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Pedro Mellado Rodríguez

26/11/2022 - 12:05 am

Los inútiles pluris

La reforma electoral propuesta por López Obrador serviría para desparasitar el Congreso de la Unión y para que tuvieran la representación popular sólo los partidos y los candidatos que salieran a la calle a ganarse los votos de los ciudadanos, con los cuales tendrían que comprometerse personalmente y cumplir.

Hubo un tiempo en el que los diputados plurinominales tuvieron sentido y contribuyeron a enriquecer la representación nacional en el Congreso de la República.

Luego, con el tiempo, esa figura se fue distorsionando, hasta convertirse en botín de las dirigencias partidistas o de grupos facciosos, de poder político y económico, que han impuesto sus influencias para llevar al Congreso a sus incondicionales, para que defiendan sus intereses.

Por eso tiene sentido la iniciativa electoral del Presidente López Obrador que propone la reducción de 500 a 300 diputados federales y de 128 a 96 senadores, todos electos de listas estatales presentadas por los partidos políticos en las 32 entidades del país, con personas oriundas de cada una de ellas o residentes en ellas, las cuales serían designadas en forma proporcional a los porcentajes de votos que cada partido obtuviera.

Los candidatos a diputados federales y senadores tendrían que hacer campaña en sus respectivas entidades federativas por las cuales serían electos.

La diferencia es que actualmente los 200 diputados plurinominales federales son electos en cinco regiones llamadas Circunscripciones Electorales, 40 legisladores por cada región, integradas por diferentes estados, en las cuales se designan legisladores que no hacen campaña y no son conocidos por los electores que les llevan al Congreso de la Unión.

Pongamos un ejemplo: la Primera Circunscripción Plurinominal está integrada por los estados de Jalisco, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Nayarit, Sinaloa y Sonora.

En muchos casos, la gente de estados como Nayarit, Jalisco y Durango llevan con su voto a la Cámara de Diputados a políticos de otras entidades, como Baja California o Sinaloa, a los que ni siquiera conocen, pero que son favorecidos por la dirigencia nacional de algún partido o por las influencias de algún grupo faccioso de poder económico o político.

Con la iniciativa de reforma electoral propuesta, todos los candidatos a diputados, que serían sólo 300 en todo el país, tendrían que hacer campaña en los estados por los cuales fueran postulados.

Actualmente son electos 32 senadores de representación proporcional, de las listas nacionales que presentan los partidos políticos y las posiciones se reparten en correspondencia con los porcentajes de votos que esas organizaciones políticas logran en todo el país.

La mayoría de estos senadores no representan a alguna entidad federativa en particular y muchas veces ni siquiera son reconocibles para los ciudadanos de los estados de los cuales son oriundos.

Con la reforma se obligaría a que los candidatos al senado que fueran postulados por cada partido hicieran campaña en sus correspondientes entidades y que los tres que resultaran electos fueran conocidos por sus electores.

Al ser los senadores representantes de las entidades federativas en el Pacto de la Unión, se cumpliría y respetaría la paridad de representación igualitaria de tres senadores por estado, honrando el espíritu de igualdad jurídica de todas las entidades de los Estados Unidos Mexicanos.

Con este método de elección, sólo estarían representados en el Congreso de la Unión los partidos que verdaderamente tuvieran el respaldo de la sociedad. Y si la gente decide que sólo lleguen al Congreso representantes de dos, tres o cuatro partidos políticos, habría que respetar la voluntad del pueblo.

Varios partidos políticos que han vivido en forma parasitaria de los recursos públicos tendrían que desaparecer o fusionarse con otros para poder sobrevivir.

Habría que recordar que con el propósito de abrir espacios a la oposición en el Congreso de la Unión y darles cauces institucionales a algunas expresiones de los gremios de maestros independientes, de electricistas, ferrocarrileros, médicos, campesinos y obreros, muchos de ellos radicalizados y encauzados en la histórica izquierda del Partido Comunista Mexicano, el martes 6 de diciembre de 1977, durante el Gobierno del priista José López Portillo y Pacheco se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma constitucional que establecía que la Cámara de Diputados se integraría por 300 diputados de mayoría y 100 de representación proporcional.

