Activistas avanzan en su propuesta para transformar los zoológicos de la Ciudad de México. Este día, legisladores capitalinos se sumaron a la propuestas de los animalistas y se anunciaron que impulsarán varias propuestas en este tema, entre ellas que estos centros sean virtuales y desaparezcan físicamente, así como la implementación de esquemas para la reintroducción de las especies a su hábitat natural y el replanteamiento de los programas de conservación, educación, investigación y recreación, entre otras.
La colección zoológica de la capital está constituida por 2 mil 243 ejemplares de vida silvestre, 279 especies en total, de las que 50.2 por ciento son nacionales y 49 por ciento, exóticos. Del total de los animales, únicamente dos son reintroducidos en sus hábitats naturales: el lobo mexicano y el cóndor de California.
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Ciudad de México, 19 de mayo (SinEmbargo).- El Proyecto Gran Simio México (PGSMX) presentó a diputados de la capital mexicana, esta semana, una campaña para trabajar en iniciativas que promuevan una transformación en los zoológicos en pro del bienestar animal, la investigación científica y la conservación.
Paulina Bermúdez Landa, presidenta de PGSMX, llevó –junto a los legisladores Carlos Candelaria y Beatriz Olivares– la campaña “Zoomos Cambio”, que, en palabras de la activista, busca “la transformación de los zoológicos capitalinos en espacios donde se dé prioridad a la recuperación de la fauna endémica, así como el replanteamiento de los programas de conservación, educación, investigación y recreación” en los recintos, con el fin de generar impactos positivos en los animales, y en la biodiversidad de la Ciudad de México y el país.
La legisladora perredista se comprometió a dar un espacio en tribuna para dar voz a los animales en cautiverio y aseguró que continuará trabajando para lograr una reconversión de los zoológico, por otros que sean virtuales.
En su oportunidad, el Diputado por el Partido Encuentro Social (PES) coincidió con la postura de su símil y destacó: “No es necesario ver físicamente a ninguna especie […]. Es indispensable desaparecer esos espacios y proveer de nuevas tecnologías”.
Durante la conferencia de prensa celebrada en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), Landa subrayó que la propuesta de transformación cobra especial relevancia tras la reciente publicación de la Constitución de la Ciudad de México en la que se le reconoce a los animales el carácter de sujetos de consideración moral, derecho que se hace extensivo a las especies en cautiverio en la capital.
“Esto obliga a examinar la situación al interior de estos recintos para así prevenir casos como el controvertido fallecimiento del gorila Bantú”, sostuvo.
El 7 de julio pasado, Bantú, un gorila de 24 años de edad que vivía en el Zoológico de Chapultepec, murió de un infarto mientras se encontraba sedado para ser trasladado a Guadalajara con fines reproductivos. Días después se filtraron fotografías de la necropsia donde se demostró que el cuerpo del animal había sido totalmente abierto, decapitado y destazado, activistas calificaron el hecho como “brutal”.
Una vez más, Landa lanzó una exigencia dirigida a Tanta Müller García, Secretaria de Medio Ambiente local, a “que dé explicaciones por la muerte de Bantú”.
ZOOS DE LA CDMX, EN CRISIS
En palabras del activista, los zoológicos de la Ciudad de México: Chapultepec, San Juan de Aragón y Los Coyotes, “protagonizan una crisis institucional”, ya que, aseguró, han fallado en dos importantes objetivos que son la educación ambiental y la conservación de especies.
La colección zoológica de la capital está constituida por 2 mil 243 ejemplares de vida silvestre, 279 especies en total, de las que 50.2 por ciento son nacionales y 49 por ciento, exóticos. Del total de los animales, únicamente dos son reintroducidos en sus hábitats naturales: el lobo mexicano y el cóndor de California.
Ante este panorama, Landa se pronunció: “Es lamentable, sólo el 1 por ciento de las especies de la capital son reintroducidas”.
A fin de renovar dichos espacios, la organización nacida en Estados Unidos pidió considerar los siguientes puntos:
-Crear un equipo interdisciplinario, en colaboración con académicos, profesionistas, sociedad civil y activistas.
-Evaluar al personal administrativo y práctico de los zoológicos, a fin de integrarlos y garantizar su capacitación.
-Transparencia en cuanto a la información médica, económica e higiénica.
-Generar convenios con otros espacios en cautiverio, por ejemplo, santuarios y ecoparques, a fin de trabajar en la búsqueda del bienestar y la conservación de las especies.
-Eliminar la compra- venta de animales.
-Evaluar médica, genética, psicológica y etnológicamente a cada uno de los individuos.
-Impulsar nuevas herramientas para garantizar un espacio en cautiverio (semi cautiverio) ético y científicamente responsable, así como posibles reinserciones in situ, es decir, en áreas naturales protegidas (ANPs) o espacios de semicautiverio.
-Analizar nuevas estrategias de educación ambiental dirigidas a la concientización sobre la importancia de la biodiversidad, su conservación y respeto a la individualidad de los animales.
