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Científicos del IPN usan sargazo, cebolla y estiércol de gallina para crear energía limpia

22/08/2018 - 4:16 pm

La carbonización del sargazo, la cebolla y el estiércol de gallina se genera a partir de procesos verdes que no requieren de tecnologías sofisticadas, lo que hace que su producción sea rentable.

Este proceso implementado por el Instituto Politécnico Nacional llega en un momento de crisis en el Caribe mexicano tras la llegada masiva de sargazo a las playas de esta zona, el cual ha superando el pico de volumen histórico, registrado en 2015. En respuesta, el Gobierno de México acordó implementar acciones para controlar la llegada de esta alga, entre las que destacan el obligar a la industria hotelera a gastar cerca de un millón de pesos al mes para retirarla .

Ciudad de México, 22 de agosto (EFE).– Investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) utilizan restos de alga de sargazo, cebolla y estiércol de gallina para generar biocarbón disponible para generar y almacenar energía limpia.

Según el comunicado emitido por el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN, el material obtenido se genera a partir de procesos verdes que no requieren de tecnologías sofisticadas, lo que hace que su producción sea rentable.

“Se trata de un proceso sencillo que consiste en someter a los desechos en un horno en atmósfera inerte (sin oxígeno), a 400-600 grados (centígrados), para precarbonizarlo”, explicó la líder de la investigación, Ivonne Alonso Lemus.

De acuerdo con la científica, la carbonización de los desechos debe realizarse en hornos ausentes de oxígeno para después realizar su activación empleando diferentes agentes químicos.

“Es importante que en el horno no haya oxígeno, porque de lo contrario se obtendría bióxido de carbono”, describió.

Asimismo, explicó que el carbón producido es poco poroso y es por ello que se le debe someter a un tratamiento adicional con agentes químicos, para generar poros en la superficie y obtener finalmente el llamado carbón activado.

Este, “vuelve a pasar por un tratamiento térmico de mayor temperatura” como último paso, precisó Alonso.

El material final es un polvo negro que se muele a fin de generar partículas pequeñas, las cuales se combinan con un agente aglutinante para formar electrodos que conformen los dispositivos de almacenamiento y generación de energía limpia.

Uno de los usos que se les pueden dar a los carbones obtenidos es en los supercapacitores, unos dispositivos electroquímicos empleados para almacenar grandes cantidades de energía.

Estos suelen ser usados en sistemas híbridos de diversas fuentes de energías alternativas, como, por ejemplo, la solar o la eólica.

Cabe aclarar que, si bien la cáscara de la cebolla, el sargazo o la gallinaza no son materiales conductores de electricidad, al carbonizarlos con estos procesos adquieren características de conductor eléctrico.

La experta finalizó destacando que aunque “hay muchas investigaciones donde emplean diferentes fuentes de biomasa que son alimentos para obtener biocarbones, como por ejemplo la soya”, su proyecto se distingue del resto por ser “selectivos en no usar alimentos”.

“Esto podría causar un déficit alimentario. Por eso, utilizamos desechos, incluso estamos estudiando el uso de sargazo, que actualmente se ha convertido en un problema para el sector turístico nacional”, comentó.

El sargazo es un alga que en los últimos meses está arribando a las playas del Caribe mexicano con la mayor intensidad registrada hasta ahora, superando el pico de volumen registrado en 2015.

El principal problema de esta alga es su arribo masivo durante la temporada vacacional a algunas de las playas del estado de Quintana Roo, ocasionando molestias a los turistas y desfigurando la bella imagen característica del mar azul turquesa y la arena blanca.

La descomposición del alga provoca también un olor muy fuerte, poco agradable para los turistas.

La gravedad de la situación provocó que la semana pasada el Gobierno de México acordase implementar acciones clave para el manejo de una crisis que obliga a la industria hotelera a gastar cerca de un millón de pesos (unos 52.863 dólares) al mes para retirar el alga.

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