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Tomás Calvillo Unna

23/11/2022 - 12:05 am

El balcón de la mariposa

“Diestra mariposa de las nupcias del sol y la luna”.

“Dorada mariposa”. Pintura: Tomás Calvillo Unna.

Rendija:

Con INE o sin INE, mancillado o purificado, los partidos políticos y el gobierno, prefieren ignorar el tema central: El crimen ya le cobra piso a la Nación, y este último ejerce cargos de elección popular, convirtiéndose en autoridad y administrador de recursos públicos.

Para sensibilizarse sobre esta dolorosa realidad, vale la pena ver el excelente trabajo cinematográfico de una joven directora mexicana: Alejandra Márquez Abella, quien retoma una historia donde se advierte esa cotidianidad que el crimen carcome, al herir el corazón de las comunidades mexicanas. “El norte sobre el vacío”, expresa el ritmo visual y auditivo del peligro que acecha, del miedo que emerge y se propaga y de un paisaje familiar que se desmorona, por la hostilidad brutal y criminal que se impone; a la que se suma la ceguera trágica de un patriarcado, que encarna en el cazador, convertido en presa.

 

 

El balcón de la mariposa

Cuando las montañas juegan a engañarnos

en su pétreo silencio de inmovilidad,

y ocultan el vaivén del Mar

que sostiene el oleaje de sus verdes;

el ritmo, ese telúrico latido

que nos estremece ante el abismo,

y se propaga

al encender el fuego nocturno

y contemplar el presto vuelo

de la dorada mariposa:

afina su danza de alas

que acompañan al sol en su retiro,

el caleidoscopio de instantes,

los parpadeos del viento

que nos envuelven,

y asombran

en la diestra espiral

de su ascenso;

el bajar y subir,

ese temblor que presagia el encuentro,

la alegría suya de saberse solitaria

entre los árboles

que avivan sus destellos;

su finura

en la precisión de los movimientos,

su lúdica libertad

al sumergirse en los promontorios,

esas olas inmersas

que sus alas atrapan,

el pulcro tatuaje de la naturaleza,

su inaudita transparencia,

el guiño de eternidad

de su frágil y poderosa ternura;

la condición de saber volar

y enseñar a posarse

en el envés de la hoja,

en la rama que el viento inclina

de un lado

a otro,

hasta quedarse unos segundos

en la punta

del roble,

para descender a orillas del camino

donde los viajeros transitan

ignorando su presencia.

Diestra mariposa

de las nupcias del sol y la luna,

adherida al barandal,

pareciera contemplar

en su sutil y breve estancia,

su propia transfiguración;

el trémulo ondular

del alma de cada uno

que ronda, por unos segundos,

junto al balcón de la vida.

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