Los reclusos del Centro de Readaptación Social de Tijuana -algunos de ellos sujetando una Biblia- hicieron a Millán preguntas como qué le inspira para escribir, si es difícil hacerlo, cuáles fueron sus comienzos o cuánto tiempo tarda para hacer una nueva obra.
Por Isabel Reviejo
Tijuana (México), 24 de mayo (EFE).- Ahondando en su propia experiencia, el escritor Hermes Millán invitó hoy a los internos de una cárcel de Tijuana, en el noroeste de México, a conectar sus vivencias con la literatura y poner sus sentimientos “en palabras”.
Como parte del programa extramuros de la 35 Feria del Libro de Tijuana, el autor uruguayo leyó ante un centenar de reos algunos poemas de su libro más reciente, “El circo de las palabras y otros malabares”, tras lo cual dio comienzo a un turno de preguntas en el que tejió una complicidad con el público a través bromas y anécdotas.
Los reclusos del Centro de Readaptación Social de Tijuana -algunos de ellos sujetando una Biblia- hicieron a Millán preguntas como qué le inspira para escribir, si es difícil hacerlo, cuáles fueron sus comienzos o cuánto tiempo tarda para hacer una nueva obra.
El escritor les narró cómo en su casa no tenían muchos recursos, pero nunca faltaron los libros, por lo que la propia lectura fue lo que le llevó a escribir.
También mencionó algunos de los autores que le marcaron, como Juan Carlos Onetti o Luis de Góngora, en cuyas creaciones se ve la difícil relación entre “el dolor interno y la posibilidad de encontrar las palabras” para narrarlo.
“Creo que los poetas deberían leer, hacer con sus textos un espacio de comunicación”, afirma a Efe Millán tras el encuentro, impulsado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) y que calificó como “emotivo”.
Asegura que le resulta “motivador” que haya tal “receptividad y avidez” en el público para participar en algo que “en principio podría generar la idea de que va a ser aburrido”; una impresión que ya había tenido al realizar eventos similares en otras prisiones de Uruguay o México, donde reside.
El autor, responsable de obras como Más cine por favor, seleccionó para la lectura textos que hablaran del desarraigo, la paternidad y el desamor, porque consideró que estos “podían conectar muy bien con las historias emocionales y afectivas de los reclusos”.
Asimismo, vio que era interesante animar a los internos a “poner los sentimientos en palabras”.
Uno de los asistentes, Gabriel, dice a Efe que se siente agradecido por haber escuchado al autor, ya que “no todos los días pasa esto”.
“De ahí aprende uno, le inspira a seguir por el buen camino, a actuar diferente, pensar diferente, hacer las cosas muy diferentes a cómo las hacía antes”, reflexiona, y agrega que le “causó mucha admiración” saber cómo vivía el escritor de joven.
Aunque en uno de los momentos del evento el autor preguntó “¿quién de aquí escribe?” y nadie se atrevió a alzar la mano, Gabriel asegura que desde que está interno escribe “mucho”.
“Todo mi transcurso del día lo escribo en una libreta, un resumen de la vida que estoy viviendo aquí, las experiencias que estoy viviendo a diario”, relata.
Esta situación le ha hecho apegarse a la religión, y tiene la idea de que “las experiencias tienen que ir alimentándonos espiritualmente, para motivarnos a hacer algo en la vida”.
“Por algo pasan las cosas”, asevera.
Después de la charla con los internos, Millán firmó algunos ejemplares de su nuevo libro y de algunas obras anteriores, que quedarán en la biblioteca del Centro de Readaptación.
Mientras lo hacía, los reos le despidieron con una enfática ovación, entre la que se escuchó repetidas veces una misma palabra: “¡Gracias!”.
La Feria del Libro de Tijuana, que se desarrolla hasta el 28 de mayo en esa ciudad del estado de Baja California, fronteriza con Estados Unidos, contempla unas 300 actividades, con las que se espera lograr una asistencia superior a 100 mil personas.