La ciencia es poderosa y bella en sí misma y, además, produce manifestaciones artísticas que la realzan y la ponen en manos de los ciudadanos comunes. Entre 1950 y 1960, los diseñadores produjeron una enorme cantidad de carteles y anuncios dedicados a los viajes espaciales y a los sistemas de reconocimiento.
La ciencia y el diseño se unieron entonces para crear una serie de anuncios que aparecieron, en ambas décadas, en las revistas más connotadas del mundo, a partir de la corriente estética del modernismo, y la era atómica y del espacio.