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Alejandro Calvillo

22/06/2024 - 12:05 am

Mensaje de un consumidor a Marcelo Ebrard

“Espero que este mensaje llegue a usted y no se quede como si fuera dentro de una botella en el inmenso mar”.

¿Por qué un consumidor se dirige a Marcelo Ebrard, al próximo Secretario de Economía? Usted los sabe, pero como este mensaje es público, para quien no lo sabe, simplemente le señalamos el papel que tiene la Secretaría de Economía sobre las normas que se aplican a los productos. Las normas establecen las características que deben cumplir los productos, hay que recordar el caso del atún que podría tener una gran cantidad de soya, los refrescos con 12 cucharadas de azúcar que nos decían que contenían solamente el 60% de nuestro requerimiento diario, el pan integral que no tenía harina integral, los jugos que tenían añadida agua y azúcares, etcétera, etcétera. Fuimos engañados durante años sobre las características de los productos por un contubernio entre autoridades y grandes empresas.

Y también, para los consumidores es fundamental la dirección que siga la Secretaría de Economía porque la propia Procuraduría Federal del Consumidor, la PROFECO, la institución que debe actuar en nuestra defensa, es un órgano descentralizado cuya cabeza de sector es la Secretaría de Economía. Y recordar que desde que se reconocieron los derechos del consumidor por John F. Kennedy y que han llegado a ser reconocidos como parte de los derechos humanos por Naciones Unidas, se ha partido de un hecho fundamental: el consumidor se encuentra en el mercado en una relación desigual frente a las empresas, de ahí que el Estado tenga la obligación de protegerle.

Dejando esta introducción para compartir públicamente los motivos de dirigirme a usted, Marcelo Ebrard, como próximo Secretario de Salud, quiero compartirle que durante cerca de 20 años hemos promovido políticas de defensa de los derechos de los consumidores y, encontramos, desde un principio, una cantidad de Normas Oficiales Mexicanas que violaban estos derechos, normas como las ya mencionadas, como ejemplos, de pan, jugos, atún, refrescos. Y lo común, al analizar los documentos de los grupos de trabajo de las normas, es que estas estaban elaboradas bajo una sobre representación de las corporaciones, que las autoridades votaban en conjunto con ellas y existía nula representación de los consumidores. Esta situación cambió al inició de la actual administración, pudimos ser testigos y participar en procesos donde los sectores cumplían con la representación legítima de sus intereses, donde la academia, la sociedad civil y las entidades gubernamentales, así como en algunos casos, organismos de Naciones Unidas tenían como propósito que las normas protegieran el interés público, mientras las corporaciones defendían sus intereses comerciales.

La referencia a los productos comestibles es para ejemplificar la importancia de proteger los procesos de elaboración de las normas en un país en el que sufrimos una de las mayores epidemias de sobrepeso, obesidad y diabetes, situación que demanda gran parte de los recursos de salud y del bolsillo de las familias. Sin embargo, la normatividad es muy amplia, incluye, con otro ejemplo, establecer las emisiones de los vehículos automotores y regular su eficiencia, un ámbito donde hemos encontrado resistencias por parte de la Secretaría de Economía. Estas resistencias se han extendido hasta la negativa para avanzar estableciendo un etiquetado en los parabrisas de los vehículos que informe sobre sus emisiones y eficiencia. Un etiquetado de este tipo informaría a los consumidores el gasto promedio anual en combustible entre un vehículo y otro, permitiendo al consumidor elegir un vehículo más eficiente, ahorrar recursos, y como sociedad nos permitiría contar con un parque vehicular más eficiente y menos contaminante y empujar a la industria automotriz a la competencia en este sentido.

Retomando el principio anunciado por este gobierno de separar el poder político del económico, la elaboración de normas, regulaciones y políticas debe construirse sin la interferencia de intereses privados que afecten el bienestar público. Pensamos que en ello radica una verdadera democracia y por ella hemos luchado ya durante varios sexenios.

La dimensión de los retos que enfrentamos nos enseña que ya no podemos seguir dejando los intereses públicos a los privados, en ello se va el planeta y nuestra salud.  “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados.”

Espero que este mensaje llegue a usted y no se quede como si fuera dentro de una botella en el inmenso mar.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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