No, no se puede tapar el sol con un dedo. Y aunque los voceros del PAN –que ya son muchos, por cierto– quieran evadir el tema negando el “cochinero” en el que se convirtieron sus elecciones internas en prácticamente toda la República, la crisis interna que deja ese ejercicio es más que evidente.

Esas fracturas han sido provocadas, dicho por los propios panistas “disidentes”, por el grupo que comanda el Comité Ejecutivo Nacional del partido, que son también los amigos más cercanos del presidente Felipe Calderón Hinojosa, incluyendo a Mariana Gómez del Campo Gurza –prima hermana de la primera dama Margarita Zavala Gómez del Campo–, quien domina un poderoso grupo en el Distrito Federal y quien fue señalada por la diputada local Lía Limón García, como una de las integrantes de una “pandilla de cuatreros” que no dejan que Acción Nacional crezca en el DF, pues está “secuestrado” por mafias. Los otros “cuatreros”, de acuerdo con Limón García, son Demetrio Sodi de la Tijera y Obdulio Ávila Mayo.

Lo otros operadores del Jefe del Ejecutivo federal en su partido están ni más ni menos que en la cúpula de ese instituto político: el propio presidente nacional panista Gustavo Madero Muñoz; la ex directora del Instituto Nacional de Migración y actual secretaria general del PAN, Cecilia Romero Castillo; el no menos controvertido Juan Molinar Horcasitas, quien está cerca de Calderón desde la campaña presidencial de 2006 y es el actual secretario de Acción de Gobierno.

Pero no sólo ellos, ahora el CEN panista ha fichado como vocero al ex secretario del Trabajo y Previsión Social y actual candidato al Senado por Puebla, Javier Lozano Alarcón, quien también es un incondicional del Presidente de la República y es conocido por su poca tolerancia, y por buscar pleitos con todo el mundo.

Total que, por lo que se ve y se dice, al final todos esos voceros trabajan para una sola persona. Y por ello, como le dijo ayer Cecilia Romero a Lía Limón (quien anunció su salida del partido tras el “cochinero” en las elecciones internas del domingo pasado), la puerta está abierta para que salgan los rebeldes: “el PAN es un partido al servicio de la ciudadanía y pueden entrar y salir quienes lo deseen”.

Siempre y cuando, le faltó, no critiquen a ese equipo de voceros ni al presidente Calderón… y ahí están los casos de Manuel J. Clouthier Carrillo, Manuel Espino Barrientos, Rogelio Sada Zambrano, Fernando Canales Stelzer, Francisco Paoli Bolio… más los que se acumulen esta semana.

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A unas horas de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación resuelva si se aprueba el proyecto del ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea para liberar a la francesa Florence Cassez, el presidente Felipe Calderón lanzó una crítica a los jueces al exigir que “nunca la interpretación de la ley sea la rendija por donde escape nuevamente la impunidad” sino un verdadero instrumento del juzgador para hacer justicia.

“Justicia donde sí, por supuesto se ponderen las garantías de los procesados, pero también y por igual se consideren y respeten los derechos de las víctimas, los derechos de los que tienen hambre y sed de justicia”, dijo el Presidente en una gira por Veracruz, donde estuvo acompañado por el secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, quien de acuerdo con el proyecto de Zaldívar Lelo de Larrea fue el encargado de realizar el “montaje” de la captura de Cassez para la televisión mexicana, antes incluso de presentarla ante un Ministerio Público tal y como marca la ley.

Pero el Presidente no se refirió a esa omisión legal ni mucho menos al hecho de haber creado un set de televisión para “presumir” por todo lo alto la captura de una banda de secuestradores.

Sus palabras sonaron huecas, pues justo lo que él externó fue lo que no hizo García Luna en el caso Cassez: “Justicia es darle a cada quien lo que le corresponde de acuerdo a su propio derecho, cumplir la ley, desde luego sí, pero también y sobre todo hacer justicia en México. Justicia para las víctimas de los delitos, justicia para una sociedad agraviada y humillada por la impunidad que prevalece en el país, precisamente porque no se cumplen los fines del derecho”.

Mañana, los ministros José Ramón Cossío, Guillermo Ortiz Mayagoitia, Jorge Mario Pardo Rebolledo y Olga Sánchez Cordero dirán la última palabra.

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Cómo se nota la ausencia de Ernesto Cordero Arroyo en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y lo decimos porque ayer, el titular de la Unidad de Coordinación con Entidades Federativas de esa dependencia, Carlos Alberto Garza Ibarra –quien no está en campaña ni quiere ser Presidente– precisó que la deuda de las entidades federativas no representa un riesgo para la economía ni para el sistema financiero mexicano, a pesar del incremento que ha registrado en los últimos años, sostuvo la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

En agosto de 2011, prácticamente todo ese mes, el entonces aspirante a la candidatura panista a la Presidencia de la República se la pasó advirtiendo sobre los riesgos y el peligro para las finanzas del país que representaban los altos pasivos de los estados.

Claro, el tema de la deuda de Coahuila y su supuesto responsable, Humberto Moreira Valdés, estaba más que caliente, así que el escándalo le sirvió a Cordero Arroyo para sumar algunos puntos a favor.

Pero ahora, ya sin esos intereses de por medio, Garza Ibarra descartó incluso que exista la necesidad de rescatar a los estados que presentan “focos rojos o amarillos” en el saldo de su deuda, porque ésta es “totalmente manejable”.

Redacción/SinEmbargo

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