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Gabriel Sosa Plata

22/05/2018 - 12:02 am

Peña Nieto en Instagram

El Presidente Enrique Peña Nieto interactuó con supuestos seguidores de Instagram la semana pasada. Sólo lo hizo un minuto y medio, pero la cobertura periodística del hecho reflejó una de las aristas de la interrelación entre poder político y medios de comunicación. También representó la noción que el funcionario tiene y desearía tener de las […]

El Presidente, como la mayoría de los políticos y funcionarios públicos, usa las redes sociodigitales como instrumentos de una comunicación vertical, como se hacía con los medios de comunicación tradicionales. Foto: Especial

El Presidente Enrique Peña Nieto interactuó con supuestos seguidores de Instagram la semana pasada. Sólo lo hizo un minuto y medio, pero la cobertura periodística del hecho reflejó una de las aristas de la interrelación entre poder político y medios de comunicación. También representó la noción que el funcionario tiene y desearía tener de las redes sociales

Algunos de los encabezados dan cuenta del tratamiento periodístico que prevaleció: “EPN responde con humor en Instagram”, “Enrique Peña Nieto y sus graciosas respuestas en Instagram”, “Peña Nieto divierte a sus seguidores en Instagram”, “Peña Nieto se pone en onda”, “Peña Nieto responde preguntas muy personales”, “Suegro de México, bizcocho; Peña Nieto responde a estos piropos”, etc.

¿Qué preguntas y comentarios le hicieron al presidente y qué respondió? Aquí la transcripción:

“Señor presidente, ¿usted contesta en sus redes sociales?”.
– Sí, a veces, y algunos (mensajes) nada más.

“¡Soy su fan!, por favor mándeme un saludo”.
– Muchísimas gracias, un saludo y un beso.

“Lord, a qué hora sale por el pan?”
– Por el pan nunca, no como pan.

“Suegro de México”.
– Gracias, es un gran elogio.

“¡No se vaya!, lo vamos a extrañar”.
– Yo los voy a extrañar mucho, los voy a extrañar más de lo que se imaginan, y gracias por acompañarme, con sus buenos, malos, regulares, con todo tipo de comentarios, gracias siempre.

“¡Bizcocho!”.
– Qué amorosos.

“¿Qué marca de gel usa?”
– La marca no me recuerdo, pero es un gel normal, de los que hay en cualquier lado.

“¿Sus memes favoritos?”.
– ¿Qué serán? ¿unos tres? O menos, como cinco.

“¿Quién es el personaje más odiado de México?”.
No sé, cada quien tiene el suyo. Cada quien tiene su quien. Ahí está el de la serie de Luis Miguel, Luisito Rey.

Complacientes, acríticos, sin poner en duda si las preguntas las hicieron usuarios no ligados a Los Pinos, la mayoría de los medios de comunicación se sumó con enorme placer a la estrategia de comunicación de presidencia y buscó colocar a Peña Nieto en un papel de “rock star”, cuyos fans están ansiosos de conocer los detalles de su vida personal, aunque el político se encuentre en los más bajos niveles de aceptación popular en el ocaso de su sexenio.

El Presidente, como la mayoría de los políticos y funcionarios públicos, usa las redes sociodigitales como instrumentos de una comunicación vertical, como se hacía con los medios de comunicación tradicionales. Y responde sólo los cuestionamientos o comentarios a modo, los complacientes, los que parecen entretenidos e ignora el resto, los críticos, los incómodos y por supuesto los que en muchas ocasiones son despectivos.

Particularmente Peña Nieto ha manifestado en varias ocasiones su incomodidad por lo que se dice de él y su gobierno en redes sociodigitales, sin entender la lógica y los motores que están detrás de un sistema de comunicación más horizontal y democrático. Por ejemplo, en enero de este año, durante la inauguración de una obra del Arco Norte, en el tramo Jilotepec-Atlacomulco, Estado de México, el presidente dijo que en redes sociales se hacen comentarios muy duros, lapidarios, contra su administración y los usuarios no reconocen sus logros y “los avances que hemos tenido como nación”.

En esa especie de odio y ahora de amor hacia los usuarios de las redes sociodigitales, las respuestas de Peña Nieto en Instagram muestran a un político preocupado por demostrar que conserva admiradores que le quieren, que tienen curiosidad de conocer la marca del gel que usa y que les parece muy guapo. También busca representarse como alguien que se baja del pedestal y que, como cualquier otro ciudadano, está al tanto de la serie sobre Luis Miguel y de quienes han calificado a Luisito Rey, padre del cantante, como un villano, con base en lo que se narra en esa historia.

Para la mayoría de los medios de comunicación -muchos de éstos beneficiarios de la publicidad gubernamental- fue noticia la “espontánea” participación del presidente en Instagram, que hasta se burla de sí mismo y que es carismático. “Qué gran estadista y qué sencillez la suya”, les faltó decir.

En contraparte, para esos mismos medios no es noticia el uso masivo de cuentas automatizadas o bots y de provocadores o troles desde la Presidencia para contrarrestar, con frecuencia, un discurso adverso hacia su gobierno y su equipo de colaboradores más cercano en las redes sociodigitales, pese a ser una práctica contraria a la tolerancia, al respeto al derecho a la libertad de expresión y a una comunicación democrática.

Como comentamos en Sin Embargo (30 de enero de 2018), Alberto Escorcia, creador del sitio loquesigue.tv, ha documentado que los “peñabots” han sofisticado su operación: “ya no son solo programas diseñados para lanzar masivamente tuits y crear perfiles, sino que se mezclaron con redes de operadores que han llegado a manejar hasta 75 mil cuentas falsas, lo que ha hecho más difícil ubicarlos” (Adriana Buentello, RT, 8 de agosto 2017).

A principios de este mes, el presidente tuvo otra participación en Instagram. “Aquí leyéndolos”, publicó debajo de una de sus fotos, y colocó un Emoji amarillo con lentes de sol. Según Héctor Ponce, columnista de El Debate, de Sinaloa (2 de mayo 2018), Peña Nieto podría sentirse más cómodo en esa red social porque hay menos golpeteo y tiene mayor número de simpatizantes positivos. “Además, es más complicado que ataquen los troles y haters que están al acecho de políticos en las redes sociales”, precisó. El saludo del político mexiquense ya contaba con más de 35 mil “me gusta” y casi seis mil comentarios, muchos de éstos favorables.

“Este debería ser el mejor ejemplo para todos los políticos que no quieren arriesgar y que son aburridamente oficialistas en sus publicaciones”, escribió Ponce. Es decir, para la mayoría. En contraparte, para el crítico de televisión, Álvaro Cueva, “que don Enrique se ponga a coquetear en internet cuando México está viviendo las campañas políticas más violentas de su historia, cuando miles de familias están padeciendo tantos horrores y cuando están pasando tantas cosas feas, es poco menos que un insulto” (Milenio Diario, 20 de mayo). También es una frivolidad y un engaño. Nada distinto a lo que ya hemos visto desde que Peña Nieto quiso ser presidente.

@telecomymedios

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