Microhistorias: Octavio Paz y el Nobel

24/10/2015 - 12:01 am

Han pasado 25 años de que Octavio Paz ganó el Premio Nobel de Literatura. Las siguientes líneas recuerdan parte de su vida y su obra cumbre.

El Nobel no es un pasaporte a la inmortalidad. La relativa inmortalidad

de las obras literarias y artísticas la da la calidad.”

Octavio Paz, 12 de octubre de 1990.

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Ciudad de México, 24 de octubre (SinEmbargo/WikiMéxico).- En diciembre de 1990, el escritor, poeta, narrador, ensayista, traductor, editor y gran impulsor de las letras mexicanas, Octavio Paz, fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura por:

“…su escritura apasionada y de amplios horizontes, caracterizada por la inteligencia sensorial y la integridad humanística […] porque mira al mundo como si lo pronunciará. Su poesía consiste, en gran medida, de la escritura con y sobre las palabras. Se trata de exquisita poesía amorosa, sensual y visual al mismo tiempo”.

Durante la ceremonia, el discurso de presentación del galardonado estuvo a cargo del poeta, novelista e historiador literario Kjell Espmark, quien elogió a Octavio Paz por su escritura, su pasión, su integridad y por reflejar en toda su obra el amor por su lenguaje. Al terminar el discurso de Paz, el cual abrió hablando del significado de la palabra “gracias”, el rey de Suecia, Carlos XVI Gustavo, lo condecoró con la medalla, el diploma y un premio de 700 mil dólares, que lo acreditaron como el primer mexicano en recibir el Premio Nobel de Literatura.

Octavio Paz Lozano nació en la ciudad de México el 31 de marzo de 1914. El mismo poeta relató que su niñez y su vida familiar se polarizó entre dos figuras: su abuelo Irineo Paz, escritor, intelectual y allegado al gobierno de Porfirio Díaz y su padre, Octavio Irineo Paz, simpatizante de la Revolución Mexicana y cercano a Emiliano Zapata.

Además del Premio Nobel de Literatura, Paz fue distinguido con muchos galardones, pero por encima de todos los reconocimientos, su legado es incalculable y permanente. Su obra lo convirtió en uno de los mexicanos más lúcidos de la segunda mitad del siglo XX, referente del pensamiento universal, de las letras y de la poesía.

Octavio Paz murió en su casa de Coyoacán la noche del 19 de abril de 1998 a la edad de 84 años.

LOS CAMINOS DEL LABERINTO

La construcción del mítico Laberinto de la soledad sucedió durante 1948 y 1949, años en que Octavio Paz desempeñaba en Francia un cargo diplomático -ya antes había deslumbrado con su volado Águila o sol. Fue publicado por primera vez en 1950, la segunda edición se imprimió en 1959.

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El Laberinto es un retrato moderno que nace de una pregunta: ¿por qué somos como somos? Todo retrato es más que una tentativa de realismo, está de por medio el retratista que lo refleja y es aquí en donde aparece la crítica. En Vuelta a el laberinto de la soledad, el escritor apunta: “un poeta me dijo algo muy divertido: que yo había escrito una elegante mentada de madre contra los mexicanos

Entre los caminos de letras del laberinto, Paz nos recuerda a nuestra Malinche madre. Describe la conflictiva relación que tiene el mexicano consigo mismo. “El pueblo mexicano no perdona su traición a la Malinche. Ella encarna lo abierto, lo chingado, frente a nuestros indios, estoicos, impasibles y cerrados”.

El libro entró en amplia circulación en 1968; Paz no podía ser indiferente ante las dramáticas consecuencias que de ese año en la historia del país, por lo que, pluma en mano, vuelve a analizar las heridas abiertas y escribe Posdata en 1969, un capítulo adicional que se convierte casi en un libro autónomo, de hecho, en muchas ocasiones han sido publicados juntos.

“Nuestro calendario está poblado de fiestas […] Cada año, el 15 de septiembre a las once de la noche, en todas las plazas de México celebramos la fiesta del grito; y una multitud enardecida efectivamente grita por espacio de una hora, quizá para callar mejor el resto del año.

La máscara, la fiesta, lo abierto y  lo cerrado, la soledad y la comunión. Son las categorías que utiliza Paz, para intentar descifrar la mezcla de resentimientos históricos que conforman la personalidad y el carácter del mexicano; un ser cargado de tradición.

El laberinto de la soledad es sin duda una obra magistral del ensayo en lengua española y un texto fundamental para comprender la esencia de la individualidad mexicana que ha quedado definitivamente grabado en la consciencia intelectual de México y en la historia del pensamiento universal.

 

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