México

Vecinos de Benito Juárez denuncian que dueños de Torre Mitikah buscan apropiarse de la vía pública

24/01/2017 - 11:06 am

Tras el cisma que ha implicado para su identidad y su historia la irrupción de Ciudad Progresiva, un complejo desproporcionado de siete edificaciones –entre ellas la segunda torre más alta de la CDMX—, el pueblo originario de Xoco (con su iglesia del siglo 17 y vestigios anteriores a la cultura mexica), enfrenta ahora el riesgo de perder su calle principal.

Por Francisco Ortiz Pardo

Ciudad de México, 24 de enero (SinEmbargo/LibreenElSur).- Los dueños de Mitikah, la segunda torre más alta de la Ciudad de México, buscan que les sea cedida en comodato la calle Real de Mayorazgo, en la colonia Xoco, para integrarla como explanada a su conjunto.

Libre en el Sur confirmó que la Oficialía Mayor de la capital, a través de la Dirección General de Patrimonio Inmobiliario, ha puesto a consideración de otras dependencias como la Secretaría de Desarrollo Urbano, la Autoridad del Espacio Público y la Delegación Benito Juárez, la solicitud de la firma de arrendamientos inmobiliarios Fibra Uno, que es propietaria de Mitikah.

En su página de internet, Fibra Uno define su “visión” como la de “convertirse en el tenedor más importante de bienes raíces generadores de rentas en México, diversificado en los segmentos de oficinas, industrial y comercial, tanto del crecimiento orgánico como el de adquisiciones”. De ello se deduce que al usufructuar el espacio público con una explanada para el esparcimiento exclusivo de los residentes, sus rentas se cotizarían más.

Este reportero tuvo acceso al plano en el que Fibra Uno imagina cómo sacar provecho de la calle Real de Mayorazgo. Se puede observar que lo que se pretende es hacer subterránea la vialidad, para que a nivel de superficie se construya una explanada que conectaría los predios que ocupó el Centro Financiero Bancomer en avenida Universidad 1200 (y donde se ha dicho serán las nuevas oficinas de la Secretaría de Educación Pública), y Ciudad Progresiva, un complejo de siete edificaciones a espaldas del Centro Coyoacán y de una estación de la línea 3 del Metro, entre las que se encuentra la Torre Mitikah.

De acuerdo con dicho mapa, que lleva los logotipos de Mitikah y SMA Arquitectos, se afectaría un área pública de 4,799 metros cuadrados, desde la Avenida Universidad hasta la calle San Felipe, que es donde termina el atrio de una iglesia del siglo 17.

En la explanada habría un área abierta para la convivencia entre los vecinos de Mitikah –restringida a su uso durante el día—y accesos a sus estacionamientos, además de una banqueta inferior para el paso peatonal del resto de la gente, incluidos los habitantes del pueblo, a los que se les obligaría a descender hasta cinco metros.

AGREDIDOS POR LA “MODERNIDAD”

Ciudad Progresiva prácticamente ha colapsado Xoco, un pueblito originario donde sus tres mil habitantes aún conservan muchas de las costumbre de sus antepasados y la sociedad local gira en torno del templo y las fiestas religiosas encabezadas por la mayordomía, una institución ancestral.

Con el paso de los años el barrio de sólo ocho irregulares manzanas se ha visto acotado por grandes avenidas, cercenado por nuevas construcciones e invadido por instalaciones como la Cineteca Nacional, el Instituto Mexicano de la Radio, el edificio corporativo de Bancomer, y la Sociedad de Autores y Compositores de la Música. No obstante, aún se puede caminar por sus estrechas callejuelas sin banquetas, en las que todavía subsisten casonas, huertas y comercios –como los tendejones, la carnicería, la mercería, la papelería, la lechería, la pulquería, la peluquería—, que mantienen su apariencia pueblerina, subrayada por su extenso, centenario e histórico panteón.

