Organizaciones urgen desarrollar acciones frente a desastres naturales

16/06/2012 - 2:44 pm

México, 17 Jun. (Notimex).- Las Academias que integran el G-Science urgieron a los gobiernos nacionales construir estrategias de resiliencia (capacidad para asumir situaciones límite y sobreponerse a ellas) en los programas de asistencia nacionales e internacionales de cooperación y desarrollo.

Esto con el objetivo de reducir los costos sociales y económicos que imponen los desastres naturales y tecnológicos.

En un comunicado, la Academia Mexicana de Ciencias dijo que las pérdidas anuales por desastres en 2005, 2008 y 2011 superaron, por vez primera, los 200 mil millones de dólares.

En tanto, los datos de pérdidas humanas, aunque no tienen una tendencia clara, han sido menores en los países desarrollados, lo que es indicativo del valor de las medidas de resiliencia.

La propuesta dirigida a los integrantes del G-8+5, G-20 y a los de la próxima Cumbre Ambiental de Río+20, que sesionará 20, 21 y 22 de junio en Río de Janeiro, Brasil, incluye cinco puntos y pide a los gobiernos comprometer a la comunidad científica nacional e internacional en el esfuerzo.

Esta recomendación forma parte del pronunciamiento que elaboró el G-Science en su última declaración en Washington, y en la que se invita a los líderes mundiales a considerar más a fondo el papel esencial que la ciencia y la tecnología podrían desempeñar para enfrentar algunos de los desafíos más apremiantes del planeta.

La resiliencia es la habilidad que tiene un sistema y sus componentes para anticipar, amortiguar, adaptar o recuperarse de los efectos de un desastre mayor, de forma oportuna y eficaz.

La recomendación del G-Science, que conforman las Academias de Ciencias del G8+5 de las que forma parte la Academia Mexicana de Ciencia, se centra en desastres que ocurren en periodos cortos de tiempo y que pueden ser naturales (como terremotos, derrumbes, huracanes, inundaciones, tifones, erupciones volcánicas y pandemias).

Ello, además de tecnológicos, en los que se incluyen fallas accidentales u ocasionadas por el factor humano en infraestructuras socialmente críticas (como son presas y diques, sistemas de energía y redes de información).

Ante la imposibilidad de predecir con certeza el momento en que ocurrirán la mayoría de los desastres, un estudio científico cuidadoso, la creación de modelos y monitoreo pueden mejorar la comprensión de los riesgos y la exposición, y a menudo pueden significar valiosas alertas anticipadas, consideran las Academias.

Redacción/SinEmbargo

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