Estados Unidos y México coordinan una operación “boomerang” que permite a policías mexicanos incursionar por helicóptero a territorio estadunidense y, deade ahí, realizar la búsqueda de narcotraficantes al otro lado de la frontera, para evitar así que los cárteles del crimen organizado se enteren, por medio de policías corruptos, de las operaciones que se desplegan en su contra, plantea un reportaje de The New York Times.
Según Mark Mazzetti y Ginger Thompson, autoridades del gabinete presidencial de Barack Obama, así como oficiales del ejército de Estados Unidos, dijeron que la DEA proporciona apoyo logístico en el lado estadounidense de la frontera, que ayuda a guiar las decisiones de México sobre los objetivos y las tácticas.
Las autoridades, citadas por el NYT, revelaron que esto tiene la intención de evadir la vigilancia de las organizaciones criminales que siguen de cerca los movimientos de las fuerzas de seguridad de México. Los esfuerzos, explican, están destinados a proporcionar estrictas medidas de seguridad para los agentes estadounidenses y mexicanos en su búsqueda de delincuentes en ambos lados de la frontera.
“Aunque estas operaciones son esporádicas, integran una estrategia más amplia por parte de Estados Unidos, que tiene como objetivo desactivar el poder de los carteles mexicanos, que han construido redes delictivas que se han expandido mundialmente y que detonaron una ola de violencia en México que ha dejado más de 35 mil muertos”, plantean los periodistas.
Muchos aspectos de esta estrategia deben permanecer en secreto, explicaron los informantes, debido a que involucra sensibilidad jurídica y política. Sin embargo, en los últimos meses los detalles han comenzado a surgir y revelan esfuerzos que, hace cinco años, hubieran sido impensables. “El presidente de México, Felipe Calderón, quien fue electo en 2006, ha roto con esta histórica desconfianza de su país con Estados Unidos y ha solicitado la ayuda de Washington para derrotar a los cárteles, una prioridad central de su gobierno”, expone NYT.
“Siempre ha existido la voluntad y el deseo por parte de Estados Unidos para jugar un papel más importante en los esfuerzos de México”, dijo Eric L. Olson, un especialista sobre temas mexicanos del Centro Woodrow Wilson. “Pero ha habido algunos desarrollos innovadores en el lado mexicano, donde estamos viendo los funcionarios que están dispuestos a asumir ciertos riesgos, aunque sean políticos, trabajando en estrecha colaboración con Estados Unidos para realizar misiones muy delicadas en términos de soberanía”.
No obstante, la cooperación sigue rodeada de de tensiones, especialmente en México, donde las clases políticas han sido recelosas de los Estados Unidos, incluso desde la Guerra México-EU de 1846.
“Las recientes revelaciones sobre el papel de la expansión de Estados Unidos en los principales esfuerzos de seguridad nacional del país han desatado una tormenta de ira contra Calderón, a quien se acusa de poner sus propios intereses políticos antes que la soberanía mexicana. De cara a las elecciones de 2012, el PAN, partido político de Calderón, enfrenta el disgusto público por la decisión de lanzar una guerra contra el narcotráfico”, afirmaron los reporteros.
Fuentes de la Casa Blanca dijeron al Times que México y Estados Unidos comenzaron a discutir la posibilidad de estas misiones de transferencia desde hace dos años, cuando la ola de delincuencia golpeó el importante corredor industrial que se ubica entre Monterrey y Nuevo Laredo. Para evitar ser detectados, explicó el diario, la policía mexicana viajó a Estados Unidos, como si fueran civiles y en vuelos comerciales, aseguraron dos oficiales del Ejército de EU. Más tarde, los agentes fueron transportados de regreso a México en aviones del gobierno mexicanos, lo que ayudó a los agentes a acercarse a sus objetivos.
“Los cárteles no esperan que la policía mexicana venga de EU, dijo un militar de alto rango. Ninguno de los funcionarios entrevistados sobre las operaciones boomerang quiso hablar sobre ellas ni proporcionar detalles acerca de dónde se llevaron a cabo o qué organizaciones criminales eran las buscadas”.
El reportaje estableció que esas operaciones se han realizado sólo un par de veces en los últimos 18 meses, y que, hasta la fecha, aún no han dado lugar a ninguna detención importante.
