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Sanjuana Martínez

25/02/2018 - 11:55 pm

Rosario Robles, la villana favorita

Rosario Robles insiste en señalar que la asignación de contratos de manera directa, es decir, de manera discrecional “es legal” y que la contratación de empresas es también absolutamente legal.

La señora Rosario Robles se equivoca. Foto: Especial.

En todo historia que se digne de ser buena habrá siempre un villano. En este drama nacional que vivimos de manera cotidiana, en esta opereta, en este vodevil inverosímil por los excesos de la clase política, existe un personaje de novela, una villana favorita llamada Rosario Robles, la gran traidora de la izquierda.

Rosario Robles apareció en el sexenio de Enrique Peña Nieto como la personificación de la bajeza de la clase política que dice gobernarnos. Se entregó a los brazos del PRI sin importar su origen ideológico, ni sus principios supuestamente de izquierda.

Por un puesto se traicionó a sí misma y también a sus ex compañeros militantes. De aquella Rosario Robles que formó parte de la Organización de Izquierda Revolucionaria Línea de Masas (OIR-LM), una agrupación de corte maoísta, no queda nada. De aquella líder estudiantil y líder sindical de la UNAM donde ocupó la cartera de la Secretaría de la Mujer STUNAM, ya no queda ni el recuerdo. Ni tampoco de la protegida por Cuauhtémoc Cárdenas dentro del Partido de la Revolución Democrática (PRD) donde fue secretaria de organización, diputada, organizadora de las Brigadas Amarillas que ampliaron la militancia perredista por el país y jefa del gobierno del Distrito Federal.

La maoísta Rosario Robles se ha convertido ahora en una neoliberal priista, una mujer a la que persigue la sombra de la corrupción. Y no es cualquier corrupción, es la corrupción más indigna, más infame, producto de la malversación de recursos destinados para los pobres de México, que no son pocos: 70 millones de personas, la mitad pobres alimenticios, gente que no obtuvo beneficios de su Cruzada Nacional Contra el Hambre, un programa- fiasco de la Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol), cuyos recursos fueron a parar a otro lado.

Ahora sabemos, gracias a la Auditoria Superior de la Federación (ASF), los secretos de su gestión luego al frente de la Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), donde también encabezó programas que no cumplieron con su objetivo. De acuerdo a la ASF, Robles incurrió en un “mal uso” de recursos por mil 792 millones de pesos dentro del Programa de Apoyo a la Vivienda (PAV).

No es el único “desvío” que se le investiga a Rosario Robles, entre 2013 y 2015 mientras estaba en la Sedesol, este órgano fiscalizador descubrió una red de desvío multimillonarios a través de universidades y empresas fantasma. Señala que incurrió en “probables daños o perjuicios o ambos a la hacienda pública”, con montos de mil 740 millones en 2013, mil 17 millones en 2014 y mil 787 millones en 2015.

La más indignante de la corrupción en las dependencias que han estado a cargo de la señora Secretaria Rosario Robles, es que se trata de programas sociales que no se cumplieron. Por ejemplo, la investigación de la ASF establece que, de las 123 mil 500 “acciones de vivienda” que la Sedatu se comprometió a apoyar en 2016, se realizaron únicamente 36 mil 600, es decir, una tercera parte. ¿Y qué paso con las 87 mil restantes? Pues que Rosario Robles decidió no terminarlas o no empezarlas.

La funcionaria ex maoísta del gobierno de Peña Nieto, aparece luego en televisión nacional diciendo con la seguridad que le otorga saberse dentro del juego “juez y parte”, que es la primera interesada en que se aclaren los desvíos señalados por la ASF.

Rosario Robles insiste en señalar que la asignación de contratos de manera directa, es decir, de manera discrecional “es legal” y que la contratación de empresas es también absolutamente legal.

Lo que no dijo, la señora Secretaria, es que podrá ser legal lo que hace, pero no es ético. Tampoco explicó que un buen numero de esas empresas son “fantasmas”, es decir, empresas de papel para triangular recursos públicos. Igualmente dejo sin explicación, la contratación de 40 asesores en la Sedatu, con sueldos superiores a 60 mil pesos mensajes, bajo la modalidad de “prestadores de servicios”, que son sus amigos, compañeros pirostas, e incluso la entonces coordinadora de campaña su hija Mariana Moguel Robles.

De manera sorprendente, la ex maoísta, aparece en televisión hablando de ella en tercera persona: “¿Por qué nada más señalan a Rosario Robles? dice sobre ella misma, intentando defenderse de las evidencias mostradas. “La primera y más interesada que la investigación se haga a fondo es Rosario Robles”, señala una mujer que se desdobla, se distancia de sí misma, en un yo mayestático para separarse de la sobra de la corrupción que la persigue desde hace años.

Con la seguridad que proporciona la impunidad de la cual ha gozado, ahora Rosario Robles nos intenta convencer que ella es una funcionaria intachable sin departamentos en Miami o casas en el extranjero y por tanto dice haber solicitado a la Unidad Financiera de Hacienda que hicieran un estudio de la evolución de sus finanzas y a la PGR que le expliqué si está su nombre en algunas denuncias.

La señora Rosario Robles se equivoca. Eso no demuestra su honradez, tampoco prueba su decencia. La triangulación del dinero mal habido incluye el uso de prestanombres, la utilización de estructuras financieras diseñadas especialmente para la opacidad y la simulación.

¿Cuántos funcionarios y políticos mexicanos se han enriquecido sin tener nada a su nombre? Decenas, cientos, la lista no podríamos definirla porque para eso existen las empresas fantasma, los esquemas de triangulación de la estafa maestra utilizando las universidades estatales y los esbirros dispuestos a llevarse una buena tajada del pastel a cambio de prestar su nombre al enriquecimiento ilícito de los servidores públicos.

Las revelaciones de la ASF tocan directamente al candidato priista a la presidencia del PRI, José Antonio Meade, pero él, como Rosario Robles, se ha deslindado de cualquier responsabilidad de hacerse de la vista gorda al llegar a la Sedesol, luego de la ex maoísta, funcionaria del gobierno de Peña Nieto.

Pero Rosario Robles es la villana favorita desde antes, desde que declaró su amor “incondicional” por Carlos Ahumada y se intentó justificar declarando: “mi error fue enamorarme”. Es la villana favorita desde que vendió a sus compañeros de partido orquestando los videoescandalos junto a Ahumada, Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos con el fin de exhibir en Televisa la financiación ilegal del PRD y destruir a su acérrimo enemigo, Andrés Manuel López Obrador para sacarlo de la carrera presidencial.

Pero insisto, de aquella Rosario Robles que leía su libro de cabecera: “Cinco tesis filosóficas de Mao Tse-Tung”, hemos pasado a la mujer que habla de sí misma en tercera persona. En su libro “Con todo el corazón: una historia personal desde la izquierda”, la ex maoísta dice:

“Soy una mujer como todas. Que se equivoca… que se enamora, que tiene afectos y desapegos… soy una mujer que ha puesto el corazón en todo. Eso a veces es bueno, a veces no. Pero al igual que todos exijo que se me juzgue por mis actos. Por mis hechos…”
Ojalá y así sea.

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Sanjuana Martínez
Es periodista especializada en cobertura de crimen organizado.

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