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Jorge Alberto Gudiño Hernández

21/12/2019 - 12:05 am

Sobre la industria editorial

No es el momento de hacer una crítica a lo que funciona mal en la industria sino de ver cómo ésta se puede fortalecer.

La industria editorial, pese a todos sus fallos, ha sido la encargada de entregarnos libros maravillosos durante nuestra vida lectora. Foto: Graciela López, Cuartoscuro

La industria editorial funciona de forma muy diferente a otras industrias maduras. Al menos en México. Además de los dos grandes grupos editoriales que tienen oficinas en nuestro país y que acaparan buena parte del mercado, existen grupos grandes, medianos, editoriales pequeñas, aquéllas llamadas independientes. Algunas de ellas son por demás rentables, ya sea porque cuentan con el apoyo internacional, porque han centrado sus catálogos en libros más comerciales que literarios o porque consiguen coediciones con el Estado o con diferentes instituciones. También es cierto que muchas de estas empresas suelen trabajar al límite en términos financieros. Tan es así, que algunas no tienen el dinero suficiente para imprimir el siguiente libro o que sus dueños hacen enormes sacrificios personales para poderlos financiar. Un asunto más, en promedio, la tasa de devolución de todos los libros que se comercializan en México oscila alrededor del 50 por ciento. Esto es inaudito para cualquier otra industria: piénsese en una refresquera recibiendo de vuelta la mitad del producto que colocó en estanterías de forma recurrente. Las leyes del mercado también permiten que sean las librerías quienes más ganan. No sólo por el porcentaje de utilidad sino porque están en condiciones de devolver el producto y, como en otros ramos, tienen plazos para pagar. Si la editorial en turno no es muy grande, esto le puede significar mucha angustia a la hora de operar de forma eficiente.

Es sabido desde hace muchos años que Educal tarda en pagar o, sencillamente, deja de hacerlo. De ahí que, para muchos, la oferta de Paco Ignacio Taibo II de pagar el 80 por ciento de la deuda que tenía Educal con las editoriales no suene tan mal: es mejor el 80 por ciento a nada. Tan es así, que muchos de los editores la aceptaron. Eso sí, quejándose porque, finalmente, les estaban escamoteando parte del dinero que, por derecho, era suyo: los libros ya se habían vendido pero Educal tiene un esquema fiscal complicado y el SAT debe liberar los recursos.

La polémica viene a cuento porque la CANIEM (la cámara de la industria) se ha quejado por este 20 por ciento que bien puede representar un desfalco para las arcas de algunas editoriales. Y, pese a que la mayoría de ellas aceptaron el trato, lo cierto es que sí es pernicioso. Las respuestas no se han hecho esperar. Se han tildado de mentirosos y de querer aprovecharse de ciertas posiciones dentro de la industria. Pese a ello, la pérdida del 20 por ciento no debería ser asumida por las editoriales bajo el argumento de que era parte de la operación de un sexenio pasado.

De nueva cuenta, incluso los grupos más grandes tienen altos porcentajes de devolución que, para más lastre, se vuelven ejemplares que no se pueden regalar y que ocasionan costos en los almacenes por ciertas regulaciones fiscales. Celebro, ahora, que la CANIEM alce la voz. Su fortaleza hablará de la fortaleza de la industria y, como éste es un caso particular, podría beneficiar a todos. La competencia en este ámbito tiene matices raros. Un consumidor de refrescos puede optar por una marca sobre la otra. Un lector no se limita a una sola editorial.

Al margen de quién tenga razón en los asuntos estrictamente técnicos, ese veinte por ciento es una losa para muchas editoriales. Ojalá se pueda resolver a favor de quienes, de una forma u otra, invirtieron para publicar libros, pagar regalías, almacenar producto y dar créditos de pago a instituciones que, en muchos casos, son más solventes que ellos mismos.

No es el momento de hacer una crítica a lo que funciona mal en la industria sino de ver cómo ésta se puede fortalecer con el fin de que ofrezca cada vez más títulos y no sufra por posibles quiebras debido a pagos incompletos y demorados. La industria editorial, pese a todos sus fallos, ha sido la encargada de entregarnos libros maravillosos durante nuestra vida lectora.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

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