En el libro Los Presidenciables (editorial Grijalbo), Marcelo Ebrard le dijo al periodista Jorge Ramos que se ha “estado preparando muchos años” para ser Presidente de la República. Quienes lo visitan en su oficina de la colonia Condesa saben de primera mano que el jefe de Gobierno de la ciudad puede en hora y media trazar líneas claras de políticas públicas que necesita el país. Nadie duda, pues, que “el mejor alcalde del mundo” tenga la estatura para ser primer mandatario, sin embargo ahora a Ebrard sólo le resta despejar una incógnita que muchos tienen: ¿se va a mantener durante toda la ruta que le enfrentará con Andrés Manuel López Obrador en pos de la candidatura?
“En pocas palabras lo que queremos saber es si no nos estás haciendo pendejos, Marcelo”, se sinceraron ante Ebrard el sábado 11 de junio los integrantes de Nueva Izquierda. Enfrentados con López Obrador, la cúpula de Los Chuchos quieren abrazar a Marcelo, pero no desean que los vaya a dejar colgados. Por ello, además del acto en el Auditorio Nacional del próximo 24 de julio, donde comenzarán a arroparlo con multitudes, ya están preparando un acto en el Zócalo, para que la alianza entre la corriente mayoritaria del PRD y el jefe de Gobierno no se pueda romper sin un alto costo para todos. Los Chuchos pondrán a disposición de Marcelo su plataforma compuesta por 28 de los comités estatales para que, como recuerda Alejandro Páez en Los Suspirantes 2012, pueda contrarrestar la estructura que López Obrador ha montado mediante Morena, su movimiento.
A pesar de hace unas semanas comenzaron a verlo ya sin mayores posibilidades rumbo a 2012, que a Ebrard no hay que darlo por muerto ante López Obrador lo demuestra la manera en que ha logrado con la presidencia de la Conago lo que ninguno de sus predecesores en ese informal puesto: Con un operativo de seguridad más de relumbrón que de sustancia, Marcelo hizo recaer en sí mismo la atención nacional en un tema en el que puede presumir que hoy el DF es visto como un “paraíso”, como un refugio que contrasta con las capitales y regiones del país donde la violencia es azote cotidiano.
Además, las encuestas muestran cada vez más a un Ebrard competitivo. Y como el mecanismo de elección aún será tema de una larga negociación con López Obrador, en el PRD no les disgusta que la carrera por la candidatura incluya una especie de reedición de lo que hizo el PAN hace seis años, cuando Santiago Creel y Felipe Calderón tuvieron tres elecciones parciales donde votaban sendos grupos de estados.
La corriente más poderosa del PRD ya tiene candidato. Los Chuchos abrieron sus cartas con mucho tiempo de anticipación. Le toca a López Obrador mover la siguiente ficha. Además de su fundación, Ebrard ya tiene una estructura a su disposición. Lo único que falta por ver es si en efecto, el jefe de gobierno está dispuesto a hacer todo lo que deba para quitarle al tabasqueño la candidatura de la revancha.
Trincherazo. Totalmente falso. Así responde un perredista sobre la supuesta petición en 2006 de Felipe Calderón para que se reprimiera el plantón del Paseo de la Reforma, solicitud “revelada” por Alejandro Encinas la semana pasada a Joaquín López Dóriga. No hubo tal petición, dice una fuente perredista, que agrega que por aquellos días hubo una reunión en casa de Mario Saucedo en la que Encinas les pidió a sus compañeros que le ayudaran a convencer a AMLO de levantar el plantón en Reforma, porque, habría dicho Encinas, ya no aguantaba la presión. Tú eres el jefe de gobierno, tú dile a Andrés Manuel, Alejandro, le contestaron sus correligionarios.
