No votar contra nosotros mismos

21/12/2015 - 12:00 am
Lo que perdemos todos anualmente en este pozo profundo supera las fortunas de Carlos Slim, Germán Larrea y Alberto Bailleres juntas. Y no fueron hechas en un año. Foto: Cuartoscuro
Lo que perdemos todos anualmente por la corrupción supera las fortunas de Carlos Slim, Germán Larrea y Alberto Bailleres juntas. Foto: Cuartoscuro

– A los políticos se les mata como a las moscas– me dijo un político de cepa.
– ¿Cómo es eso?
– A periodicazos.

En otro México, lejano de éste en el tiempo, un “periodicazo” afectaba gravemente la carrera de un político corrupto. Incluso podía acabarla. Aquí y ahora vemos estallar en los medios escándalos de corrupción grave, tres o cuatro semanales (¿me quedé corto?) pero luego no hay noticias de las consecuencias. Una de dos: o no se difunde la noticia o no hubo consecuencias. Ambas opciones son un síntoma siniestro para el país.

Al pensar en corrupción, generalmente se relaciona con en “el gobierno” –así, en abstracto, en sus tres niveles. No es que la iniciativa privada no conozca esta táctica, sino que es más frecuente, y por montos mucho mayores, en los contratos de obra pública o de proveeduría para los gobiernos. Y en este ámbito es en el que se afecta a todos los mexicanos, no sólo a dos empresas.

Han surgido en el folclore político mexicano algunas frases que pretenden suavizar los actos de corrupción. Por ejemplo, “Un político pobre es un pobre político”, “Entre más obra más sobra” y “El que no transa no avanza”. Pero cada día vemos que la corrupción crece a pasos agigantados, mientras el país se estanca o retrocede. De hecho, va de reversa al desmantelar uno a uno los logros de la Revolución en materia de derechos humanos, civiles y laborales.

La semana anterior nos ofrece un ejemplo: la maquiladora Lexmark de Ciudad Juárez, Chih., despidió a 100 trabajadores y los demandará por pedir que les cumplan el aumento ofrecido de 6 pesos, reducir su extenuante jornada de trabajo y formar un sindicato (no es la primera vez que la empresa recurre a los despidos masivos de trabajadores inconformes). También en Cd. Juárez, frente a plantas de Foxconn y Eaton Busmann se instalaron plantones, y en Scientific Atlanta de México los trabajadores pidieron la creación de un sindicato.

Los actos de corrupción cuestan al país US$ 100,000 millones de dólares… Un billón setecientos mil millones de pesos al año.¿Qué significa esta cifra? Si somos algo más de 120 millones de habitantes en México, al dividir 1.7 billones de pesos entre cada uno de nosotros resulta que perdemos unos 40 pesos diarios. Parece poco, pero son 14,000 pesos al año y somos ciento veinte millones de mexicanos. Lo que perdemos todos anualmente en este pozo profundo supera las fortunas de Carlos Slim, Germán Larrea y Alberto Bailleres juntas. Y no fueron hechas en un año.

Y surge un reporte de enorme interés: un libro publicado por el Instituto Mexicano de la Competitividad, A. C. que lleva por título “La corrupción en México: transamos pero no avanzamos.” Al margen de ideologías y fanatismos, el documento presenta estudios sólidos que vinculan la corrupción al mal desempeño económico del país. La descarga es gratuita y la lectura muy ilustrativa. Es preciso que México cambie el rumbo, y el diagnóstico de este reporte es una base sólida para interpretar el presente y orientar el futuro.

Con una frase sencilla y al grano, Elena Poniatowska nos sintetiza y propone una salida para el país: “Tenemos que aprender a votar mejor y no en contra de nosotros mismos.”

Notas:

El libro “La corrupción en México: Transamos pero no avanzamos” puede bajarse en http://imco.org.mx/indices/documentos/2015_ICI_Libro_La%20corrupcion_en_Mexico.pdf
Entrevista de Víctor Trujillo “Brozo” al Dr. Mauricio Merino, sobre el libro “La Corrupción en México: Transamos pero no avanzamos.

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