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“Me decía que no le gustaba, me comparaba con otras”. Poblana narra las agresiones de su expareja

25/11/2020 - 9:55 pm

Bibiana sufrió de violencia verbal, psicológica y física por parte de su pareja; en una entrevista para Periódico Central la chica contó como en su relación amorosa existían humillaciones, golpes, abusos, inclusive obstrucción en su crecimiento profesional, lo que le causó una fuerte depresión.

Por Carmen González

Puebla, 25 de noviembre (Periódico Central).- Bibiana Santana Vicente, una joven que, como muchas otras, tuvo la ilusión de experimentar, vivir aventuras y encontrar al amor de su vida después de concluir la universidad, se vio sorprendida cuando su vida cambió de repente y toda la felicidad se convirtió en sufrimiento al ser víctima de la violencia por casi cuatro años a manos de sus entonces pareja, un hombre que no sólo la humilló, sino que plantó golpes en su cuerpo y obstruyó su crecimiento profesional, provocando una terrible depresión que no la dejó vivir en paz por mucho tiempo.

Persiguiendo oportunidades laborales que no encontraría en Puebla, decidió viajar a Baja California Sur, donde se desempeñó como recepcionista de un importante hotel, mientras disfrutaba su soltería e independencia y por otro lado, comenzaba a hacerse de sus propios bienes materiales, sin embargo, el amor interfirió en sus planes.

Conoció a Pedro, un chico que se integró a su equipo de trabajo, comenzaron a salir y el enamoramiento fugaz los hizo mudarse juntos tan sólo tres meses después de haberse conocido. Durante ese tiempo, Bibiana fue sometida a una cirugía en la garganta que requería reposo en cama y cuidados especiales.

“NO ME QUERÍA DAR CUENTA”

Sin embargo, la falta de cuidados por parte de su pareja durante su convalecencia y el inicio del maltrato psicológico fueron las primeras señales de alerta que se negó a reconocer:

“No me quería dar cuenta, pero a él le costaba trabajo cuidarme, se quejaba mucho y comenzó a maltratarme psicológicamente, pero lo justificaba constantemente”.

Las agresiones fueron escalando rápidamente y tiempo después la joven perdió su trabajo al ser acusada de robo, sin saber que detrás del fraude cometido en contra de la empresa, había sido planeado por el hombre que vivía con ella y en el que confiaba al cien por ciento.

“En el hotel, cada quien tenía su propia clave para ingresar y monitorear los movimientos en el sistema de pago de las habitaciones para evitar robos o estafas. Y un día me hablan de RH para decirme que estaba despedida. Después me enteré que fue porque Pedro robó dinero y utilizó mi cuenta para hacerlo, pero también lo dejé pasar, porque teníamos programado un viaje juntos a Asia.

De acuerdo a Bibiana, Pedro no sintió ni la más mínima culpa de haber provocado su desempleo y tuvo el descaro de exigir un ingreso para el hogar y ropa cara con el poco dinero que ella ahorró por meses para poder viajar a Asia, proyecto al que aportó más del 80 por ciento del presupuesto requerido.

Mientras tanto, le hablaba de su futuro en pareja y de formar una familia para mantenerla a su lado, pero no dejó de humillarla por su apariencia y forma de vestir, sin que ella pudiera defenderse.

“Perdí mi trabajo y me decía que nos faltaba dinero para el viaje y otras cosas de la casa. Tres meses antes de viajar, comenzaba a decirme que no le gustaba la forma en la que me vestía y me comparaba con mujeres que yo ni siquiera conocía con el pretexto de verme mejor que muchas veces me hacían llorar y en lugar de consolarme, me insultaba y me regañaba frente a todos. Siempre pedía que le comprara ropa cara, de marca y yo accedía porque ganaba más que él y me iba muy bien”.

COMENZARON LOS GOLPES

Pero una vez que se aventuraron a recorrer el mundo, Bibiana dejó de soportar los gritos y reclamos para defenderse, con la esperanza de acabar finalmente con los abusos, pero la situación se tornó peor, ya que las palabras se convirtieron en empujones y más adelante, en golpes.

“Durante el viaje trato de imponer su autoridad, pero ya estaba harta de que me molestara y en el viaje comencé a responderle, pero él me gritaba más y hasta me empujaba frente a todos. Las agresiones se volvieron más fuertes cuando regresamos a México, nos gritábamos horrible y él comenzaba a agredirme físicamente; yo por defenderme también le pegaba”.

Con el tiempo, la falta de cariño, contacto íntimo y rechazo sexual lastimó profundamente su autoestima.

“Nosotros ya no teníamos sexo y a veces trataba de arreglar las cosas, haciéndole de cenar, me compraba ropa y lencería para gustarle, pero cuando intentaba besarlo me empujaba. Me dijo que se le hacía muy sucio tener sexo en la mesa y que si quería hacerlo con él teníamos que programarlo, porque ya no le gustaba y tenía que mentalizarse”.

Después de año y medio más soportando todo tipo de violencia en esta tóxica relación, Bibiana bajó de peso, su semblante cambió, el enojo consumió sus energías gran parte del tiempo y la depresión le impidió llevar una vida normal por meses.

A pesar de la situación, decidieron comprar una casa y mudarse juntos, con la convicción de poder solucionar todo, pero la casa se convirtió en un refugio para albergar mentiras, engaños, infidelidades y por supuesto, más violencia. Pero Pedro todavía no terminaba de probar su machismo ante Bibiana, por lo que se dedicó a buscar la manera de arruinar su vida profesional.

“Dos de nuestros amigos en común nos iban a ayudar a entrar a un nuevo hotel. Él fue primero a la entrevista y consiguió el empleo, quince días después yo acudí y no me dieron el trabajo. Cuando le conté, él se limitó a decir ‘les dije que eras una perra y todo lo que me has hecho, por eso no te van a contratar’ y en ese momento entendí que era el fin de todo”.

Después de descubrir la infidelidad de Pedro, Bibiana terminó la relación; acordaron rentar la casa que compraron juntos y trató de recuperar su estabilidad emocional recibiendo terapia por 8 meses.

CAMBIAR EL PATRÓN

Actualmente se desempeña como coordinadora de bodas en Cabo San Lucas, está casada, tiene dos hijos y evita el mínimo contacto con el hombre que le dejó heridas en el alma. “Si estuviera platicando esto frente a frente, seguro estaría llorando, porque es una situación que me remueve muchas emociones, fue muy difícil” dice, antes de terminar la entrevista.

La madre de familia recuerda que sus padres nunca llevaron una relación de poder y machismo, pero que en su caso, la presión social por alcanzar estabilidad laboral y los estereotipos románticos que se difunden en las películas, la televisión y medios de comunicación, son una gran influencia en la vida de las personas desde niños.

Ahora con sus hijos, Bibiana tratará de motivarlos y enseñarles que ante todo y todos, el amor propio es esencial para evitar ser víctima o victimario de la violencia de género.

“Desde casa y socialmente te exigen mucho; te dicen que a cierta edad debes estar estable, tener un buen empleo, casa y claro, al amor de tu vida. No te dejan disfrutar tu soltería, tu soledad y eso es algo primordial que todos deben pasar en algún momento de la vida. Valora tu paz, valórate y amate a ti mismo y disfruta tu independencia, yo planeo inculcar eso a mis hijos para que no crean que el amor se busca en alguien más”.

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