Ciudad de México, 19 de junio (SinEmbargo).- Nacido en Düsseldorf, el 14 de agosto de 1945, Wim Wenders es un hombre que desmiente con una obra llena de matices y sin duda trascendente para la cultura contemporánea el cliché que muestra a los alemanes como hombres fríos y poco dados a dejarse llevar por la euforia.
El afamado director de Paris Texas y Las alas del deseo es por lo contrario al estereotipo un artista apasionado por la música, la fotografía, la actuación, las películas y, por supuesto, el futbol, cuya Copa del Mundo lo tiene ahora absorbido.
De hecho, para Wenders la revelación del Mundial Brasil 2014 será Bélgica y aunque no fue precisamente reveladora la actuación de dicho conjunto este martes frente a Argelia, hay que reconocer que los dirigidos por Marc Wilmots (entre ellos Eden Hazard, una de las estrellas del Chelsea) lograron dar vuelta un primer resultado adverso y llevarse los ansiados tres puntos en su debut mundialista.
El corazoncito del director alemán de todos modos vibra por Brasil, el equipo de su simpatía y no esconde el favoritismo que acompaña a Alemania, una de las grandes candidatas a quedarse con el título.
“Me encantaría que ganaran los brasileños y sigo creyendo en la posibilidad de crecer que tienen los alemanes en los torneos, pero creo que la revelación será Bélgica”, dijo Wenders, quien dejó reflejado su amor por el balompié en el filme de 1972 El miedo del portero al tiro penal.
Su pasión por el futbol lo llevó también a recorrer media Australia para poder seguir los partidos de un Mundial, contó el director del documental Buena Vista Social Club.
“Fue en el Mundial de 1990. Estábamos rodando en Australia y, a eso de las tres de la mañana, teníamos que viajar horas por caminos de tierra para ver un partido en el fondo de bares sombríos en televisores con mala señal.
Hubo ocasiones en que llegamos al set de filmación poco antes del comienzo del rodaje y sin haber dormido ni un minuto”, confiesa Wenders, aludiendo al proceso de creación de su película Hasta el fin del mundo.
EL TIEMPO DE SALGADO
Wim Wenders, que sorprendió al mundo en los años recientes con su aclamado documental Pina, dedicado a la fallecida bailarina y coreógrafa alemana Pina Bausch (1940-2009), ha dedicado esfuerzos para destacar la labor del legendario fotógrafo brasileño Sebastião Salgado (1944) en el documental The Salt of the Earth.
“La historia de la pintura y la fotografía siempre han tenido una importante influencia en mi trabajo como cineasta. Entre tanto la fotografía ha llegado a ocupar una gran parte de mi tiempo y se ha convertido en mi segunda vida. Y eso beneficia a mis películas.
Éstas tardan hoy un par de años en llegar, pero ya no tengo esa sensación de tener que esperar algo. Porque mientras puedo concentrarme durante meses en la fotografía”, dijo Wenders en una entrevista realizada en mayo por la agencia dpa.
The Salt of Earth, que el germano dirigió con el hijo del fotógrafo brasileño, Juliano Ribeiro Salgado, fue distinguido en Cannes por la sección Una cierta mirada, presidida por el argentino Pablo Trapero.
“Conozco a Salgado desde hace muchos años y me preguntó directamente si podría acompañarlos a él y a su hijo en el gran proyecto “Génesis”. De ahí, a lo largo de dos años, fue germinando una película larga sobre su carrera. Eso es lo bonito de los documentales: tienen su propia legitimidad, no siempre se pueden planear”, afirmó Wenders.
A propósito de la labor del afamado fotógrafo sudamericano, cree que se distingue entre otros por el tiempo que dedica a cada uno de sus proyectos.
“Otros fotógrafos pasan un par de días en un territorio en conflicto o apenas un par de horas. Pero Salgado a menudo pasó meses para poder conocer a las personas. O volvía una y otra vez a un país a lo largo de muchos años.
Sus grandes proyectos, como Éxodos, sobre desplazamientos y persecuciones, o Trabajadores, sobre los trabajos más duros del mundo, le llevaron ocho y 10años. Ningún otro se ha tomado siempre tanto tiempo y mezclado de tal manera con la gente de las regiones a las que ha viajado”, dijo Wenders.
“ Antes de que conociera a Salgado, hace más de 20 años, compré dos fotografías suyas en una galería. Desde entonces, las dos cuelgan en mi despacho. Una muestra a una mujer tuareg con una dignidad y belleza increíbles, pero la imagen desprende también un profundo dolor y hay que mirarla dos veces para darse cuenta de que es ciega.
La otra muestra a un trabajador en una gigantesca mina abierta, un escenario violento que recuerda a los tiempos bíblicos. Para mí, lo más conmovedor de ambas fotografías es su verdad. Estas fotos no se hacen pasando por ahí, sino que hay que profundizar durante mucho tiempo sobre estas personas y situaciones. De ahí el título de nuestra película, “The Salt of the Earth” (la sal de la Tierra). Salgado es como casi ningún otro el cronista de los hombres de finales del siglo XX. Somos los que estamos en sus instantáneas. La humanidad”, agregó.