Entrevista

El desafuero de AMLO no le trajo bien a México, hoy necesitamos la reconciliación: Gabriela Cuevas

22/01/2018 - 9:30 pm

Gabriela Cuevas Barrón expresa que ha roto con el pasado, aquel en el que fustigó a la figura de Andrés Manuel López Obrador y hasta fue capaz de pagarle una fianza con tal de que el entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal no pisara la cárcel. Ella, según sus palabras de aquel entonces, temía que hiciera de la victimización un potencial político. La “niña” que gobernó en la Miguel Hidalgo sorprendió la tarde del domingo con su decisión de separarse del Partido Acción Nacional, en el que milita desde adolescente, para unirse al partido Movimiento de Regeneración Nacional de Andrés Manuel López Obrador.

Esta es una de las tantas entrevistas que ha brindado desde que hizo pública su determinación. Su prioridad, dice, es “la transición democrática”, una que no se logró cuando gobernaron los equipos emanados del partido al que perteneció hasta hace unas horas.

Ciudad de México, 22 de enero (SinEmbargo).– Gabriela Cuevas Barrón sostiene que no es la misma de hace 13 años, cuando pagó la fianza del entonces Jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, para impedir que llegara a la cárcel por abuso de autoridad en el caso del predio El Encino, un episodio conocido como “el desafuero”.

Cuevas era una panista con un escaño en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y según sus propias palabras, deseaba impedir que el político tabasqueño pisara el Reclusorio porque entonces, la victimización sería su capital. Era 2005 y Cuevas completaba 25 años de edad. No había encuesta que no tuviera como triunfador a López Obrador. Se dibujaba en la imaginación el primer Gobierno emanado de la izquierda mexicana. En casi todos los países de América Latina había triunfado esa fuerza política y, a querer o no, se había conformado un eje.

Pero el Gobierno de Vicente Fox le quitó el fuero a López Obrador, justo en el año en que se definirían las precandidaturas para la elección presidencial de 2006. Y entonces, él se volvió más popular.

En conferencia de prensa, el discurso de Gabriela Cuevas sobre lo que pensaba de López Obrador pasó a la memoria de la radio y la hemeroteca. Fue desempolvado la tarde del domingo, cuando anunció que se separaba del Partido Acción Nacional para incluirse en el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el que postula, justo, al político de Tabasco. Hace 13 años, Cuevas dijo: “Que enfrente el juicio y la ley en libertad, ya no queremos que siga utilizando ni las instituciones ni los recursos públicos para manipular y guardar sus propios errores, mucho menos para hacer un proceso de engaño a la ciudadanía”.

Esta tarde, ya separada del PAN, el partido al que llegó cuando era adolescente. Gabriela Cuevas Barrón exclama en su despacho del Senado de la República: “No pienso construir el futuro a través del pasado”. Las respuestas, las concentra en una sola palabra: “Reconciliación”. Está apurada. Las solicitudes de entrevistas se le agolparon como en ningún otro momento de su vida política, según lo dice ella misma. Se aboca en atenderlas y estar puntual para cada una. No ha parado desde que hizo pública su decisión a la que la dirigencia del partido respondió de inmediato con un “Que le vaya bien”, además de aducir que se le negó una diputación plurinominal. Ella dice que su camino es otro, uno más parecido al que buscó aquella “niña” que gobernó en la Miguel Hidalgo y que se enfrentaba a dinosaurios y viejos lobos de mar.

Al tiempo que habla para SinEmbargo, Andrés Manuel López Obrador anuncia que la candidatura de Morena para ella es “segura”.

Panista desde los 15 años, el domingo pasado Gabriela Cuevas Barrón renunció al Partido Acción Nacional. “Hoy, después de 18 años de gobiernos de alternancia, lo tengo claro: no fue suficiente. Tenemos una deuda con millones de familias que no pueden esperar más”, dijo. Foto: Sandra Sánchez Galdoz, SinEmbargo

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–¿Por qué la renuncia al partido que te había identificado en toda tu trayectoria política?

