecido tan desmesuradamente, no cabe ya en ninguna novela”, dice con énfasis y entusiasmo Celorio, autor entre otras de la novela Tres lindas cubanas.

Carlos Fuentes recibió múltiples reconocimientos como los premios Rómulo Gallegos en 1977, Cervantes en 1987, Príncipe de Asturias de las Letras en 1994, la Condecoración de Gran Oficial de la Orden de la Legión de Honor de Francia en 2003 y en 2009 la Gran Cruz de la Orden de Isabel La Católica.

Fue miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua, así como de El Colegio Nacional, embajador de México en Francia y obtuvo el Doctorado Honoris Causa  por varias universidades entre ellas Harvard, Cambridge y la UNAM.

Sus amigos y su viuda lo recuerdan más allá de sus enormes logros profesionales como un hombre incansable y activo que desmentía la edad que marcaba su partida de nacimiento.

“Parecía que tuviera 20 años menos que nosotros, que teníamos 20 años menos que él, porque tenía una gran actividad, una gran disciplina, una gran energía, había que verlo cómo se comía una docena de ostras o cómo se trepaba a un pódium o cómo daba, con una gran capacidad histriónica una conferencia en español, en inglés o en francés. La verdad es que tenía una gran vitalidad y una capacidad de trabajo verdaderamente admirable, porque su obra es muy fecunda y su fecundidad llega a ser un tanto humillante, es muy difícil igualarlo”, dice Celorio.

“Nada humano le era ajeno a Carlos Fuentes, un hombre muy conocedor de la literatura pero también de la historia, de la política, de la economía, de la música, de la ópera particularmente, de la pintura, de las artes plásticas, de la arqueología, de manera tal que fue un hombre realmente universal”.

A tres años de su muerte, “hay una especie de gran orfandad, es muy difícil tener rumbo sin esta voz tan luminosa, tan crítica, tan creativa y tan universal porque la verdad creo que pocos escritores, quizás se cuentan con los dedos de una mano y nos sobran dos dedos, han tenido esta dimensión universal en México”, remata su gran amigo Gonzalo Celorio.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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