-Enfocar los esfuerzos y recursos en generar un espacio de cautiverio dedicado al rescate, rehabilitación de especies exóticas, y de conservación de animales endémicos de la capital, por ejemplo, aguililla de Harris, halcón peregrino, tlacuache, gorrión serrano, ajolote y teporingo.
La campaña buscará impulsar que se lleven a cabo acciones en favor de los animales en cautiverio: que el zoo de Chapultepec trabaje en entablar procesos de conocimiento para fortalecer los recorridos pedagógicos, conservar actividades educativas como los cursos de verano, en diseñar actividades educativas para la población adulta, y en formar un equipo de educadores ambientales que permita la construcción social de aprendizajes significativos, entre otras.
Sin embargo, reconoció que este plan “requiere una organización planificada y progresiva, pero inmediata que conste de diferentes etapas de investigación científica”.
Asimismo, subrayó la necesidad de reducir el número de especies animales cautivas y aumentar la conservación e investigación científica; además de remplazar la colección zoológica para adoptar un modelo autóctono; replantear la necesidad de mantener en cautiverio a las especies a las que se pueda reinsertar en su hábitat; retomar los proyectos de investigación e incluir a los ejemplares que impliquen una incidencia real en la vida silvestre; eliminar la tenencia de animales adquiridos a partir de compra y provenientes de criaderos inadecuados o de dudosa procedencia.
Otros puntos importantes que PGSMX señaló son el fortalecimiento de acciones en torno al bienestar animal, inclusión de la colección zoológica en programas de enriquecimiento animal, desarrollar alternativas relacionadas con los animales exóticos que no pueden ser liberados en su hábitat natural.
Por ello, citaron el caso del orangután “Toto” que podría ser trasladado al santuario para grandes simios en Brasil, de la organización Proyecto Gran Simio Brasil.
LOS ANIMALES SUFREN DAÑOS
A través de su página oficial, la organización difundió una hoja de datos en la que alerta que los animales cautivos en ambientes artificiales cuentan con pocos estímulos y nulo enriquecimiento ambiental, por lo que a menudo desarrollan patrones de comportamiento anómalo que sólo se presentan en cautiverio:
1. Reacciones de huida: Generalmente se observa en animales capturados de su hábitat natural, especialmente los primeros días tras su captura. Los comportamientos provienen de la restricción y de la frustración ante la imposibilidad de huir. Suelen correr sin orden, por lo que se lastiman o caen desplomados en estado de estupor.
2. Trastornos alimenticios: Algunos animales se niegan a comer en cautiverio y se les tiene que forzar, situación que en ocasiones suele ser dolorosa. Otros llegan a obsesionarse con la comida, por lo que la obesidad se convierte en un problema frecuente.
3. Desplazamiento: Los comportamientos naturales aparecen en contextos antinaturales, así que algunos animales responden a los estímulos y comienzan a acicalarse repetidamente, por ejemplo.
4. Automutilación: Se han observado daños físicos autoinflingidos, que van desde morderse la cola o las patas, hasta golpearse la cabeza contra las paredes o las rejas.
5. Sobreacicalamiento: Los animales pueden llevar el acicalamiento a niveles exagerados, arrancándose pelo o plumas, lo que les provoca irritación en la piel, entre otros daños.
6. Sexual anómalo: Se puede definir como una hiperactividad sexual, excesiva masturbación, intentos de cópula con objetos sustitutos, etcétera.
7. Comportamiento estereotípico: Adquieren patrones o secuencias de comportamiento morfológicamente similares, realizadas repetitivamente y sin función aparente.
NO ES LA PRIMERA VEZ QUE LLAMAN A LA TRANSFORMACIÓN
En julio pasado, organizaciones de la sociedad civil se reunieron con Tanya Müller García, titular de la Sedema, donde el representante de la Fundación Franz Weber en México, propuso trabajar en la transformación de los zoológicos en la capital.
En aquella ocasión también Paulina Rivero Weber, doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), subrayó la necesidad de establecer una alianza entre sociedad, Gobierno y organizaciones para lograr la transformación del zoológico de Chapultepec.
Y agregó que el actual modelo de los zoológicos no está contribuyendo con la educación de los niños que son el futuro de México: “estamos maleducando a los más pequeños y los estamos haciendo insensibles al dolor. Cómo no queremos tener un país indiferente y violento”, cuestionó.
Al igual que los activistas de la Fundación Franz Weber y Proyecto Gran Simio, Roberto Vieto, miembro de la organización internacional World Animal Protection, indicó que el modelo tradicional de los zoológicos no puede prevalecer si se busca velar por el bienestar y la conservación de los animales no sólo en México, sino alrededor del mundo.
“Como organización de bienestar animal nosotros siempre decimos que los animales salvajes pertenecen a la naturaleza y por ello debemos trabajar por mantenerlos en su hábitat, libres de cautiverio”, dijo.
Aunque señaló que este tipo de recintos pueden tener un importante papel en los esfuerzos de conservación de especies silvestres amenazadas o al borde de la extinción, siempre y cuando sean apegados a los más altos estándares de bienestar animal.