–Primero no he presentado una carta de renuncia. En ningún momento lo comenté así. No es parte del texto que leí ayer.

–Así trascendió a los medios informativos. ¿No vas a renunciar?

–Sí es sin duda algo que se derivará. El tema ha sido lo suficientemente polémico para que no haya mucho margen para no hacerlo. De cierta forma es lo que de facto sucede. Dejo 23 años de militancia en el PAN. Más de 23. Empecé a los 15 años. Lo hago, la verdad, muy contenta porque es con los mismos valores con los que empecé. Con la idea de construir un México más democrático, más incluyente, más justo. Si bien tenemos todo ese trabajo de 1994 a 2000 que fue muy intenso, y en 2000 parecía una gran victoria la alternancia partidista… Nunca se consolidó como una verdadera transición democrática. En ese sentido, México lo que necesita es una verdadera transición democrática o un modelo de Gobierno que nos permita mayor inclusión, mayores libertades, más pluralismo, una verdadera reconciliación en nuestro país. La única campaña que realmente tiene esa plataforma para una reconciliación real es la convocatoria que hemos visto, plural y abierta, que ha hecho Andrés Manuel López Obrador. Entonces sí decido entrarle a esa convocatoria. Al principio nerviosa. Desde ayer como contenta, ilusionada, y con mucho ánimo de trabajar para que esta transición por fin pueda llegar a nuestro país.

–¿Cuál es tu versión, a la vuelta de los años, del pago de la fianza que hiciste para que López Obrador no pisara la cárcel en 2005, en el desafuero?

– Pues mira, fue algo que pasó hace 13 años. En 13 años ha cambiado el planeta, nuestro país; bueno, nosotros mismos. Lo que sucedió hace 13 años…

–Pero, ¿qué dices al respecto después de 13 años?

–Que no planeo construir un futuro a través del pasado. Hoy es el primer día en el que empiezo una opción distinta a la que he militado 23 años y no se construye ni presente ni futuro si te aferras al pasado. Lo que en su momento pensé ahí está declarado. Medio mundo lo buscó ayer. Ahí está y pertenece a ese pasado no de ayer, de hace 13 años. En esos 13 años hubo dos Gobiernos. México ha vivido dos Gobiernos de alternancia pero no uno de una verdadera transición democrática y esa es la experiencia que nos deja todo este tiempo. Sí pensé en la primera parte (de mi carrera) que la búsqueda democrática era por la alternancia, hoy sí tengo más claro que lo que se necesita es la transición en un modelo de reconciliación, de inclusión de pluralismo, de diálogo. Eso es lo que necesitamos y eso es lo hoy me motiva a tomar esta decisión.

–¿Las razones del pasado ya no rodean a Andrés Manuel López Obrador a quien te has adherido en aras de esta transición democrática?

–Son 13 años. En 13 años hay matrimonios que no duran tanto. Hay gente que a la hora de ir a votar y tiene seis boletas, vota por distintas opciones. Aquí no se trata ni de ideologías, ni de enconos ni de conflictos que han rodeado a la política mexicana desde hace muchos años.

–En aquel momento del desafuero también.

–Por supuesto. Ese conflicto tampoco no le trajo bien a México. Nos trajo polarización. Hoy lo que claramente debemos hacer es priorizar la reconciliación, la unidad de México, ¿cómo esperamos realmente negociar con Donald Trump si no estamos unidos en nuestro país? ¿Cómo esperamos solucionar nuestra dinámica de conflicto y de violencia interna? Se construye el país desde la unidad y esa es la parte que nos hace falta.

–Lo que tú piensas de la interrupción del embarazo y otros asuntos de cómo debe avanzar la sociedad mexicana es suficientemente conocido. ¿Empata tu línea de pensamiento con Morena?

