Acuden egipcios a votar en segunda vuelta de elecciones presidenciales

17/06/2012 - 9:33 am

Jerusalén, 17 Jun (Notimex).- Millones de egipcios acuden hoy, por segundo día consecutivo, a las urnas para elegir presidente entre el último primer ministro Ahmed Shafiq, y el islámico Mohamed Mursi, dos candidatos que se disputan la ruptura con el régimen anterior de Hosni Mubarak.

Las filas en las casillas electorales comenzaron a formarse desde primera hora de la mañana, con la acumulación de gentes que desean ejercer su voto para poner fin a una revolución, la Primavera Árabe, que comenzó hace más de un año y que aún está sembrada de gran incertidumbre política y social.

El Ejército, pilar del régimen desde hace varias décadas, se comprometió a transferir todos los poderes a un régimen democrático encabezado por un presidente elegido en elecciones libres.

Aunque hay quien teme una ola de disturbios si el representante islámico no gana y llega a acusar a los militares de haber falseado los resultados.

"Queremos que las aguas vuelvan a su cauce, disfrutar de democracia, ya luchamos bastante el año pasado", dijo un votante identificado como Ali en declaraciones a un medio egipcio mientras esperaba en uno de los colegios de la capital.

En total unos 50 millones de egipcios tienen derecho a voto en poco más de 13 mil colegios electorales que han sido distribuidos por todo el país, y que cerrarán este domingo a las 21:00 horas (una más de lo previsto inicialmente), al igual que lo hicieron ayer en la primera jornada de las elecciones de segunda vuelta.

La segunda vuelta de los comicios presidenciales celebrados a finales del mes pasado, cerrarán este día uno de los períodos más turbulentos en las últimas décadas, aunque nadie asegura que los problemas se vayan a solucionar.

Expertos comentan que la segunda vuelta ha dejado un sabor un tanto amargo en muchos de los egipcios, porque las opciones no eran las que previeron antes de lanzar la revolución.

Por un lado, Shafiq, de 71 años y que se presenta como independiente, es visto por muchos como un continuista del régimen anterior, al que perteneció primero como jefe de la Fuerza Aérea y después como ministro de Aviación y primer ministro.

Por el otro, la alternativa más popular viene representada en la figura de Mohamed Mursi, de 61 años y que encabeza el partido de la Libertad y la Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes.

Mursi ve el islam como la "solución" a todos los problemas de Egipto y propone una reforma institucional según los fundamentos de su religión, lo que hace que mucho teman un viraje en la política egipcia que desestabilice la región y las estrechas relaciones que hubo entre occidente y el país del Nilo.

En las calles egipcias, según varios medios, el temor no es menor, y el ejemplo seguido por otros países vecinos que se inclinaron por el regreso a las normas y pautas religiosas no les convence, entre ellos el de la vecina Gaza.

"¿Para qué ir a votar? Ninguno de los candidatos me parece válido, ninguno hará nada por nosotros", afirmó rotundo por televisión un vendedor del principal mercado de El Cairo, donde las elecciones no parecían romper la rutina de sus 17 millones de habitantes.

El diario árabe A-Sharq Al-Awsat, publicado en Londres, citó a fuentes en la Comisión Electoral que señalaron que el porcentaje de participación ayer no superó el 25 por ciento del total de votantes convocados, y que las afluencia este domingo podría ser del mismo orden.

A la falta de convicción y fe en los candidatos se agregó este día el tremendo calor, que hizo necesario que en muchos colegios electorales los encargados repartieran agua a los que esperaban para que no desfallecieran.

Con 83 millones de personas, altos niveles de pobreza y gran descontento social, la mayoría de los egipcios sólo piensa en cómo salir de la deficitaria situación económica, agravada desde que la Primavera Árabe alejó al turismo.

Egipto, un país que vive de su glorioso pasado hace más de dos mil años, podría verse en una mayor ruina si los turistas extranjeros deciden apartarse de la ruta de los faraones debido a las restricciones que impongan los gobernantes islámicos.

Por ello, muchos prefieren a un dirigente quizás menos atractivo en materia de derechos pero más equilibrado y estable a la hora de gobernar.

Redacción/SinEmbargo

Redacción/SinEmbargo

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