Barbas en remojo

22/01/2016 - 12:04 am
Moreira ha cometido errores en su vida política y los sigue cometiendo por ignorancia y exceso de confianza. Foto: Cuartoscuro.
Moreira ha cometido errores en su vida política y los sigue cometiendo por ignorancia y exceso de confianza. Foto: Cuartoscuro.

La impunidad llega hasta donde la Ley alcanza. Esa es la máxima de la contradicción existente entre una justicia sujeta al interés político y una justicia que alcanza el delito más allá de las fronteras nacionales. La primera es opaca y en el mejor de los casos selectiva, todavía en la matriz patrimonialista del juarismo: A mis amigos, justicia y gracia; a mis enemigos: justicia a secas; en tanto la segunda, luminosa no discrimina, parte del principio de que ciertos delitos deben ser castigados independientemente de donde se hayan cometido. Llámese pederastia, mutilación de órganos sexuales por motivos religiosos, delitos de lesa humanidad como el genocidio o toda esa gama que se desprende de dinero con origen turbio.

Y, Humberto Moreira, el simpático ex presidente del PRI y ex Gobernador de Coahuila, se encuentra en estas coordenadas pues en España se le acusa, nada más y nada menos, de “lavado de dinero, malversación de fondos públicos, cohecho y organización criminal” más, por supuesto, lo que resulte de la investigación que la Audiencia Nacional ha iniciado en su contra respondiendo en un primer momento a un pedido de la justicia texana porque presuntamente sería parte de la trama corrupta: Conexión Coahuila, donde están involucrados políticos, funcionarios y empresarios mexicanos, algunos de ellos ya en prisiones norteamericanas y para reforzar la acción de la justicia hispana se agrega el delito de lavar dinero en la economía española. O ambas cosas. Ya veremos que arroja la investigación.

Moreira ha cometido errores en su vida política y los sigue cometiendo por ignorancia y ese exceso de confianza, que frecuentemente tienen estos políticos por la gran impunidad que les rodea –él, mismo, reconoce la corrupción durante su Gobierno en Coahuila pero se cura en salud diciendo que esa fue “por confiado”-, y en el caso que hoy le atañe, sea por simple y llana ignorancia de las leyes europeas o en particular de las españolas todo indica que pensaba que alejándose del país estaba literalmente fuera del alcance de la justicia. Craso error. Uno de los principios más relevantes de la justicia democrática es que ciertos delitos, entre ellos los que se le señalan a Moreira, son de alcance internacional y no sabe de militancias políticas.

Puede y no haberse cometido en este caso en España, para ser atraídos por la justicia. Un caso muy sonado fue en 1998 cuando el General Augusto Pinochet, quien años después de perder el referéndum de 1989, se le ocurrió ir a Londres para una operación de disco lumbar y ahí estaba en eso el viejo dictador disfrutando de la vida en el país del Bing Bang, cuando Baltazar Garzón, el entonces temido juez de la Audiencia Nacional española, pidió a las autoridades inglesas que el General fuera llevado ante la justicia de su país para que respondiera por los delitos de “genocidio, terrorismo internacional, tortura y desaparición de personas” y aquel se le borró la sonrisa el siguiente año y medio. Dicho de paso, cuando Moreira, fue detenido en el aeropuerto de Barajas pidió a Baltazar Garzón para que lo defendiera ante la justicia española sin suerte, aquel ya no lleva casos judiciales, y quién sabe, si le hubiera servido alguien tan temido por los políticos y empresarios corruptos españoles.

Se dirá que los casos son distintos, que no se puede comparar a Moreira con Pinochet, pero la pregunta no es si es lo mismo o no, sino si hay instituciones que aplican la Ley o no. En México, ya sabemos, no prosperó ninguna denuncia en contra de Moreira lo que le permitía moverse libremente y viajar con frecuencia entre México y España incluso, como recientemente Moreira confió a un periodista, estaba pensando volver a la política activa. Lo que de haber logrado hubiera representado la confirmación de la impunidad en los casos de daños a las finanzas públicas en los estados. Afortunadamente por la extraterritorialidad del delito Moreira está detenid  y va para largo. Ya se le jodió la vida a él y a su familia.

Ante esta detención queda mal el Gobierno mexicano y eclipsa los festejos penosos por la detención de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Hasta pareciera una mala jugada al Presidente con el fin de aguarle la fiesta con todo y el Himno Nacional. Pero no lo es. Simplemente la justicia española está haciendo lo que debió hacer la mexicana. Que por cierto sus ministros han mantenido la misma evasiva de la Presidencia de la República y el PRI. Nadie quiere cargar con el bulto de la impunidad. Su falta de compromiso cuando se trata de casos del primer círculo de  políticos (Ángel Rivero, PRD; Guillermo Padrés, PAN; y el propio Presidente y su secretario de Hacienda). Y no hay que dar muchas vueltas al asunto, el Poder Judicial se encuentra tremendamente politizado. Y, es que estos cargos, se deben al Presidente y con frecuencia actúan como una correa de trasmisión entre poderes.

En definitiva, la detención de Moreira es un mensaje para todos los políticos corruptos sobre los que pesen demandas por enriquecimiento inexplicable, que podrán cometer delitos y hasta hacerlo con impunidad en México, pero podría bastar que estos se encuentren en el catálogo de la extraterritorialidad o haya un pedido de una autoridad para ser atraídos por la justicia de otro país.

Podría ser el caso de personajes como Felipe Calderón, pero también del propio Peña Nieto y su esposa, cuando deje el cargo y muchos otros, como el de los ex gobernadores tamaulipecos, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández y Manuel Cavazos Lerma, que ya no pueden ingresar a los Estados Unidos so riesgo de ser detenidos, eso sería la confirmación de que en México existe impunidad y complicidades, pero no en el resto del mundo.

Así, la moraleja sería que cuando veas las barbas de tu vecino mojar, pongas las tuyas a remojar.

Nada más.

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.
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