La llegada de la oposición al Congreso de la Unión enriqueció la representación popular con voces de políticos que eran, en forma legítima, expresiones genuinas de sectores importantes de la sociedad.

Por el Partido Acción Nacional llegaron, entre otros, algunos de sus referentes históricos, como Luis Calderón Vega –papá del expresidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa–, David Alarcón Zaragoza, quien llevó como suplente a Enrique Gabriel Jiménez Remus, ambos de Jalisco.

Alarcón Zaragoza ya había sido candidato a la Gubernatura de Jalisco por el PAN en 1964 y perdió con el priista Francisco Medina Ascencio. Años después, en diciembre de 1982, Jiménez Remus fue candidato a la Gubernatura de Jalisco, en una contienda en la cual fue derrotado por el priista Enrique Álvarez del Castillo.

Otros panistas que llegaron al Congreso federal fueron Pablo Emilio Madero Belden, luego candidato a la Presidencia de la República en 1982; Juan de Dios Castro Lozano, Jesús González Schmal, Abel Vicencio Tovar, Eugenio Ortíz Walls, Federico Ling Altamirano, Carlos Enrique Castillo Peraza, quien tuvo como suplente a Jorge Alberto Ling Altamirano y Raúl Velazco Zimbrón cuyo suplente fue Diego Fernández de Ceballos, después candidato a la Presidencia de la República en 1994.

La bancada del Partido Comunista Mexicano tuvo personajes notables como diputados plurinominales: Alejandro Gascón Mercado, Roberto Jaramillo Flores, Ramón Danzos Palomino y Othón Salazar Ramírez.

Además, también llegaron al Congreso federal, por el Partido Comunista, figuras históricas como Valentín Campa Salazar, Arnoldo Martínez Verdugo, Gilberto Rincón Gallardo, Manuel Stephens García, Evaristo Pereza Arreola y Pablo Gómez Álvarez.

La representación de diputados plurinominales se amplió el lunes 15 de diciembre de 1986, durante el Gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, cuando se publicó en el Diario Oficial una nueva reforma al artículo 52 constitucional, para aumentar el número de diputados de representación proporcional a 200, más los 300 de mayoría relativa.

Un gran absurdo se legitimó jurídicamente el 22 de agosto de 1996 cuando se reformó el artículo 56 constitucional, para establecer que la Cámara de Senadores estaría integrada por 128 legisladores, de los cuales, en cada Estado y en la Ciudad de México, dos serían elegidos según el principio de votación mayoritaria relativa y uno sería asignado a la primera minoría.

Y para darle espacios y nómina a muchos políticos poderosos y a las cúpulas partidistas, se decidió que las 32 senadurías restantes serían electas según el principio de representación proporcional, mediante el sistema de listas votadas en una sola circunscripción plurinominal nacional. Estos senadores no representan a entidad federativa alguna.

La reforma electoral propuesta por López Obrador serviría para desparasitar el Congreso de la Unión y para que tuvieran la representación popular sólo los partidos y los candidatos que salieran a la calle a ganarse los votos de los ciudadanos, con los cuales tendrían que comprometerse personalmente y cumplir.

Pedro Mellado Rodríguez
Periodista que durante más de cuatro décadas ha sido un acucioso y crítico observador de la vida pública en el país. Ha cubierto todas las fuentes informativas y ha desempeñado todas las responsabilidades posibles en medios de comunicación. Ha trabajado en prensa, radio, televisión y medios digitales. Su columna Puntos y Contrapuntos se ha publicado desde hace casi cuatro décadas, en periódicos como El Occidental, Siglo 21 y Mural, en Guadalajara, Jalisco. Tiene estudios de derecho por la Universidad de Guadalajara y durante una década fue profesor de periodismo en el ITESO, la Universidad jesuita de Guadalajara.

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