Al concierto para bodas y funerales del serbio Goran Bregovic faltaron los novios y el muertito

20/10/2013 - 12:30 am
Mucho ruido y poca música. Foto: Ocesa
Mucho ruido y poca música. Foto: Ocesa

Ciudad de México, 20 octubre (SinEmbargo).- Son malos tiempos para la world music. ¿Dónde están hoy artistas que ante la aridez compositiva de unos ’90 sintéticos y aburridos salvaron las papas de la industria musical echando mano de la tradición y de los sonidos “exóticos”?

Desde Youssou N’Dour hasta Zap Mama, de Lady Smith Black Mambazo a Miriam Makeba, pasando por Manu Chao y sus encontronazos desafinados pero potentes con Tonino Carotone y Todos tus Muertos; Cesaria Evora, Ute Lemper, Madredeus, tantos etcéteras mencionados al azar y hasta donde la memoria alcanza.

Se trata de artistas que obviamente no perdieron su valía, pero dejaron de ser centrales en el contexto de un género híbrido y que tal como se demostró estaba unido sólo por una pretensión comercial que en su tiempo funcionó muy bien e hizo vender muchos discos y conciertos: la world music fue eso, un gesto desesperado del mercado que juntó agua y aceite hasta que la perversión química estalló por su propio peso.

Foto: Ocesa
Foto: Ocesa

Como parte de la fantástica programación que el Festival Internacional Cervantino presenta en 2013, el compositor yugoslavo Goran Bregovic regresó a México con su famosa Orquesta de Bodas y Funerales.

Lo hizo para dar un concierto en el Plaza Condesa, luego de presentarse en medio de la lluvia en la Alhóndiga de Granaditas mediante una performance que al crítico y músico Xavier Quirarte hizo recordar la canción de George Gershwin “Embraceable you”, en la parte donde Frank Sinatra cantaba aquello de “sacas al gitano que hay en mí”.

Esta vez, quizás porque estaba demasiado cansado o crudo, Bregovic, que es más compositor que intérprete, eso que ni qué, se guardó muy bien el gitano y lejos de la música esencial de su Sarajevo natal se dedicó a brindar con un “gypsy champán” que supo a viejo y poco burbujeante.

Champán para gitanos, precisamente, es el reciente material discográfico de la agrupación que dirige este hombre de 63 años que luego de haber triunfado mundialmente con la banda sonora de Underground, de su ex amigo Emir Kusturica, ha renunciado a las películas, “pues mi música es muy agresiva”, según supo decir en entrevistas pasadas.

El disco incluye invitados especiales como Eugene Hutz, de Gogol Bordello, The Gypsy Kings y la irlandesa Selina O’Leary y no posee ese fuego demencial con que nos quemó Underground (¡Hace ya 17 años de aquello!), ni la dulzura evocadora con que nos hizo viajar a otras dimensiones en La reina Margot, de Patrice Chereau.

Temas como “Champagne for Gypsies”, la olvidable “Presidente”, “Quantum Utopia” y “That Man”, entre otras, son el modelo Bregovic 2013, un sucedáneo de lo mejor que ha hecho en otros tiempos y que tiene como referencia, por ejemplo, a la música for export y sin alma de los franceses de Gypsy Kings.

Noche de baile en el Plaza Condesa.Foto: Ocesa
Noche de baile en el Plaza Condesa.Foto: Ocesa

Fueron los hermanos Reyes y su particular reinterpretación de la rumba catalana, mezclada con “flamenco pop”, un ritmo hereje y comercial que acuñaron en canciones como “Volare”, los que hicieron bailar a El gran Lebowski, de los hermanos Coen, con su cover de “Hotel California”.

Y de todo esto que hablamos, de los Gypsy Kings, de Underground, de la world music, han pasado ya 20 años.

Con una orquesta formada con puros metales, dos cantantes folclóricas que desafinaron a lo ancho y a lo largo, con las sesiones de tuba y tambor grabadas, un cantante principal falto de ideas y matices, sentado y esgrimiendo su guitarra, Goran Bregovic ofreció un concierto plano, donde hasta la canción “Ausensia” que supo interpretar magistralmente la fallecida caboverdiana Cesaria Evora muchos años ha, adquirió un perfil bizarro y basto.

Los puntos fuertes estuvieron marcados por la ejecución de piezas provenientes de su ópera Karmen como “Ne Siam Kurve Tuke Sijam Prostitutke” (aunque las cantantes desafinaron irremediablemente en este tema) y “Bijav/Wedding” y de su buen disco del 2007, Alkohol, entre ellas “Gas Gas” y “Na ‘tan Ixara Olikopedo”.

No faltaron por supuesto temas inolvidables de Underground como el proverbial “Mesecina” y de Arizona Dream, como “In the death car”, ante un público joven y bailador, que no extrañó para nada la pequeña orquesta de cámara que suele acompañar su sesión de metales en los festivales europeos y que en cambio disfrutó sin ambages un show tosco y lineal.

A estas bodas y a estos funerales le faltaron los novios y el muertito, pero los hipsters vernáculos parecen perdonarle estas carencias a Bregovic. Bien por él. Mal por la música.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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