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Rubén Martín

19/07/2020 - 12:04 am

El conflicto AMLO y Alfaro

La carrera política de Alfaro en busca de la precandidatura presidencial necesita del pleito con López Obrador.

Como se sabe, en meses recientes el Gobernador de Jalisco ha cuestionado algunas medidas o políticas del Gobierno federal. Foto: Gobierno de México.

Tras meses de desencuentros públicos y de críticas mutuas ante la prensa, finalmente el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador y el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, se encontraron el pasado jueves 16 de julio, durante la gira del primero por tres estado del Occidente mexicano.

Más allá de la anécdota de si el Gobernador se puso nervioso como parecía mostrar su excesiva sudoración durante la mañanera del jueves, la gira de López Obrador al estado es interpretada como una nueva fase de la relación entre ambos políticos. Algunos opinadores dan por terminado el conflicto pero no es seguro que la confrontación entre ambos haya terminado.

Como se sabe, en meses recientes el Gobernador de Jalisco ha cuestionado algunas medidas o políticas del Gobierno federal, como las de contingencia sanitaria (el viernes por la noche volvió a tronar contra el Subsecretario de Salud Hugo López-Gatell), el pacto fiscal y hace un mes al responsabilizarlo de manera directa por las protestas ocurridas en Guadalajara por el asesinato de Giovanni López Ramírez a manos de policías municipales de Ixtlahuacán de los Membrillos. Si bien después el Gobernador se retractó y retiró la acusación en contra de López Obrador, Enrique Alfaro mantuvo la acusación de que personajes políticos cercanos al Presidente sí intervinieron en hechos que intentaron “desestabilizar al estado”.

El tono fue otro el pasado jueves durante la gira presidencial por Jalisco, al menos en las comparecencias públicas. En la mañanera Enrique Alfaro aprovechó para leer un mensaje en que dijo que estaba dispuesto a “corregir el rumbo” de la relación entre ambos. Incluso habló de autocrítica. “Asumo con entereza y humildad la responsabilidad de corregir lo que yo haya hecho mal, usted tiene mi respeto y mi aprecio. Sé que Jalisco cuenta con su Presidente”.

Por su parte López Obrador reconoció que ha habido diferencias entre ambos, pero que es normal en democracia. “Podemos tener diferencias y eso es consustancial a la democracia, nadie debe alarmarse, la democracia es pluralidad, es garantizar el derecho a disentir”, señaló. Dijo que en temas de seguridad están obligados a actuar juntos y reconoció la disposición del Gobernador de Jalisco de participar en las reuniones diarias en materia de seguridad.

Por el tono del discurso y los compromisos públicos, pareciera que López Obrador y Enrique Alfaro entran en una nueva fase de su relación política. Y de hecho, en varias columnas periodísticas se destacó el tono de conciliación y hasta de nuevo “amorío” entre el Presidente y el Gobernador.

Pero no creo que ese tono dure demasiado. Y la razón es que Enrique Alfaro ha diseñado su estrategia política para posicionarse como precandidato presidencial, en la contrastación con las posturas o políticas del Gobierno autodenominado de la Cuarta Transformación que encabeza López Obrador.

Curiosamente López Obrador y Enrique Alfaro tienen trayectorias políticas semejantes. López Obrador entró a la política partidista a través del Partido Revolucionario Institucional (PRI), salió del mismo en 1988 al apoyar la campaña presidencial del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, y posteriormente fue fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), dirigente de ese partido y dos veces candidato presidencial por esa agrupación (2006 y 2012). En 2012 anuncia su salida de ese partido y la creación del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con la que ganó las elecciones hace dos años.

El Gobernador de Jalisco nació en una familia priista: Es hijo de Enrique Alfaro Anguiano militante priista que antes fue dirigente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) y rector de la Universidad de Guadalajara (UdeG). En 2005 sale del PRI e ingresa al PRD, partido por el que llegó al Congreso local y posteriormente a la presidencia del municipio metropolitano de Tlajomulco de Zúñiga. En 2011 fundó una agrupación local y posteriormente se convirtió en el principal activo político de Movimiento Ciudadano como candidato a Gobernador en 2012. Tras perder esas elecciones preparó su candidatura como Alcalde de Guadalajara que ganó en 2015. Y en 2018 ganó al elección de Gobernador con amplia mayoría.

Alfaro y López Obrador en algún momento caminaron juntos en el PRD, y en términos ideológicos o de postura política no tienen mayores diferencias, sin embargo ahora están en partidos distintos y compitiendo por el mismo electorado.

A pesar de los mensajes de unidad de la semana pasada y que, en entrevista con Azucena Uresti, Enrique Alfaro dijo que no está buscando la confrontación con el Presidente y que algunos quieren que “sea el perro de pelea, que sea un ariete de confrontación”, y que no es “líder de la oposición”, necesita de la contrastación con el Presidente de México para pavimentar su proyecto político.

Parece que Enrique Alfaro y sus asesores entendieron desde la elección pasada, hace dos años, que el camino para posicionar al Gobernador de Jalisco necesita de los cuestionamientos a López Obrador.

De hecho, antes de asumir el cargo, Enrique Alfaro hizo un duro discurso de criticas a López Obrador por temas del presupuesto, la designación de delegados federales y por el tema de la corrupción. El discurso de Alfaro, acompañado de la plana mayor de su partido Movimiento Ciudadano, fue ante la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, el 22 de noviembre de 2018 y hacía unos días que López Obrador enfatizaba que no se detendría en hurgar hacia el pasado, lo que fue entendido por algunos como acuerdo para no meter a la cárcel a los corruptos. En ese discurso “federalista”, Alfaro sostuvo que en “Jalisco vamos a castigar a los corruptos con o sin el aval del Gobierno Federal, en Jalisco los corruptos irán a la cárcel, no de vacaciones”.

Lo cierto es que año y medio de asumir el cargo, el Gobierno de López Obrador tiene detenidos a varias cartas pesadas por casos de corrupción, como Genero García Luna, Emilio Lozoya y César Duarte, en tanto que en Jalisco no hay casos de corrupción relevantes que hayan avanzado.

Con independencia de este tema, las críticas de Enrique Alfaro al Gobierno federal en temas como contingencia sanitaria, pacto fiscal y federalismo le han ganado reflectores nacionales y lo colocan como una referencia nacional de oposición al Presidente. Es justo la estrategia que diseñaron en su grupo político, que les ha dado resultados, y por lo tanto el tono de amistad y reconciliación que vimos durante la pasada gira presidencial a Jalisco será transitorio. La carrera política de Alfaro en busca de la precandidatura presidencial necesita del pleito con López Obrador.

 

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]

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