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Martín Moreno-Durán

21/06/2017 - 12:00 am

Lo que le faltaba a Peña: ser un vulgar espía

Lo revelado por NYT es una vergüenza para el gobierno mexicano desde cualquier ángulo. Es un agravio que exhibe, a los ojos del mundo, a la Secretaría de la Defensa, a la PGR y al CISEN – piedras angulares del escudo de seguridad del sistema de justicia y cuyo jefe máximo es Peña Nieto-, como un equipo de vulgares espías que utilizan recursos, instrumentos y personal del Estado, pagados por millones de ciudadanos vía impuestos, para hurgar en la vida privada de aquellos que investigan y critican la actuación de la administración peñista.

El Presidente de México, Enrique Peña Nieto, es cabeza de una camarilla de espías. Foto: Cuartoscuro.

*Mazazo en la nuca del NYT al gobierno peñista

* Y todavía niegan ser una dictadura política

Si bien no es un fenómeno nuevo – ya lo practicaba la tenebrosa y desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS) con personajes de la talla de Manuel Buendía y Julio Scherer, o con políticos contrarios al feroz régimen priista de los 60’s, 70’s y 80’s-, no deja de ser indignante ni mucho menos debemos cerrar los ojos: el abierto espionaje ejercido por el gobierno de Enrique Peña Nieto contra periodistas y activistas y denunciado, nada menos, que en la primera plana del diario más poderoso del mundo: The New York Times.

Lo revelado por NYT es una vergüenza para el gobierno mexicano desde cualquier ángulo. Es un agravio que exhibe, a los ojos del mundo, a la Secretaría de la Defensa, a la PGR y al CISEN – piedras angulares del escudo de seguridad del sistema de justicia y cuyo jefe máximo es Peña Nieto-, como un equipo de vulgares espías que utilizan recursos, instrumentos y personal del Estado, pagados por millones de ciudadanos vía impuestos, para hurgar en la vida privada de aquellos que investigan y critican la actuación de la administración peñista.

La repercusión a nivel internacional ya es de escándalo. Desde el lunes pasado, la OEA incluyó en su agenda esta discusión “para que haya un pronunciamiento sobre esta grave situación que afecta la defensa de los derechos humanos en México”. Que la primera plana del NYT lo haya publicado bajo una rigurosa investigación, arroja la siguiente interpretación:

El Presidente de México, Enrique Peña Nieto, es cabeza de una camarilla de espías.

El Secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, es el jefe militar bajo cuyas órdenes se realizan labores de espionaje.

El Procurador General de la República, Raúl Cervantes, es el policía que espía a los enemigos del gobierno. (Y Peña y el PRI quieren que Cervantes sea el primer…¡Fiscal Anticorrupción! ¡Vaya tragedia si así fuera!).

El director del CISEN es el encargado de administrar el aparato de espionaje oficial al servicio del Gobierno.

“El gobierno mexicano ha gastado 80 millones de dólares en un software de espionaje adquirido a una compañía de origen israelí”, revela NYT. Dicho sistema se llama Pegasus.

¿A quiénes espía el gobierno mexicano actualmente?

A los periodistas Carmen Aristegui, Carlos Loret de Mola, Rafael Cabrera, Sebastián Barragán, Salvador Camarena; a los padres de…¡los 43 de Ayotzinapa! (lo cual es una canallada y pinta tal cual al gobierno peñista: a quienes enfrentaron una tragedia, los trata como si fueran delincuentes), a Juan E. Pardinas, Director General del IMCO, así como al defensor de derechos humanos Mario Patrón, entre algunos otros.

La información indigna, aterra:

Pegasus es una herramienta utilizada para perseguir a…¡criminales o a terroristas!, y solamente puede ser adquirido por gobiernos. Así cataloga el gobierno de Peña Nieto a quienes investigan los evidentes casos de corrupción de su equipo: criminalizándolos y clasificando como terroristas.

El espionaje es practicado por las dictaduras políticas, como en la actual Rusia de Putin o durante el mandato brutal de Fidel Castro en Cuba (y que sobrevive en nuestros días).

El régimen de Peña Nieto es, sin duda, proclive a esas dictaduras políticas, salpicadas de espionaje, de elecciones robadas, de censura en la prensa, de castigo a periodistas incómodos.

Y por eso, hoy por hoy, nadie puede negar que el gobierno de Peña Nieto es, precisamente, lo que demuestra su operación: una dictadura política.

Nada menos.

*****

  • ¿De verdad, Martín, se siente usted intimidado…?-, me preguntó, con un tono medio burlón, en su oficina, el entonces Procurador de Justicia del DF, Miguel Ángel Mancera. Yo enfrentaba una demanda penal por parte de agentes bajo las órdenes de Mancera, debido al caso de Yolanda Cevallos Coppel, cuyos detalles escalofriantes había revelado en mi columna Archivos del poder en el diario Excélsior: la PGJDF pudo haber evitado a tiempo el secuestro, y no lo hizo. La mujer finalmente fue asesinada por su secuestrador. La negligencia criminal de la procuraduría capitalina era exhibida públicamente.
  • ¿Y usted cree, Procurador, que es casualidad que el columnista más crítico del gobierno capitalino haya sido demandado? ¿Acaso no es para sentirse intimidado?-, le respondí, mirándole a los ojos, a Mancera. (A mayor detalle, ver Capítulo “Los aliados de Peña Nieto” del libro “El derrumbe”, página 124. Edit. Random House/Aguilar. Martín Moreno).

Esa es la manera como el poder político presiona a quienes denuncian sus abusos, sus corruptelas o sus negligencias: utilizando los recursos de la autoridad como herramientas de presión y de coacción, como una amenaza directa: “no te metas conmigo o te demando”.

Y el espionaje político encaja, perfectamente, bajo ese esquema de atemorizar, de intimidar, de decirte: “Te estoy vigilando, ten cuidado”. Vieja práctica, renovada la canallada por el actual gobierno.

Pero ya lo sabe el mundo:

El gobierno de Peña Nieto paga millones de dólares para espiar a periodistas y activistas. ¡Vaya vergüenza!

Hoy, en México, los periodistas críticos o son asesinados o, en el mejor de los casos, son espiados.

“No es el peor momento para los periodistas en México”, le dijo el subsecretario de Gobernación, Roberto Campa, a la reportera Ariadna García ayer en El Universal.

Tamaña estupidez dicha por Campa indigna, pero se entiende: el funcionario es parte del gobierno espía que hoy tenemos en México. Campa en engrane de la dictadura política que hoy vivimos.

No podía ser de otra manera.

*****

“Son escándalos que han derrumbado la imagen perfectamente cuidada que Peña Nieto tuvo como candidato…y lo han pintado como un funcionario corrupto que desconoce la realidad que viven los mexicanos”, define The New York Times en su reportaje. Demoledor.

Así, el gobierno de Peña vuelve a ser exhibido ante el mundo.

De ser un Presidente corrupto, inculto y hasta ignorante, hoy es pintado por NYT como un vulgar espía.

Lo que le faltaba.

TW: @_martinmoreno

FB / Martín Moreno

Martín Moreno-Durán
Periodista. Escritor. Conductor radiofónico. Autor de los libros: Por la mano del padre. Paulette, lo que no se dijo. Abuso del poder en México. Los demonios del sindicalismo mexicano. El Derrumbe Retrato de un México fallido. El Caso Wallace. 1/Julio/2018: Cambio Radical o Dictadura Perfecta, y de la novela Días de ira.

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