En Xoco, “lugar de frutas agrias”, se encuentran los más remotos antecedentes de lo que hoy es la delegación Benito Juárez. Ahí, en un montículo conocido como El Cerrito, se encontraron en 1935 vestigios pertenecientes probablemente a la cultura Teotihuacana y muy anteriores a la civilización mexica. A la llegada de los españoles, en el siglo 16, Xoco era una población indígena ribereña del lago de México. Luego se contaría entre los varios pueblos y barrios incluidos en el señorío de Coyoacán que fue otorgado a Hernán Cortés.

Foto: Libre en el Sur
Foto: Libre en el Sur

En el siglo 17 se estableció la hacienda de Xoco, productora de trigo, que suministraba pasto a los habitantes de San Andrés de la Noria y de San Pedro para alimento del ganado. También se fabricaba vino y se alquilaban yuntas para la siembra del maíz y la cebada. En 1908 el pueblo pasó a ser barrio de Xoco, donde se cultivaban maguey y proliferaban los expendios de pulque.

El templo de San Sebastián Mártir, edificado en 1663, se ubica en el centro del antiguo pueblo y consta de una sola planta rectangular de muros de mampostería y tezontle, con techado de terrado y forro de tejamanil. Su fiesta patronal se realiza el 20 de enero y la fiesta grande o del Santo Jubileo, el 20 de abril. E incluye juegos mecánicos, quema de diablitos y toritos, castillo pirotécnico y música de banda, marimba y mariachi. Actualmente la colonia Pueblo de Xoco, que así se llama, colinda al norte con el Eje 8 Sur Popocatépetl, al sur con el circuito interior Río Churubusco, al este con la calzada México-Coyoacán y al oeste con la avenida Universidad.

A lo largo de ocho años, los habitantes de Xoco han enfrentado los embates de Ciudad Progresiva y Mitikah denunciado violaciones al uso de suelo, impacto urbano y patrimonial (se presentaron hundimientos en la franja que colinda con el terreno de la iglesia) y hasta conflicto de intereses. Y es que resulta que, de acuerdo con una resolución del Tribunal de lo Contencioso Administrativo, la Manifestación de Impacto Ambiental la elaboró la empresa Sistemas Integrales de Gestión Ambiental, de la cual coincidentemente es socio Alejandro Nyssen Ocaranza, que se desempeñó como director general de regulación ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente durante la pasada administración.

TORRE DE 185 MILLONES DE DÓLARES

Sin contar el resto de las edificaciones de Ciudad Progresiva, tan sólo la Torre Mitikah se construye en una superficie de 6,270 metros cuadrados. Con una altura de 267 metros y 67 pisos, será el segundo rascacielos más alto de la Ciudad de México, sólo después de la Torre Koi; fue diseñada por los estudios Pelli-Clarke-Pelli. El edificio contará con servicios para uso exclusivo de sus residentes como fitness club, spa con alberca, áreas para niños, eventos y esparcimiento. Además del área residencial tendrá restaurantes, un hospital, un centro comercial, oficinas corporativas y un helipuerto.

En febrero del 2015, la revista Forbes dio a conocer que el fideicomiso Fibra Uno adquirió la propiedad por 185 millones de dólares; la firma también es propietaria del ex Centro Bancomer, cuyo predio se pretende conectar, ahora se sabe, al de Mitikah… a partir del comodato de una calle que es propiedad pública.

La misma publicación explicó que las “fibras” son “instrumentos equivalentes a los Fondos de Inversión en Bienes Raíces estadounidenses, conocidos como REIT, cuyos certificados operan en el mercado como las acciones y ofrecen rendimientos sobre rentas y ganancias de capital de canastas de inmuebles”.

Después de un largo historial de señalamientos y denuncias, la Torre Mitikah será sometida, paradójicamente, a la certificación internacional LEED como edificio sustentable para convertirse en el edificio certificado más grande de Latinoamérica.

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