La cantautora canadiense, de 71 años, deja atrás poco a poco el aneurisma cerebral que sufrió hace un año y que hizo temer por su vida. Los médicos que la atienden son optimistas
Ciudad de México, 20 de octubre (SinEmbargo).- La recuperación de la cantautora canadiense Joni Mitchell resulta para muchos milagrosa y el optimismo de los médicos proporciona tranquilidad a los muchos fanáticos que la artista tiene en el mundo.
En marzo pasado, Mitchell fue encontrada inconsciente en su hogar en California y la alerta cundió entre los aficionados a su música. Hoy, realiza terapias diarias, camina, habla y pinta, lo que sin duda constituye una buena noticia para quien enfrenta problemas de salud desde hace tiempo.
En diciembre de 2013, la legendaria artista habló precisamente con la revista Billboard sobre sus graves problemas de salud. Dijo que padecía desde hace tiempo una particular enfermedad de la piel que le impedía cantar, actuar o seguir con la música. Al parecer se trata de una dolencia psicosomática conocida como Síndrome de Morgellons.
El fin de semana, en un comunicado difundido en Facebook, la cantante Judy Collins ha dado las buenas nuevas, hablando del “progreso” evidente en la salud de quien llama “nuestro pájaro cantor”.
“Tengo otro amigo que pasó por algo similar y le llevó tres años la rehabilitación, pero se recuperó totalmente”, dijo la colega y amiga personal de la cantautora canadiense, a la que espera ver esta semana en su casa de Los Ángeles.
Mientras, la abogada de Mitchell, Rebecca J.Thyne, reveló que visitó a la artista en su hogar y la encontró sentada a la mesa, alimentándose sin ayuda.
“Me dijo que recibe una excelente atención de sus cuidadores. Estaba claro que se sentía feliz de estar en casa, donde ha hecho progresos notables. Esperamos su recuperación completa”, agregó.
En junio, el célebre David Crosby había expresado su preocupación porque Mitchell todavía no había comenzado a hablar.
“Sufrió un golpe tremendo y su recuperación será lenta”, dijo el cantautor, al tiempo de expresar el cariño hacia la artista que consideró “la mejor de nosotros”.
Hoy, el panorama parece ser mucho más esperanzador
UNA ARTISTA INCOMPARABLE
En los ‘70 Mitchell fue una de las cantantes y compositoras más influyentes del movimiento conocido como “Flower Power” y, entre otros, es autora de “Woodstock” -que escribió para Crosby, Stills, Nash & Young-, el himno del legendario festival de rock.
Pasará a la historia también por su profunda y cercana relación con uno de los mejores bajistas de todos los tiempos, Jaco Pastorius (1951-1987), con quien hizo discos y lo sostuvo emocionalmente todo lo que pudo, sin evitar declive y la muerte trágica y prematura del célebre músico.
A lo largo de muchos años, su figura espigada, su cara con pecas, su pelo rojo, fueron el testimonio de una artista tan versátil como propositiva, que supo evolucionar cantando y componiendo en varios registros, con una voz insólita y un sonido siempre original.
Nadie puede escuchar un disco de Mitchell sin darse cuenta de que se trata de la artista nacida como Roberta Joan Anderson, el 7 de noviembre de 1943, en Fort Macleod, Canadá.
A edad temprana aprendió a tocar el ukelele gracias a un instructivo realizado por Pete Seeger (1919-2014), mientras poco a poco descubría el folk y se convertía en una gran intérprete del género.
Desde temprano también se aficionó a la pintura, una expresión artística que nunca ha abandonado. Lleva el apellido de su segundo marido, el astro de la música folck Chuck Mitchell, con el que estuvo casada apenas dos años.
Tiene una hija que dio en adopción en 1965 y con la que se reencontró en 2001.
En 1967 fue contratada por la Warner junto a Jimi Hendrix y Arlo Guthrie y no fue hasta Ladies of the Canyon, su tercer álbum, con canciones como “Big yellow taxi”, “The circle game”, “Willy” (dedicada a su pareja, Graham Nash) y la mencionada “Woodstock”, entre otras, que accedería a una fama mundial que aún mantiene.
De 1971 es su álbum Blue, que representó un paso importante hacia una estética compleja y un pensamiento profundo sobre las relaciones de pareja y la política de su país y el mundo.
For the roses, editado en 1972, ofrece canciones hoy clásicas como “Cold blue steel and sweet fire” y “Judgement of the moon and the stars”, tras lo cual llega el álbum de jazz rock Miles of aisles, junto al baterista Tom Scott.
Tocó con Pastorius, con Larry Calrton, con John Guerin y estuvo a punto de trabajar con el legendario Charlie Mingus, un proyecto que se frustró por la muerte, el 5 de enero de 1979, del célebre contrabajista.
A él no obstante le dedicó el disco Mingus, en el que participaron músicos como Pastorius, Wayne Shorter y Herbie Hancock.
Siguió el álbum Shadows and Light, un disco renovador en su carrera prolífica y multicolor.
En Chalk Mark in a Rainstormç (1988) Mitchell colaboró con Willie Nelson, Billy Idol, Wendy and Lisa, Tom Petty y Don Henley e incluyó un dúo con Peter Gabriel en “My Secret Place”.
En 2007 acudió de nuevo a un estudio, después de que Herbie Hancock la convenciera para el proyecto River: The Joni Letters y en el que participaron grandes estrellas como Tina Turner, Norah Jones y Leonard Cohen.
La propia Mitchell publicó ese año un disco titulado Shine.
A lo largo de su carrera, la cantante ha ganado varios Grammy y, entre otras distinciones, ingresó en el Salón de la Fama del Rock and Roll.
LA PELÍCULA POLÉMICA
El álbum Blue ha obtenido recientemente el importante premio Polaris Heritage, un reconocimiento que sin duda alegrará a Joni Mitchell, quien el año pasado se mostró profundamente disgustada por la posibilidad de que la joven cantautora Taylor Swift sea la que la encarne en una película biográfica.
Mientras se planeaba la adaptación de Girls Like Us, de Sheila Weller, que narra la vida profesional de Mitchell, Carole King y Carly Simon y de cómo estas verdaderas leyendas de la música abrieron el camino para la canción de autor a cargo de las mujeres e influyeron en varias generaciones, se corrió el rumor de que a Switf le había tocado el papel de Joni.
“¡Yo digo que no! Lo único que tienes es a esa chica con grandes pómulos”, le dijo la canadiense al productor de la película, al tiempo de mostrarse también en profundo desacuerdo con el contenido del libro, al que calificó de “un montón de chismes” cargado de “inexactitudes y tonterías”.
Swift no ha recogido el guante y siempre que puede, expresa su admiración por Joni Mitchell, a la que suele escuchar mientras bebe, tal como contó a la Rolling Stone.
“Todos mis amigos lo saben, una vez que me pongo a llorar por Joni Mitchell, ya era hora de que me vaya a la cama”, dijo Taylor de su ídolo musical.