–Yo no he ocultado ninguna de mis opiniones. Lo que me encuentro en este movimiento, es un movimiento muy plural. Es una convocatoria que lo que está buscando es que participemos. Cada quien tendrá sus diferentes ideas, pensar en instituciones monolíticas … Creo que estaríamos en un siglo distinto. La pluralidad es una activo de Morena, y eso me da mucho gusto y eso es entender a la sociedad, y sobre todo a una sociedad tan heterogénea como la mexicana.

–Fuiste una de las personas de interés público que no quiso presentar su declaración “3de3” en la plataforma montada por organizaciones no gubernamentales, ¿qué piensas de la declaración patrimonial pública que en algunos países se ha convertido en el documento base en el combate a la corrupción?

–Yo siempre he presentado mis declaraciones al Congreso y en la Delegación, además pago mis impuestos…

–¿Y de la publicidad de la declaración, qué piensas?

–Yo veo que esa es una decisión muy personal. No he visto que genere una diferencia de los que las hacen públicas a los que no. Creo que el combate a la corrupción realmente se va a acabar cuando tengamos autoridades, un Gobierno que esté decidido a combatir la corrupción. Sí importa tener un sistema y tener leyes. [Pero] si no existe la voluntad difícilmente se sancionarán aquellas conductas que violen la Ley, o aquellas conductas que quieran juzgar en los grises de la Ley.

–Pero la fiscalización de esto, ¿cómo pueden lograrla los ciudadanos si la declaración patrimonial no es pública? No se logró en el Congreso y hubo un desarme.

–Lo pueden hacer en cualquier momento las contralorías, las Procuradurías. Nunca como ahora existen todos los instrumentos para fiscalizar desde la Procuraduría. Desde todos los asuntos de lavado de dinero… Existen más capacidades que nunca para revisarlo. Ahora es un buen empujón de voluntad. La Transparencia va en varios sentidos. En las instituciones legales que sí deberían tener el mandato de cumplir con su trabajo. También va mucho en la parte ciudadana. Todos sabemos dónde vive, cómo vive, qué hace el vecino. También debemos como sociedad no ser tolerantes con la corrupción. Podemos ver que se anda paseando un corrupto y no pasa nada. También como sociedad es importante que aprendamos que quien está robando el patrimonio de los mexicanos, roba el dinero para los pobres, el de la infraestructura, el de un México que puede tener mayores capacidades. Es importante que aprendamos a indignarnos. Tiene que ver con una parte de generar un cambio en nosotros mismos.

–Entonces, ¿no viene al caso un ejercicio en el que los ciudadanos podamos ver cuál es la evolución de la fortuna de los políticos mexicanos?

–No lo sé. Quizá habría que trabajarlo con las ONG a ver si pueden hacer algunas plataformas para facilitarle esto a los ciudadanos. En materia de Transparencia nos falta mucho en el sentido de aprender primero que Transparencia no es un sinónimo de licitud. Son dos cosas que sí van de la mano. Que cada una tiene su carril y que se tiene que cumplir con ambas. Debiéramos tener mecanismos de Transparencia más estrictos. Hemos avanzado, sí, tal vez no a la velocidad que quisiéramos. Ojalá se abra la agenda.

–¿Cuál es tu proyecto político hoy?

–He tenido una carrera larga. Estoy muy agradecida. Las oportunidades que he tenido, sobre todo en Miguel Hidalgo, han sido maravillosas.

–¿Ya se acabó la “niña” de la Miguel Hidalgo que enfrentaba dinosaurios y viejos lobos de mar?

–Hay una parte idealista que espero que no muera. Todos debemos tener muy claro en qué creemos, más en política. Si se te va la brújula, se te van los pies. Y yo sí tengo muy claro en que creo. Sigo pensando en que hay ideales. Y en gran parte por eso tomo esta decisión. Sí creo en un ideal de democracia, sí creo en la unidad de participación, de inclusión, un México más justo, igualitario, un México de oportunidades. Eso, si un día cambia, pues pedirle a los ciudadanos que me regañen.

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