En su informe anual 2016 presentado hoy en París, Amnistía Internacional asegura que las desapariciones forzadas con implicación del Estado y las cometidas por agentes no estatales siguieron siendo “práctica generalizada” en México y sus responsables gozaban de “una impunidad casi absoluta”, ante las irregularidades en las investigaciones y la demora a la hora de buscar a estas personas.
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París, 22 de febrero (EFE).- México fue escenario en 2016 de desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos, en medio de un aumento de la violencia de la que las mujeres volvieron a sufrir sus consecuencias, según Amnistía Internacional (AI).
En su informe anual 2016 presentado hoy en París, AI asegura que las desapariciones forzadas con implicación del Estado y las cometidas por agentes no estatales siguieron siendo “práctica generalizada” y sus responsables gozaban de “una impunidad casi absoluta”, ante las irregularidades en las investigaciones y la demora a la hora de buscar a estas personas.
Según el Gobierno mexicano, al acabar 2016 había 29 mil 917 desaparecidos, en su gran mayoría hombres.
Entre los casos de desapariciones forzadas, está el de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, acerca del cual en abril el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) consideró científicamente imposible que, como se afirmó oficialmente, los alumnos fueran asesinados y quemados en un vertedero.
Además, algunos funcionarios manejaron “pruebas importantes sin contar con la documentación ni los permisos adecuados”, entre otras irregularidades.
Por otra parte, AI denunció la impunidad de la que gozaron los autores de ejecuciones extrajudiciales, violaciones de derechos humanos y crímenes de derecho internacional y, aunque se han descubierto decenas de fosas comunes en todo el país, estos delitos no se investigan adecuadamente.
Una impunidad “casi absoluta” se extendía a los malos tratos durante las operaciones policiales y militares (aumentó el número de soldados y marinos en operativos de seguridad pública), mientras que las mujeres detenidas sufrían a menudo violencia sexual como forma de tortura.
En las actuaciones policiales frente a manifestaciones y protestas hubo, además de arrestos, muertos y heridos civiles.
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A ello habría que sumar la violencia generalizada, que aumentó de forma importante al registrarse 36 mil 056 homicidios a finales de noviembre, frente a los 33.017 del año anterior, hasta el punto de representar la mayor tasa desde la subida al poder de Enrique Peña Nieto en 2012.
En concreto, para AI, la violencia contra mujeres y niñas es “endémica”, por lo que tuvo que activarse en 2016 el mecanismo de “Alerta de Género” en Jalisco y Michoacán.
También los periodistas y defensores de derechos humanos fueron blanco de amenazas, agresiones y homicidios, y once profesionales de la información fueron asesinados.
Por otra parte, el año pasado México recibió “la cifra más alta de solicitudes de asilo de su historia”, 6.898 hasta octubre, el 93 por ciento de ellas de personas que huían de la violencia en Guatemala, El Salvador y Honduras, hasta el punto de que el Gobierno mexicano reconoció la existencia de una crisis de refugiados.
Frente a las estimaciones de que cada año más de 400 mil personas cruzan la frontera sur de forma irregular, en 2016 aumentaron las operaciones de seguridad en los límites con Guatemala y Belice y se deportó a 136.420 personas, en un 97 por ciento procedentes de Centroamérica.