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Martín Moreno-Durán

23/11/2022 - 12:03 am

Yo, el odiador

Yo, el odiador, que voy de fracaso en fracaso durante mi Gobierno, y que retomo el odio para justificar mi inutilidad como Presidente, culpando a gobiernos anteriores de mi propio fracaso.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador en conferencia de prensa.
“Yo, el odiador, que voy de fracaso en fracaso durante mi Gobierno, y que retomo el odio para justificar mi inutilidad como Presidente, culpando a gobiernos anteriores de mi propio fracaso”. Foto: Andrea Murcia Monsivais, Cuartoscuro

+ Destruyo por el odio

+ Sobrevivo por el odio 

Yo, el odiador, que del odio ha construido su estrategia política.

Yo, el odiador, que políticamente sobrevive gracias al odio,

Yo, el odiador, que odia y maldice a diario por las mañanas porque no conozco una manera honesta y eficaz de gobernar.

Yo, el odiador, que hasta la tumba llevará el asesinato de su pequeño hermano por un disparo fraterno.

Yo, el odiador, que pretende destruir al Instituto Nacional Electoral para ser yo quien diga cómo realizar las elecciones en México, quiénes sí puedan competir y quiénes no, elegir a ganadores y perdedores y dictar desde Palacio Nacional quien puede gobernar y quién está vetado. 

Yo, el odiador, que maldice a las clases medias que marcharon en favor del INE y que necesita de una marcha propia, marcha del odio, marcha del rencor, para alimentar mi odio personal.

Yo, el odiador, que quiere destruir a la democracia mexicana porque le estorba a la dictadura política que intento instaurar en México.

Yo, el odiador, que ha dicho más de 80 mil mentiras durante su sexenio. 

Yo, el odiador, que jamás me quitaré el estigma de haber pertenecido al PRI, de admirar y emular a Echeverría y a López Portillo, y que hasta nuestros días sigo practicando la política bajo la cual fui diseñado: la política estatista y populista de los años setentas.

Yo, el odiador, que fui derrotado en las urnas en 2006 por Felipe Calderón, rompiendo mi equilibrio emocional, oscureciendo mi alma y pudriendo mi corazón, hasta convertirme en lo que soy ahora: un odiador resentido.

Yo, el odiador, que inventé un fraude electoral para justificar mi derrota, sabiendo en mi entraña que sí fui vencido pero que no estaba dispuesto a aceptarlo porque no soy un demócrata. Soy un intento de dictador.

Yo, el odiador, que he sobrevivido gracias a la patraña de un fraude electoral que no ocurrió, y que convertí en plataforma para lograr mis ambiciones políticas.

Yo, el odiador, que durante años como opositor, como Jefe de Gobierno y ahora como Presidente, me dediqué a odiar a mis críticos, a dividir a mis compatriotas como estrategia política para ganar la Presidencia, y diseminar el germen del odio y del rencor para saciar mi sed de venganza.

Yo, el odiador, que desde el primer día como Presidente, recurrí a mi viejo amigo y aliado: el odio, para seguir ganando seguidores, sin importarme arruinar el tejido social del país.

Yo, el odiador, que llama mascotas o corcholatas a mis fieles sin que ellos se molesten.

Yo, el odiador, que voy de fracaso en fracaso durante mi Gobierno, y que retomo el odio para justificar mi inutilidad como Presidente, culpando a gobiernos anteriores de mi propio fracaso.

Yo, el odiador, que con mis odios he provocado que seis millones de mexicanos se sumen a la pobreza de mi país.

Yo, el odiador, que con mis odios he dejado sin salud pública gratuita a 15 millones de mexicanos.

Yo, el odiador, que con mis odios he generado que en seis de cada diez casas falten alimentos básicos.

Yo, el odiador, que con mis odios he provocado la muerte de dos mil niños con cáncer por falta de medicamentos.

Yo, el odiador, que con mis odios he condenado al cero crecimiento económico a México durante mi sexenio.

Yo, el odiador, que prefiero quemar miles de millones de pesos en mis armatostes inútiles, desamparando a millones de mexicanos que han perdido empresas, empleos, negocios, bienes, durante mi desastroso Gobierno.

Yo, el odiador, que odia a las clases medias e idolatra a los narcos.

Yo, el odiador, que sentenció: “Si van a quebrar, ¡que quiebren!”, refiriéndome a las empresas y negocios que fueron abandonados por mi Gobierno en la pandemia y que no quise apoyar.

Yo, el odiador, que minimizó una pandemia y llevó a México a ser uno de los países que peor enfrentaron al coronavirus.

Yo, el odiador, que expresó una de las frases más miserables de la historia: “Nos vino como anillo al dedo”, refiriéndome a la pandemia, sin importarme y agraviando la muerte de cientos de miles de personas, la enfermedad que devastó a hogares mexicanos, la miseria que se generó y el dolor de las familias.

Yo, el odiador, que con mis odios al liberalismo económico he llevado al país a la inflación más alta de nuestra historia.

Yo, el odiador, que califica a los feminicidios, a los derechos humanos y al ecologismo, como “inventos del neoliberalismo”.

Yo, el odiador de mujeres que prefiere muros de acero a oídos de estadista.

Yo, el odiador, que permite el enriquecimiento ofensivo de mis hijos corruptos, de mis amigos lambiscones, traicionando mi promesa de combatir la corrupción.

Yo, el odiador, que persigue judicialmente a sus rivales políticos.

Yo, el odiador, que admira a los sátrapas: a los Castro, a Díaz-Canel, a Hugo Chávez, a Maduro, a Daniel Ortega, a Putin.

Yo, el odiador, que insulta a mis compatriotas cuando me contradicen, me critican u osan ir en contra de mis medidas dictatoriales.

Yo, el odiador, que a diario me acuesto en mi cama de odios y me despierto inventando y generando odios, para satisfacer mis propios odios.

Yo, el odiador, que vive del odio.

Yo, el odiador, que propala odio.

Yo, el odiador.

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Martín Moreno-Durán
Periodista. Escritor. Conductor radiofónico. Autor de los libros: Por la mano del padre. Paulette, lo que no se dijo. Abuso del poder en México. Los demonios del sindicalismo mexicano. El Derrumbe Retrato de un México fallido. El Caso Wallace. 1/Julio/2018: Cambio Radical o Dictadura Perfecta, y de la novela Días de ira.

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