Diego El Cigala: Como un pájaro libre, desde el flamenco al mundo

25/09/2016 - 12:05 am

En un formato que ha denominado “Íntimo y acústico”, el célebre cantaor español regresa a México, un lugar que lo he hecho suyo desde que presentara hace ya más de una década su inolvidable Lágrimas negras.

Ciudad de México, 25 de septiembre (SinEmbargo).- “Me siento como un pájaro libre”, dice Diego El Cigala a SinEmbargo. Habla con voz tenue y firme desde su paraíso terrenal en la República Dominicana, donde vive desde hace unos años, en el punto exacto de equilibrio entre su España natal y la Latinoamérica que lo ha visto crecer y hurgar en los cancioneros autóctonos.

Ha cantado tango, ha explorado el folclore argentino y siempre sueña con interpretar las canciones de José Alfredo Jiménez, porque lo suyo es partir desde el flamenco, su discurso esencial, hacia todas las músicas del mundo, menos el reggaetón, desmintiendo y provocando los límites que pretenden imponer –por suerte, cada vez menos- los ortodoxos del género.

La cita es el 6 de octubre en el Teatro de la Ciudad, donde el artista animará el espectáculo Íntimo & Acústico, acompañado sólo por el piano de Jaime Calabuch Jumitus, un gitano catalán del Barrio de Graçia con el que viene presentándose a lo largo y ancho del continente.

“Me siento como un pájaro libre con el piano, me siento feliz porque puedo cantar libre un repertorio que es una maravilla, con canciones de Roberto Carlos, José Feliciano, Armando Manzanero”, insiste el ganador de varios premios Grammy, que navega en las aguas del bolero con mucha comodidad.

“La verdad es que el repertorio es una pasada, hay canciones hasta de Rocío Jurado y te permite mucho. Hay un poema musicalizado de Federico García Lorca, que lo cantaba incluso Camarón y que se llama La nana del caballo grande, que tiene mucha emoción”, dice El Cigala.

Nacido en Madrid el 27 de diciembre de 1968, Diego se abrió paso a puro talento en la música popular, pero realmente conoció y amplió sus posibilidades artísticas cuando se entregó al piano del cubano Bebo Valdés (1918-2013). Desde entonces, es esclavo del instrumento.

“Con Bebo aprendí qué cosa es la música latina y afrocubana. Cuando conocí a Bebo, conocí a mi héroe. Fui a Cuba por él y estar con él fue como estar en medio de una Master Class permanente, dice Diego, quien tanto se anima a cantar un flamenco puro como hacer una rara y aclamada versión de “Cóncavo convexo”, el famoso tema del brasileño Roberto Carlos.

EN LA ALEGRÍA Y EN LA AGONÍA

“En la alegría y en la agonía me valgo de la música que cura las heridas del alma”, ha dicho Diego El Cigala, un intérprete extraordinario que, según opinión de su amigo Andrés Calamaro, “tiene un afinación, un fraseo, un caudal vocal que la verdad son de otro mundo”.

“Cantar con él es imposible, pero sin embargo Diego te escucha, te apoya mucho, tiene una gran sensibilidad”, dice El Salmón.

Para el cantaor, gracias al piano de Bebo “traspasé la barrera de ser sólo un cantaor con la guitarra”, afirma el gran intérprete de la soledad y el silencio.

El cantar otros géneros desde su flamenco natal, “ha transcurrido de forma natural en mi vida, sobre todo gracias al piano”, reconoce.

Diego El Cigala en el Carnegie Hall. Foto: Especial
Diego El Cigala en el Carnegie Hall. Foto: Especial

Nacido como Ramón Jiménez Salazar, comenzó a hacerse internacional de la mano del productor español Javier Limón, de quien se separó para crear lo que hoy considera “un sello particular, algo que es difícil de lograr en el arte”.

“Ahora no canto lo que no me gusta, las cosas me van bien, soy un cantante esencialmente flamenco y siempre que me acerco a otros géneros, lo hago con mucho respeto”,  dice el artista a quien el legendario Paco de Lucía (1947-2014) describió como “una de las voces más bonitas del flamenco de hoy, una voz de caramelo que derrama el corazón en todo lo que canta. Siempre que lo escucho se me alegra el alma”.

Lo cierto es que más allá de los gustos, El Cigala ha demostrado con su arte la grandeza del género del que ha partido. “El flamenco tiene esa virtud de poder adaptarse a todas las músicas, aunque nunca puedo romper la base. Dicen que he creado alguna escuela, pero lo que siempre quise es aportar algo cantando bolero, salsa y tango, que suenen verdaderos en mi garganta”, afirma.

Estas combinaciones de ninguna manera deben ser confundidas con esa palabra demoníaca llamada “fusión” y en cuyo nombre suelen perpetrarse grandes herejías musicales.

“El flamenco no necesita fusionarse con nada; se ha mantenido toda la vida con una guitarra y si le agregas teclados o batería electrónica se convierte en música de Mc Donalds. Es un género que hace más de 400 años que es patrimonio de la humanidad”, dice El Cigala.

“Como dice el refrán, en el riesgo está el placer. Con la música tengo que estar en continuo movimiento, buscando cosas me llenen el corazón para luego poder cantar. Ese es el gran compromiso conmigo, el de buscar hasta encontrar. Amo mucho la música y tanto la amo que corro a menudo el peligro de que me aburra”, reconoce.

Creció en el barrio popular del Rastro, en Madrid. Sobrino del cantante flamenco Rafael Farina, a los 12 años ganó un concurso de televisión y el primer premio del certamen Flamenco Joven de Getafe.

Hoy, que ha pasado mucha agua bajo el puente, se siente “un cantante viejo”, pero “con mucha sabiduría”, feliz de cantar en México “la punta de Latinoamérica, la puerta de entrada al continente, un país que amo con todo mi corazón”, se entusiasma.

A los hijos del recientemente fallecido Juan Gabriel les manda su sentido pésame. “No llegué a conocerlo, pero sin duda me fascinaba cómo cantaba y lo respeto por esa manera de poner a México siempre en lo alto”, dice Diego.

De España, donde estuvo cantando en agosto, se siente lejos, “como fuera de lugar”. “Estoy trabajando mucho por Latinoamérica, donde tengo un público muy hecho que no tenía antes. España es maravillosa, es donde nací y lo que espero es que después de todo lo tremendo que ha pasado, encuentre pronto el camino para salir adelante”, concluye el cantaor.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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