Patricia Highsmith, una escritora para leer en tiempo presente

26/05/2015 - 12:05 am
La película de Todd Haynes la ha vuelto a iluminar. Foto: Facebook
La película de Todd Haynes la ha vuelto a iluminar. Foto: Facebook

Ciudad de México, 26 de mayo (SinEmbargo).-  A Patricia Highsmith (1921-1995), le gustaba escribir en la cama, casi en posición fetal, acompañada por sus infaltables cigarros Gauloises y una botella de vodka en la mesa de luz, a la que le marcaba con un lápiz el límite diario de consumo.

No le interesaba la comida, pero amaba a los animales y en su madurez adoptó los caracoles como mascota favorita. Fue a un cóctel y en la bolsa llevaba una hoja de lechuga con sus animalitos, de los cuales llegó a tener 300 en su jardín.

“Las buenas narraciones se hacen solo con las emociones del escritor. Aunque un libro de suspense esté totalmente calculado, habrá escenas, descripciones —un perro atropellado, la sensación de que alguien te sigue por una calle oscura— que probablemente el escritor habrá experimentado en persona. El libro es siempre mejor si contiene experiencias como estas, de primera mano, realmente sentidas”, dijo en Sus… pense. Cómo se escribe una novela de misterio, publicado en 1983.

Y vaya si ella supo de relatos perturbadores, prototipos de lo que hoy se considera la novela negra clásica y transgresora, muchos de los cuales fueron llevados al cine, como El talento de Mr. Ripley (Premio Edgar Allan Poe y Gran Premio de la Literatura Policíaca) y Extraños en un tren, una de las obras máximas de Alfred Hitchcock, con guión de Raymond Chandler, protagonizada en 1951 por Farley granger y Robert Walker.

Escribió también La máscara de Ripley, El amigo americano, Crímenes imaginarios, El juego del escondite, Tras los pasos de Ripley, Un juego para los vivos, Rescate por un perro, Gente que llama a la puerta, El hechizo de Elsie, Mar de fondo, El cuchillo, Carol, Ripley en peligro, Small g: un idilio de verano, El diario de Edith, Ese dulce mal, El temblor de la falsificación, El grito de la lechuza, La celda de cristal y Las dos caras de enero.

Además, los libros de relatos Sirenas en el campo de golf, Catástrofes, Los cadáveres exquisitos, Pájaros a punto de volar, Una afición peligrosa, Pequeños cuentos misóginos y Crímenes bestiales.

Había nacido en Fort Worth, Texas, pero vivió en Nueva York, donde pintaba, esculpía y escribía, este último un oficio que la hizo dar los primeros pasos realizando cómics.

Su debut literario se dio con Extraños en un tren, considerado hoy un clásico en la literatura de suspenso. En 1953, debido a una prohibición de su editora, decidió lanzar el libro The price of salt bajo el seudónimo Claire Morgan. La novela que trataba de un amor homosexual llegó al millón de copias y fue reeditada en 1991 bajo el título de Carol.

Una escritora fundamental de la que hay que hablar en tiempo presente. Foto: Facebook
Una escritora fundamental de la que hay que hablar en tiempo presente. Foto: Facebook

CAROL Y LAS PASIONES PROHIBIDAS

Precisamente, Carol, esa historia de pasiones prohibidas y amores destructivos, es la que alimenta el nuevo filme de Todd Haynes, que protagonizan con su acostumbrada calidad interpretativa la australiana Cate Blanchett y la estadounidense Rooney Mara.

La película, elogiada en Cannes, ha vuelto a poner en el centro de atención a Patricia Highsmith, una autora moderna, cuyas narraciones tienen todo lo que hay que tener para subyugar a una nueva generación de lectores.

Haynes traslada al espectador al Nueva York de comienzos de los ‘50 para mostrar el amor prohibido -entonces era un delito- entre una mujer casada, sofisticada y acomodada, a la que encarna Cate Blanchett, y una joven dependiente de unos grandes almacenes amante de la fotografía, a la que da vida Rooney Mara.

