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Alejandro Páez Varela

23/10/2017 - 12:04 am

Desmantelar a México

El manotazo a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) y a su ahora ex Fiscal Santiago Nieto, es apenas un botón. Su posible independencia era un peligro para la élite del PRI: traía el caso Odebrecht, había iniciado la investigación de desvío de recursos al PRI, es el que podía sacar a César Duarte de su cueva en Estados Unidos y el que tenía atorado al PRI de Veracruz.

Instituciones (y gente como Virgilio Andrade) para servir a Usted. Foto: Cuartoscuro

En un año, un mes y una semana, esta administración federal será historia. Antes, en los siguientes meses, veremos al sistema dar el mayor pataleo del que se tenga memoria. Será  todo un espectáculo… que sería divertido si no fuéramos usted, yo, una Nación entera padeciéndolo. Evidentemente la mayoría en ese gobierno cree que seguirá en el poder o, ¿de qué otra manera se justifica tanta torpeza y tanto cinismo? ¿De qué otra forma se entiende que aún cuando el 93 por ciento de la población le tiene desconfianza –de acuerdo con la última encuesta de Pew– esta administración actúe como si tuviera bono político?

Es claro que la administración federal tiene confianza en el pataleo final, en que se va a salir con la suya. Eso concluyo. Y apuesta todas sus canicas a eso.

Me recuerda César Duarte, Javier Duarte o Roberto Borge poniendo, por ejemplo, a sus fiscales y ministros a modo justo al final de la administración. Como si la gente fuera a mantener en sus manos el gobierno.

Veremos, decía, un gran pataleo: habrá alianzas que no habíamos visto para tratar de conservar el poder. Pongo un ejemplo, así, de botepronto: si José Antonio Meade es el candidato del PRI y supera a Margarita Zavala, ella podría declinar por él en aras de lograr una mayoría; si Margarita junta más votos, todo el aparato del sistema se volcará a ayudarla, como ya lo hizo con Felipe Calderón en 2005-2006, aunque signifique sacrificar a Meade. No apueste a que esto no pasará, porque perderá su dinero. Se trata de una operación que el sistema considera “necesaria”. Y actúa, a diario, como si todas las fórmulas que tiene pensadas funcionarán.

Pero dentro de un año, un mes y una semana, cuando Enrique Peña Nieto entregue la Banda Presidencial, el próximo Presidente o Presidenta recibirá un país desmantelado. Quizás no los sectores productivos, si se conserva el TLCAN, pero sí una gran mayoría de las instituciones. No recuerdo un gobierno tan depredador, y vaya que los hemos tenido. No recuerdo, además, clase política más mezquina: la élite en Los Pinos, que por supuesto incluye al Presidente Peña Nieto, ha trabajado, básicamente, para sus propios intereses. “Interés público” son dos palabras sin valor, y nada más.

El manotazo a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) y a su ahora ex Fiscal Santiago Nieto, es apenas un botón. Su posible independencia era un peligro para la élite del PRI: traía el caso Odebrecht, había iniciado la investigación de desvío de recursos al PRI, es el que podía sacar a César Duarte de su cueva en Estados Unidos y el que tenía atorado al PRI de Veracruz.

Pero lo de Santiago Nieto es, apenas, como digo, una probada. Se trata de un equipo que ha hecho todo para llevar a las instituciones al descrédito en aras de conservar el poder y las ganancias que de él emanan.

Los programas sociales no operan para acabar con el hambre y la pobreza, sino para beneficiar al PRI. La medición misma de la pobreza fue desmantelada con esos propósitos: ahora las cifras de Coneval y de Inegi no son confiables, de acuerdo con los académicos, porque se manipularon para tratar de beneficiar al PRI.

Los contratos a las grandes constructoras amigas son para garantizar recursos al círculo y para dar flujo de efectivo a las campañas del PRI.

Se utiliza el aparato de Justicia para garantizar la impunidad de los asociados del círculo priista.

Se reparten 38 mil millones de pesos entre la prensa para corromper, para comprar, para desmantelar hasta donde se pueda la posibilidad de una prensa libre. Se crean medios adictos a los recursos públicos y a las órdenes del sistema; se les da todo lo necesario para que, de manera desleal, aplasten –con recursos del Estado– a la prensa que pueda eventualmente levantar la voz.

Se interviene en la vida interna de los partidos (como claramente sucede en el PAN y en el PRD) para generar caos, para dividir, para diluir votaciones y para, por medio del desmantelamiento, lograr que los votos del PRI alcancen.

Se tienen líderes obreros corruptos y sindicatos charros –ambos al servicio del PRI– para controlar y, en su momento, para desmantelar la posibilidad de rebeldía de los trabajadores. No importa que los salarios se hundan en todo el país; no importa que la seguridad social sea una broma: los obreros son, en esta visión de Estado, una masa manipulable y si es manipulable, es manipulable para beneficiar al PRI.

Se crean ejércitos de votantes adictos a los dádivas, a las órdenes del sistema; se les da todo lo necesario para que aplasten en masa –con recursos del Estado– a los votantes libres (como pasa en Edomex), a los que eventualmente puedan levantar la voz y provocar un cambio.

Se crea un vacío y se debilitan instituciones para que el PRI y sus asociados puedan operar. La PGR es un trapo apestoso. La Fiscalía Anticorrupción no tiene Fiscal. La Fiscalía General está detenida. La misma Secretaría de la Función Pública (antecedente de la Fiscalía Anticorrupción) duró, con Peña, dos años sin Secretario y cuando lo tuvo, fue Virgilio Andrade, un perrito faldero de la misma élite. En el Senado, la Presidencia fue entregada a Ernesto Cordero por el PRI, cuando su partido, el PAN, lo rechaza.

Por eso digo que lo de FEPADE es apenas un manotazo.

Esta administración apuesta y actúa como si el pataleo final lo fuera a mantener en el poder.

Y no es para reírse, no es para desestimar. Este mismo equipo ha mantenido subyugado al pueblo del Estado de México durante 90 años y cree, confía, lo tiene en el ADN, se prepara para hacer todo lo que tenga que hacer (incluyendo desmantelar a un país entero) para conservar el poder, para seguir cobrando ganancias, para exprimir a (y seguir viviendo de) todos los demás.

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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