El pocito encantado, una historia veracruzana acerca de la fe y los milagros

24/10/2021 - 12:03 am

Veracruz es un lugar con muchas leyendas, una de ellas es la de El pocito encantado, un lugar que atrajo a muchas personas y las llenó de fe.

Ciudad de México, 24 de octubre (SinEmbargo).- Las leyendas son parte importante en la riqueza cultural de nuestro país, cada estado y cada poblado cuenta con historias que han pasado a través de las generaciones y se mantienen vivas. Veracruz es un lugar rico en olores, sabores, historia, danza y por su puesto en leyendas que en otras ocasiones hemos compartido, tal es el caso de la del Callejón del Diamante, la Mulata de Córdoba y la Condesa de Malibrán. Ahora es turno de El pocito encantado, una leyenda del municipio de Álamo Temapache.

Una mañana un niño jugaba en el patio de su casa, tenía entre 7 y 9 años de edad, cuando escuchó por casualidad la conversación de sus padres. El padre hablaba de un hallazgo, una aparición en una comunidad cercana a Álamo, al niño le resultó interesante la plática y se acercó para escuchar más.

El hallazgo se había producido en el ejido Pueblo Nuevo, una comunidad del municipio Álamo Temapache en Veracruz, ahí había aparecido la imagen de una virgen en un pozo de agua. El padre dijo: “Vamos, para verlo con nuestros ojos y que nadie nos cuente”. Así que emprendieron el viaje con destino al lugar que parecía estar encantado, quién sabe cuánto tiempo caminó la familia, pero pasó por caminos de terracería y otros de grava.

Después de un tiempo, por fin llegaron al lugar del Pocito Milagroso, como ya conocían al sitio; algunas personas llevaban a sus padres, hermanos o hijos para que se bañaran con el agua que sacaban del pozo, con la creencia de que el agua bendita limpiaba su cuerpo y curaba sus males; otros llenaban botellas para llevarse agua a casa. El lugar parecía mágico, había dos árboles en ambos lados del camino en el que sus ramas formaban una especie de techo para que no pasara la luz del sol que a medio día solía ser fuertes, por lo tanto el lugar era fresco y había muchas velas encendidas alrededor del pozo, la mayoría para pedir un milagro.

Algunas personas decían haber sido merecedoras de un milagro al beber el agua o bañarse en ella. Se dice que ahora es más fácil llegar, sin embargo, taparon el pozo varios años después de la aparición.

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