Ciudad de México, 22 abr (SinEmbargo).- Nadie en su sano juicio podría reclamarle a Francis Ford Coppola la factura de una (otra) película genial. El autor de magnas y eternas obras como la saga de El padrino o una de los mejores testimonios antibélicos de la historia como Apocalipse Now, ya tiene bien pagado su paso por el cine contemporáneo.
Sin embargo, su colega y compañero de aventuras, Martin Scorsese, es –cómo decirlo – alguien que ha sabido rejuvenecer en cada filme, un hombre que no ha parado de ponerse desafíos y de agitar los mansos –demasiado mansos, a veces – aires del séptimo arte contemporáneo.
Foto: Cinemateca de Berlín
Hablar del uno y del otro es, sumando a Clint Eastwood y Woody Allen, referirse a un cuarteto genial de cineastas estadounidenses que ha sabido defender el prestigio de la poderosa industria a la que pertenece, haciendo arte allí donde priman la banalidad y la manufactura comerciales.
Pero si Allen y Coppola no aciertan en su vejez a tocar las notas afinadas y precisas que caracterizaron sus partituras en el pasado (Eastwood se calienta en fuegos extraordinarios, apartados), el viejo Martin muestra cada vez más destreza y un olfato impresionante para detectar por dónde va el radar de los espectadores modernos.
Es el cineasta, por supuesto de Después de hora, de Taxi Driver, Buenos muchachos y La edad de la inocencia, sólo por nombrar cuatro de sus “antiguos” trabajos en una vasta y prodigiosa filmografía.
Foto: Cinemateca de Berlín
Pero también es el director de películas tan actuales y alabadas por las nuevas generaciones como Gangs of New York (un filme que en su momento recibió críticas dispares, pero que se valora cada día más), Los infiltrados y Shutter Island.
Mientras usted lee esta nota seguramente está pensando en que nos faltó nombrar a Cabo de miedo, que cómo no hicimos mención a La última tentación de Cristo o a Toro salvaje. ¿Y Casino? ¿Y El color del dinero?
Luego están sus trabajos con la música, otra de sus pasiones irredentas: Bob Dylan, Rolling Stones, George Harrison.
La producción de una serie prodigiosa como Boardwalk Empire, de la que dirigió el capítulo piloto, la dirección con mano maestra de actores impresionantes, crecidos a su vera y a su influjo, algunos de los cuales (Griffin Dunne en Después de hora, Ray Liotta en Buenos muchachos) hicieron con él su mejor trabajo en el cine.
Foto: Cinemateca de Berlín
BERLÍN Y EL MUNDO ENTERO A LOS PIES DE SCORSESE
No seremos nosotros los que digamos algo distinto en relación a la importancia que tiene el cineasta nacido en Nueva York hace 70 años. Una gran cantidad premios y honores, sobre todo la fe con que los espectadores acuden a sus estrenos, son testimonio de una admiración que no conoce fronteras y que no se atenúa con el paso del tiempo.
Una muestra de ello es la exposición que tiene lugar en Berlín hasta mayo próximo, en la Cinemateca Alemana.
Dividida en tres capítulos, arranca con los personajes en torno al escenario principal de sus filmes, la metrópolis de Nueva York, y en particular “Little Italy”, el barrio de inmigrantes italianos donde creció el afamado cineasta.
Una maqueta de la ciudad presenta los lugares de rodaje en los que el entrañable Martin ha escenificado diversas de sus historias.
El segundo capítulo de la exposición está dedicado a la faceta de Scorsese como director y conocedor de la historia del cine y su compromiso activo por la conservación del legado cinematográfico.
El último capítulo ofrece una aproximación a la estética y las técnicas de composiciones del director de cine, con un apartado a parte dedicado a las bandas sonoras de sus filmes.
Entre las joyas de la muestra figuran guiones gráficos dibujados por Scorsese, vestuario original de Robert de Niro y Leonardo DiCaprio, elementos de atrezzo de películas como Toro Salvaje (1980) y La invención de Hugo (2011), numerosas fotografías que ven la luz por primera vez y diseños de vestuario y decorado.
La exposición, con más de 600 objetos del archivo de Scorsese y de otras colecciones, cierra con una instalación de cuatro pantallas de gran formato que invitan al espectador a sumergirse en el cosmos de cineasta, “muy en la línea de su credo I am the films that I make (Soy las películas que hago)”, señaló la Cinemateca en un comunicado.
MARTIN SCORSESE HABLA EN JAPONÉS
El cineasta inagotable es noticia en estos días porque finalmente consiguió financiación para concretar un viejo sueño: llevar al cine Silence, la historia del japonés Shusaku Endo, que será rodada en Taiwan en julio de 2014.
Silence cuenta la historia de un jesuita brasileño que llega al Japón del siglo XVII en misión para intentar introducir el cristianismo en el país. Allí se tendrá que enfrentar a la persecución que viven los cristianos, que se ven obligados a vivir bajo tierra hasta la Rebelión Shimabara.
El aclamado libro de Shusaku Endo está basado en la figura histórica del misionero Giuseppe Chiara y el tema constituye una de las obsesiones de Martin Scorsese: el catolicismo.
Mientras tanto, en diciembre conoceremos The Wolf of Wall Street, un relato de corrupción en la Bolsa de Valores, miserias en el mundo rico de las finanzas. Por cierto, el filme está protagonizado por su actor fetiche, Leonardo DiCaprio.
Se supo también que Gangs Of New York tendrá una versión televisiva en una producción para HBO que prepara el propio cineasta, quien también está involucrado en un documental sobre Bill Clinton.
De nosotros, los habitantes del mundo de hoy, dirán los del mañana: amaban las películas de Martin Scorsese. Y amaban a Martin Scorsese.
