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Francisco Porras Sánchez

25/09/2022 - 12:02 am

Música y política II

La música ha sido usada en multitud de ocasiones para transmitir un mensaje propiamente político, con el objetivo de obtener o consolidar el poder de las élites. Sin embargo, este poder es casi siempre “suave” o “blando”, en el sentido de que no se fundamenta en la coerción legal o económica para asegurar que las […]

Sergei Prokofiev. Foto: Especial

La música ha sido usada en multitud de ocasiones para transmitir un mensaje propiamente político, con el objetivo de obtener o consolidar el poder de las élites. Sin embargo, este poder es casi siempre “suave” o “blando”, en el sentido de que no se fundamenta en la coerción legal o económica para asegurar que las decisiones de los gobernantes sean acatadas, sino más bien en la comunicación de la idea de inevitabilidad de su posición rectora de la sociedad, o de superioridad tecnológica, cultural, o de expertise de algún tipo.

Un ejemplo interesante se encuentra en la Cantata por el XX Aniversario de la Revolución de Octubre, compuesta por Sergei Prokofiev entre 1936 y 1937. La obra narra los principales sucesos desde la toma del Palacio de Invierno hasta la promulgación de la nueva constitución en 1936, bajo Stalin. Aunque Prokofiev usó textos de éste, Marx y Lenin, fue acusado de oportunismo por haber compuesto música ligeramente disonante para palabras que eran consideradas parte del canon político soviético. En este sentido, un tratamiento más triunfalista y tradicional de los textos seguramente hubiera asegurado su aceptación entre los dirigentes del partido. Esto no quiere decir que Prokofiev tratara de hacer una crítica implícita al poder usando recursos musicales, como hacía Shostakovich, quien introducía melodías que parecían sacadas de una función de circo, o que repetían una frase aparentemente feliz —como se suponía era la sociedad soviética— hasta la locura. En el caso de Prokofiev, los censores oficiales consideraron que la música era demasiado extraña y difícil de entender, lo que disminuía el respeto con el que debían ser tratados los textos. El resultado final fue que la obra no fue estrenada sino de forma póstuma, hasta 1966.

Si el(la) lector(a) se lo puede imaginar, la Cantata integra tesis filosóficas, discursos políticos (incluyendo una arenga que se debe gritar usando un altavoz), grabaciones de disparos, y artículos de la constitución rusa, que se suponía encarnaba las promesas de cambio de la revolución. El segundo movimiento es particularmente interesante, pues la música rememora la gran tradición ortodoxa de los coros religiosos (de nuevo, alternando algunas disonancias que la hacen atractiva e interesante) pero usando como texto la Tesis XI de las Tesis sobre Feuerbach, de Marx. Ciertamente es emocionante escuchar música —que a mí me parece sublime— con uno de los textos más famosos de este filósofo: Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo. Usando una herramienta empleada anteriormente por Prokofiev en, por ejemplo, El Amor a las Tres Naranjas, introduce una frase en ostinato para reflejar la intransigencia de quien quiere entender todo para poder cambiarlo. En contraposición a esto, la segunda parte de la Tesis es cantada por un coro femenino muy luminoso.

La Cantata es cada vez más conocida e interpretada, afortunadamente; aunque presenta retos que deben ser reflexionados. Por ejemplo, hasta qué punto una composición puede ser calificada como estalinista y puede o no deshacerse de este atributo; o si su reciente fama obedece a la política cultural del régimen de Putin con ocasión de centenario de la revolución, más que a su valía musical.

Estas son preguntas relevantes que pueden abordarse al escuchar obras como ésta.

 

Francisco Porras Sánchez
Doctor en Política y Estudios Internacionales por la Universidad de Warwick, Reino Unido. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Su línea de investigación es la Gobernabilidad urbana y regional contemporánea (finales del siglo XX y principios del XXI), con particular interés en gobierno, gobernanza y redes de política pública. Actualmente es profesor investigador del Instituto Mora. Twitter: @PorrasFrancisco / @institutomora

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