México, 4 May. (Notimex).- Luego de padecer por mes y medio cáncer de páncreas, el poeta aguascalentense Juan Pablo de Ávila murió la madrugada de hoy, a la edad de 52 años, a causa de un paro cardiorrespiratorio.
En entrevista telefónica, el hijo del bardo, Juan, aseguró que su padre no sufrió al momento de su muerte, ocurrida a las 00:15 horas, y tuvo tiempo para despedirse de familiares y amigos.
Recordó que De Ávila se sometió a un tratamiento de quimioterapia, que no duro mucho tiempo, pues su padre decidió que prefería la medicina homeopática, y "hasta el último momento seguía en tratamiento".
Destacó que su padre era consiente de su enfermedad, por lo que "decidió dignamente decir: ´hasta aquí ha allegado mi cuerpo, ya no puedo más´".
Refirió que familiares, amigos y colegas se despidieron del poeta, pues se sabía que era una cuestión de tiempo e irreversible. "Nos despedimos uno por uno con mucho cariño y amor".
Mencionó que en varias ocasiones su padre afirmó estar feliz con las experiencias que vivió: "dijo que se sentía pleno de vivir esta vida (…) Él sí hizo lo de ser un loco, plantar un árbol, escribir un libro y vivir la vida loca, tuvo una vida plena e intensa".
Juan Pablo de Ávila fue velado en su casa de Aguascalientes en compañía de amigos y familiares, quienes se transportaron a las 15:00 horas de hoy al crematorio para incinerar al escritor.
Posteriormente se realizará un homenaje en su casa, donde participarán músicos, escritores y amigos, "para que se despidan de Juan".
Finalmente, el hijo del vate adelantó que antes de su muerte, su padre trabajó en un libro, que ya está en edición y se espera salga a la venta próximamente, "será una novela póstuma, porque él tenía proyectos, pero era consiente de su situación física".
Juan Pablo de Ávila (1960-2012) estudió Ciencias de la Educación en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA). A finales de la década de 1980 editó la revista “Proletra”, junto con Netzahualcóyotl Álvarez Cardona y Óscar Romero.
Como escritor publicó varios títulos, entre los que destacan "Estos ojos que maúllan debajo de la cama" (1990), "Ciudad en los ojos" (1992), "Corazón en el ojo", ganador del Premio Nacional de Poesía "Ramón López Velarde" 1998; "Iba por ahí con los ojos metidos en las miradas rotas" (2000) y "Ojos para las hadas y Dios" (2003), entre otros.
