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Redacción/SinEmbargo

22/06/2020 - 4:09 pm

Género, Discapacidad, Etnia y otras variables

Por Edgar Iván Zazueta y Marialú Castro* A partir del caso real de una mujer indígena con discapacidad intelectual en donde fue violada por alguien de su comunidad y, además el culpable era cercano a su familia. La mujer indígena quedó embarazada en dos ocasiones por violaciones de esa misma persona, por lo cual fue […]

“Las vulnerabilidades en esta crisis pandémica están siendo agudizadas…” Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro

Por Edgar Iván Zazueta y Marialú Castro*

A partir del caso real de una mujer indígena con discapacidad intelectual en donde fue violada por alguien de su comunidad y, además el culpable era cercano a su familia. La mujer indígena quedó embarazada en dos ocasiones por violaciones de esa misma persona, por lo cual fue denunciado, pero el juez señalo, según relata la nota: “No se trata de una persona normal, que pueda distinguir entre lo bueno y lo malo. Se dejó copular y eso no es violación’”.

Esa nota que les relato en el párrafo anterior y, que leí hace unos días, me puso a pensar en la perspectiva de género y surgió una pregunta específica: ¿puede una persona indígena adulta mayor y con discapacidad ejercer la sexualidad y sin violencia de género? Creo que es una pregunta que merece más atención, vamos por partes.

La discapacidad no está peleada con el sexo, pero en algunos casos si hay incapacidad para decidir y perdida de autonomía de las propias decisiones y del propio cuerpo, lo mejor es acudir a la asistencia sexual capacitada. La vejez tampoco está peleada con el sexo, en todo caso hay que buscar lo más funcional y lo más saludable, eso cada uno (a) lo descubre y cada organismo responde de manera única y diferenciada a distintos procesos. Ejercer una vida libre de violencia es un tema que cobra relevancia en un contexto en el que las mujeres luchan por erradicarla, violencias de todo tipo; psicológica, económica, física, institucional, simbólica, en pocas palabras, es una violencia de género , estructural, por lo tanto, patriarcal.

Uno de los retos que tiene la impartición de justicia es poder distinguir las opresiones y las distintas vulnerabilidades que pueden tener las personas no sólo por género, discapacidad y etnia sino por edad, ubicación geográfica, clase social, orientación sexual, sexo, o cualquier otra distinción sociocultural. Una opción de las políticas públicas es que podrían diseñarse de manera focalizada a esos grupos o de manera universal a toda la población, pero creo que no deben de perder de vista un enfoque de derechos humanos.

Las vulnerabilidades en esta crisis pandémica están siendo agudizadas y, quizás hace falta un trabajo de intersección entre ellas, sólo sabemos que el patriarcado y la pobreza negativamente las cruza como un común denominador en su contra, pero ¿qué está a su favor?

Sabemos que las relaciones entre las enfermedades DIABETES, HIPERTENSIÓN, OBESIDAD, COVID, provoca una vulnerabilidad muy obvia, la muerte en el peor de los casos, pero cuando se trata de relacionar discapacidad, color de piel, orientación sexual, etnia, nos cuesta mucho trabajo describir su opresión, se nos dificulta creer su profunda discriminación, ese es el trabajo de las ciencias sociales y el reto de la perspectiva interseccional en la política pública, un avance claro que lo ha tenido el positivismo en la medicina más no en el campo más subjetivo, en el de las ciencias sociales, en el de la opinión pública y en el de los medios de comunicación.

 

  • * De la Fundación para Inclusión y Desarrollo de personas con Discapacidad A.C.

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