Microhistorias: La faceta universitaria de Vicente Lombardo Toledano

25/07/2015 - 12:01 am

Por: Karla Motte

Ciudad de México, 25 de julio (SinEmbargo/WikiMéxico).- El intelectual revolucionario Vicente Lombardo Toledano, personaje muy influyente de México en la primera mitad del siglo XX y cuya obra se desarrolló en la política, la educación, la sociología, la filosofía y la organización obrera, tuvo una importante faceta como universitario. Además de haber estudiado en la Universidad Nacional y formar parte de la brillante camada de jóvenes conocida como “Los siete sabios de México” cuando era estudiante de Leyes en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, fue nombrado en dos ocasiones director de la Escuela Nacional Preparatoria, desde donde intentó implementar una orientación educativa acorde con las transformaciones sociales de la revolución.

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Vicente Lombardo Toledano, educador.

Lombardo Toledano ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) en un periodo de gran efervescencia política, pues durante sus años de estudiante México presenció los años de la revolución maderista, la caída del régimen de Díaz, el ascenso y caída del presidente Madero, la decena trágica y el ascenso de la presidencia ilegítima de Victoriano Huerta.

Desde el edificio de la ENP, ubicado el Antiguo Colegio de San Ildefonso, su generación vivió de cerca los conflictos que marcaron una profunda transformación en nuestro país. Al ingresar en 1914 a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, destacó junto con un grupo de estudiantes que compartían algunas inquietudes.

Influenciados por el legado intelectual y cultural de la generación del Ateneo de la Juventud, los “siete sabios” (también bautizados como la generación de 1915 por Manuel Gómez Morin, uno de sus miembros) decidieron formar una sociedad de conciertos y conferencias y una universidad sui generis: la Universidad Obrera de México, con la intención de llevar lo más elevado del conocimiento a la clase trabajadora. Los demás miembros de su generación fueron: Alfonso Caso, Manuel Gómez Morín, Antonio Castro Leal, Alberto Vázquez Mercado, Teófilo Olea Leyva y Jesús Moreno Baca.

Antonio Caso y Lombardo Toledano.
Antonio Caso y Lombardo Toledano.

Desde esa experiencia, los jóvenes intelectuales manifestaron su interés por contribuir con la obra revolucionaria y el proceso de reconstrucción nacional desde el ámbito de la cultura y la educación. Lombardo consolidó esa idea, además de que con el tiempo desarrolló su postura orientada hacia el socialismo, que consideraba a la educación como una de las vías de la emancipación social.

En marzo de 1922, Lombardo fue nombrado director de la ENP y durante su gestión se encargó de organizar el Primer Congreso de Escuelas Preparatorias, donde se discutió la unificación de los planes de estudios de la nación. Desde aquél momento expresó la importancia de que en las instituciones educativas se impartieran los principios sociales de la revolución, como una forma de orientar ideológicamente a la juventud para que contribuyera con los ideales del gobierno revolucionario. Sin embargo, ante el desacuerdo de un importante número de estudiantes, este proyecto no se consolidó, aunque sí logró establecer una nueva modalidad: la Escuela Preparatoria Nocturna para Trabajadores, que posteriormente se convirtió en la Prepa 3.

El Antiguo Colegio de San Ildefonso, recinto de la ENP.
El Antiguo Colegio de San Ildefonso, recinto de la ENP.

Además de haber fungido como director de la Escuela de Verano para Extranjeros de la Universidad Nacional en mayo de 1922 y como director de la Escuela Central de Artes Plásticas de la Universidad Nacional en 1930, cumplió un segundo periodo de corta duración, entre enero de 1933 y octubre del mismo año. En este periodo ocurrió uno de los procesos más significativos de su carrera educativa, mismo que también implicaría su expulsión de la Universidad.

En el mes de septiembre de 1933, en el Anfiteatro de la ENP ante estudiantes y autoridades de la Universidad y algunos representantes gubernamentales, Lombardo sostuvo un intenso debate con el profesor y filósofo Antonio Caso acerca de la orientación ideológica de la Universidad Nacional. La postura de Lombardo era que la Universidad, por ser una de las instituciones del Estado mexicano, debía otorgar una orientación ideológica y política a sus estudiantes, de acuerdo con los principios de la revolución. Por el contrario, Caso defendió la postura de que la Universidad, que para ese entonces ya tenía cuatro años de ostentar la cualidad de autónoma, debía albergar todas las posturas filosóficas y hacer patente la libertad de cátedra.

Al terminar el evento se llevó a cabo una votación en la que triunfó la postura de Lombardo, cuestión que exaltó los ánimos e incitó a un gran número de estudiantes y profesores opositores a declarar la huelga en la Universidad. A mediados de octubre, los huelguistas lograron que el rector, Roberto Medellín, y el director de la ENP, Lombardo Toledano, renunciaran a sus cargos. Fue entonces que la Universidad reiteró su autonomía, mientras que Lombardo no pudo volver nuevamente a las aulas universitarias. Su obra educativa, entonces, dio un viraje se desarrolló en otros espacios y ya no en la Universidad Nacional.

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