Hace algunas semanas, Joe Biden recibió el informe de la CIA titulado ‘Tendencias globales: Un mundo más disputado’. En su edición de 2008, el mismo documento alertaba sobre una posible pandemia ‘capaz de provocar millones de muertos’*.
Por Orlando Torricelli
Francia, 21 mayo (Radio Francia Internacional).- Desde 1997, cada cuatro años y fiel al proverbio “gobernar es prever” , el departamento de prospectiva -NIC, National Intelligence Council- examina su bola de cristal para ofrecer al nuevo Presidente en funciones un horizonte más amplio.
Esta edición del informe era particularmente esperada tras la pandemia que petrificó el planeta en 2020, un evento excepcional, anunciador de profundas y múltiples transformaciones; probablemente como nunca ha vivido la humanidad en el espacio de una sola generación. La disrupción global más significativa desde la Segunda Guerra Mundial, anticipa en el título el trabajo.
¿Cuáles serán los principales desafíos, el climático o el demográfico? ¿Qué países conducirán el rumbo del Planeta? ¿La inteligencia artificial es la solución? ¿Habrá agua para todos? ¿La erosión de las democracias es ineluctable?
Para responder a preguntas como estas, los mejores expertos de la CIA, armados de su propia experiencia y de múltiples análisis, examinaron un amplio abanico de posibilidades para elaborar posibles escenarios. En este documento los servicios de inteligencia estadounidenses se limitan a aportar un marco analítico para los tomadores de decisión, absteniéndose de predicciones específicas y apuntando las grandes tendencias que regirán al mundo para las dos próximas de décadas.
Por primera vez desde su lanzamiento, el informe aborda el cambio climático. Para la CIA, de aquí a 2040, nadie podrá escapar a sus consecuencias con todo lo que ello implica: disponibilidad y gestión de recursos, crisis alimentaria, con la consiguientes tensiones sociales y migratorias. América Central, altamente dependiente de las precipitaciones, podría figurar entre las principales regiones afectadas, apunta el documento, con lo cual la crisis fronteriza podría agudizarse.
La inteligencia artificial, si bien podría mejorar la calidad de vida, puede ser un arma de doble filo. Millones de empleos de baja calificación podrían desaparecer en poco tiempo, dejando un enorme ejército de desocupados. Los grupos terroristas podrían servirse de ella para lanzar acciones, incluida un temido Pearl Harbor cibernético.
De 10 mil millones de objetos conectados en 2018 podríamos saltar a 64 mil millones en 2025, capaces de brindar una extrema comodidad y al mismo tiempo una estrecha vigilancia. Un mundo paradójicamente hiperconectado y fragmentado, donde las comunidades serán sujetas a fuertes tensiones, capaces incluso de generar divisiones y fracturas.
Muchos exigen el rápido abandono de los combustibles fósiles, pero la CIA recuerda que tal decisión puede remodelar completamente la geopolítica; basta detenerse a imaginar sus posibles efectos sobre los petro-estados, que representan el 8 por ciento del PIB mundial.
Si bien el envejecimiento de la población, con una edad mediana superior a 30 años en América Latina, podría presagiar -según los expertos de CIA- una mayor estabilidad social, en Europa, un 25 por ciento de personas mayores contra el 15 por ciento en 2010 sería un enorme desafío, mientras la caída de la natalidad en China podría convertirse en un freno para su crecimiento.
LA DEMOCRACIA EN CRISIS
También destaca los peligros que implica una inexorable erosión de nuestras democracias, incapaces de responder a las preocupaciones ciudadanas sobre la corrupción, el monopolio de las élites, su capacidad de proveer servicios y el aumento creciente de las desigualdades fuente de tensiones sociales.
Según la CIA, todas las formas de poder afrontarán una pérdida de confianza, incluyendo a los Estados totalitarios, generando crisis de gobernanza en un contexto de pérdida de credibilidad de los organismos internacionales y de fracaso de la cooperación internacional, cómo lo puso de manifiesto la pandemia.