Una película perturbadora, como todas las historias de Highsmith. Foto: Especial
Una película perturbadora, como todas las historias de Highsmith. Foto: Especial

Carol es ante todo una película sobre el hecho de estar enamorado, sobre ese tsunami que viven las personas, independientemente del sexo que sean, han destacado en Cannes sus protagonistas.

“La sexualidad es un asunto privado. Si no eres homosexual o lo eres parece que hay que hablar sin parar sólo de eso y no de otros aspectos de la personalidad”, dijo Blanchett en Cannes.

“Vivimos (en torno a la homosexualidad) momentos profundamente conservadores” agregó, haciendo sin querer referencia a la propia homosexualidad de la escritora, quien vivió su condición con mucha vergüenza y sentimientos contradictorios.

Amaba las siestas, leía desde los 10 añosautores tan pesados como Fiodor Dostoievski y estudió Filología en la Universidad de Columbia, donde se licenció. Fue Patricia Highsmith, una escritora fundamental de la que nunca podremos hablar en tiempo pasado.

UNA ESCRITORA QUE ROMPE EL MOLDE

El autor vasco Imanol Caneyada (San Sebastián, 1968), autor entre otras de la reciente Hotel de arraigo, es un verdadero conocedor y cultor de la obra de Patricia Highsmith y, como tal, nos explica:

-¿Qué tipo de escritora fue y crees que es?

Patricia Highsmith es esa clase de escritora o escritor que rompe el molde, que es capaz de abstraerse de tendencias, modas o escuelas y crear una literatura personal, viva y original que trasciende el género y el tiempo. Su obra no responde a las pulsiones de una generación o de una coyuntura, como sí lo  hacen, por ejemplo, los escritores de la generación Beat, producto de su tiempo. Es una narradora que dialoga sin miedo, sin concesiones, sin autocensura y sin complejos con los monstruos más sofisticados, anodinos o corteses que ha creado la literatura; por lo mismo, sus novelas y sus cuentos son inquietantes, perturbadores, angustiosos, porque el crimen más abyecto rara vez apela a los arquetipos delincuenciales, sino que late en el corazón de individuos perfectamente adaptados a su entorno; individuos a los que confiarías a tu familia.

-¿Vive su literatura en nuestros días?

Incluso me atrevería a decir que nuestros días viven en su literatura, son producto de ella. Por ejemplo, en “Ese dulce mal”, Highsmith logra el retrato más incisivo y escalofriante de un acosador que se ha hecho en la literatura, pero lo hace en los años cincuenta, cuando no existía el término ni el delito, cuando muchas mujeres terminaban casándose con sus acosadores porque se consideraba una forma de cortejo y no un crimen. La perversidad de los arquetipos femeninos que nos presenta en “Pequeños cuentos misóginos”, contenida en mujeres aparentemente modélicas son de una actualidad devastadora. Creo que toda su obra tiene la vigencia de la literatura que toca los misterios, las contradicciones y las pasiones del comportamiento humano sin importar lugar o tiempo.

-¿Por qué te gusta tanto?

Me apasiona porque es una autora que convierte la novela negra en un complejo e incisivo ensayo sobre el hombre posterior a la Revolución Industrial, ese urbanita sofisticado, educado, prominente, sometido a las tensiones de nuestro tiempo a tal grado que termina por desenmascararse y mostrarse como el monstruo que puede llegar a ser. Haciéndose eco de Goya, la Highsmith nos dice que el sueño de la civilización produce monstruos, y que esos monstruos viven en la puerta de al lado. Y esto lo hace con una prosa impecable, un ritmo que jamás cae en el exceso de la acción gratuita; una tensión narrativa tan sutil que parece que no existe y, sobre todo, con la configuración de personajes de una complejidad sicológica deliciosa.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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