Casi al cierre de esta semana volvieron a reportarse y comentarse perspectivas nada claras sobre la marcha de la economía mexicana, que desde acumula más de 15 meses sin presentar signos positivos.

Las primeras vinieron del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Hasta febrero pasado, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) registró un avance anual de 1.7 por ciento, lo que es menor a lo esperado por el propio gobierno federal y mucho más bajo de lo que esperan los empresarios, quienes desde hace semanas –desde sus organismos cúpula– han reclamado al equipo económico del Presidente Enrique Peña Nieto acciones urgentes para reactivar el consumo y la inversión.

Más allá de las excusas por el débil crecimiento de la economía mundial, los dueños de empresas grandes, medianas y pequeñas quieren respuestas concretas para salir del estancamiento que ha provocado la política económica implementada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), al mando de Luis Videgaray Caso.

En lo que va de este 2014, al estancamiento económico que dejó 2013 se sumó la aplicación de la Reforma Fiscal con un paquete de nuevos impuestos lo que, a juicio de las mujeres y hombres de empresa, ha generado un fuerte perjuicio en sus planes ya no de crecimiento, sino para mantener su operación diaria lo que, por consecuencia, no les permite crear más empleos sino ajustar sobre lo que ya tienen.

Una de las alertas que prende el dato del Inegi, reportado el viernes pasado, es que si bien las actividades primarias –las que involucran a la agricultura y la ganadería, entre otras– tuvieron un repunte anual en febrero de 11.8 por ciento, éstas no son las que generan más economía al país. Es decir, no involucran al grueso de la población en México y tampoco son intensivas en la generación de empleo. Debieran serlo, y lo son en otros países, pero en el nuestro, lo sabemos, las actividades agrícolas y pecuarias fueron abandonadas hace décadas por el propio Estado.

En contraposición, las secundarias, que involucran a diferentes industrias como las manufactureras o de construcción –que son intensivas en uso de capital y empleos–, apenas crecieron en conjunto 1.9 por ciento durante el segundo mes de 2014, respecto  en comparación con enero.

Como consecuencia de esta falta de reactivación y de dinero en las manos de la mayoría de los mexicanos, las actividades secundarias –las que involucran al comercio, los servicios y el turismo, por ejemplo– fueron las que menos crecieron, con un 0.7 por ciento anual en febrero pasado.

Está claro que esas brechas tan grandes no son positivas para el país, pues mientras permanezca la incapacidad para generar empleo productivo no habrá ni competitividad ni crecimiento.

Las segundas perspectivas llegaron de parte del Banco de México (Banxico).

La institución que preside Agustín Carstens Carstens no hizo sino sino confirmar lo que se lee en los indicadores del Inegi.

El crecimiento de México, planteó el Banco Central será menor al esperado, ya no en febrero, sino en el primer trimestre de 2014 y, aún cuando hay “una incipiente mejoría”, también “prevalecen riesgos a la baja para el crecimiento de la actividad económica”.

Estamos, pues, que como empezamos. Los nubarrones siguen ahí y la estrategia de Videgaray Caso, quien el 27 de enero pasado fue nombrado por la revista inglesa The Banker como el “Secretario de Finanzas de 2014”, nomás no ofrece resultados concretos para los millones de mexicanos que están en el desempleo o que, a diario, se suman a las filas de la informalidad.

¡Feliz fin de semana!

Redacción/SinEmbargo

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