Un aspecto que reviste singular importancia es la salud síquica de la población, para los próximos 20 años. La CIA calcula que el costo de las enfermedades mentales podría alcanzar la vertiginosa cifra de 16 billones de dólares.
Los expertos sitúan el conjunto de estas proyecciones en un contexto de alta competición por la influencia global, la cual podría alcanzar su nivel más alto desde la Guerra Fría, con el duelo entre China y Estados unidos. Un dato elocuente es que China es mencionada 159 veces y Rusia solo 67, a diferencia del informe precedente, donde esta última figuraba más de un centenar de veces. Otro factor citado repetidamente es el cambio climático, expresión tabú durante la administración anterior, con este telón de fondo, el informe concluye proponiendo cinco escenarios posibles.
El primero: una resurgencia de las democracias abiertas, conducidas por los Estados Unidos y sus aliados, donde los avances científicos generan un boom económico y transforman la economía mundial, mejorando la calidad de vida de millones de personas y apaciguando las tensiones sociales. Mientras, en China y Rusia, el control y la vigilancia crecientes, ahogan la innovación empujando a los científicos a buscar asilo en Estados Unidos y Europa.
El segundo: en 2040 el sistema internacional se encuentra a la deriva sin dirección, las reglas e instituciones internacionales son ampliamente ignoradas por potencias como China y actores regionales. Los países de la OCDE afrontan divisiones sociales crecientes y una parálisis política. China aprovecha las dificultades occidentales para ampliar su influencia internacional, aumentando el riesgo de un conflicto armado. La falta de cooperación multilateral da alas a los piratas informáticos y terroristas en particular en África y Oriente Medio. Los grandes problemas mundiales, en particular el cambio climático y los problemas de salud, se agravan ante la imposibilidad de coordinar esfuerzos.
El tercero: la rivalidad entre Estados unidos y China y las relaciones entre los Estados se centran en la competición por los mercados y los recursos, las opiniones públicas se solidarizan con sus gobiernos, lo que disminuye la fragmentación de la sociedad. La estabilidad a largo plazo es amenazada por los cambios climáticos crecientes que han sido ignorados, las innovaciones tecnológicas han hecho creer a los dirigentes que las elecciones difíciles se podían postergar.
El cuarto: el mundo aparece fragmentado en varios bloques económicos: Estados Unidos, China, Unión Europea, Rusia y algunas potencias regionales centradas en la autosuficiencia y la Defensa. Bloques rivales luchan por conseguir recursos raros, generando conflictos a pequeña escala mientras prolifera el armamento nuclear.
Los países en desarrollo se ven entre dos fuegos, los problemas del cambio climáticos son dejados de lado y las informaciones circulan en espacios cibersoberanos independientes.
La separación de las economías acarrea consecuencias desastrosas, pérdidas financieras masivas y las cadenas de aprovisionamiento se rompen. Los organismos internacionales y las acciones colectivas para luchar contra el cambio climático, las disparidades y mejoras de la salud declinan.
El quinto: una coalición mundial dirigida por la Unión Europea y China en colaboración con ONG e instituciones multilaterales revitalizadas pone en práctica cambios profundos para combatir el cambio climático, el agotamiento de los recursos y la pobreza. En respuesta a una catástrofe alimentaria mundial, producto de eventos climáticos y degradación del medio ambiente, los países ricos se esfuerzan en ayudar a los países pobres a transitar hacia economías de bajas emisiones de carbono.
Sherman Kent -uno de los padres de los servicios de inteligencia estadounidenses- citado en las primeras páginas del informe, advierte : “Las informaciones no pretenden ser infalibles, simplemente pretenden que las respuestas que ofrecen, sean la estimación más profunda, objetiva y estudiada posible”. En otros palabras, solo se trata de predicciones y no de profecías.