Chanclas en el parque, bañarse en la fuente y otras normas por las que un turista puede ser multado

27/03/2019 - 12:01 am

En Italia hay numerosos ejemplos de este tipo de normas. Bañarse en una fuente romana supone una multa de hasta 240 euros, como en la Fontana di Trevi; en Venecia está prohibido sentarse en las cercanías de monumentos bajo pena de una multa de 200 euros y en Amsterdam, molestar a los vecinos cantando a voz en grito por la calle puede suponer una multa de 140 euros.

Madrid, 27 marzo (EPTURISMO)- La ciudad italiana de Cinque Terre tiene la intención de multar con hasta 2 mil 500 euros a los turistas que visiten su parque con sandalias, chanclas o zapatos de tacón. Esto se debe al alto número de visitantes que han tenido que ser rescatados en los últimos años por no ir debidamente equipados para recorrer la rocosa región, tal y como ha relatado el director del parque a varios medios italianos.

Cinque Terre no es la primera ciudad en regular lo que pueden o no pueden hacer los turistas, ya sea por la propia seguridad de los visitantes o por las consecuencias que puede tener su mal comportamiento en el patrimonio cultural de la zona. En este artículo, repasamos algunos ejemplos.

CUIDAR DE LOS MONUMENTOS

Sin irse muy lejos, en Italia hay numerosos ejemplos de este tipo de normas. Bañarse en una fuente romana supone una multa de hasta 240 euros, ya sea la Fontana di Trevi como Anita Ekberg en La Dolce Vita o cualquier otra de las ‘fontanas’ de la ciudad. De acuerdo con el reglamento romano, bajo el que se protegen las históricas fuentes públicas y otros monumentos, uno tampoco se pueden lavar animales o ropa, tirar objetos “al margen del tradicional lanzamiento de monedas” y en general realizar cualquier otra conducta “que no sea compatible con el destino natural del bien público”.

En Venecia está prohibido sentarse en las cercanías de monumentos bajo pena de una multa. Según el reglamento de la Policía urbana, el infractor puede seguir sumando dinero a la sanción económica si además de sentarse (200 euros), se pone a comer (otros 200 euros) y abandona en plena calle los restos (de 100 a 200 euros). Si al margen de todo eso decide además acabar la jornada dándose un baño en los canales, la multa subirá otros 450 euros.

Turistas realiza una excursión a bordo de la típica góndola en Venecia. Foto: Francisco Moreno, EFE

…Y DE LA FAUNA Y FLORA

Llevar a cabo cualquier acción que suponga un daño a los animales autóctonos de las Islas Galápagos acarrea penas muy severas. Por ejemplo, transportar organismos autóctonos sin autorización está penado con de 15 a 120 días de cárcel y una multa de 80 salarios mínimos. Destruir áreas protegidas, por añadir otro ejemplo, supone de un mes a un año de cárcel y una multa de 10 a mil salarios mínimos.

MANTÉN EL DECORO EN PÚBLICO

El objetivo de muchas de estas ciudades turísticas es acoger al mayor número de visitantes sin que esto repercuta en la convivencia con los residentes. En Amsterdam, molestar a los vecinos cantando a voz en grito por la calle puede suponer una multa de 140 euros (aunque las autoridades no especifican si hay alguna reducción dependiendo de cómo de bonita sea la voz del infractor).

Un canal en Amsterdam. Foto: EFE

Así mismo, las normas para regular el vestuario y la apariencia abundan en varios lugares. Es curioso el caso de Japón, donde los tatuajes se asocian a la mafia regional, la ‘yakuza’, donde son un símbolo de pertenencia al grupo criminal. Aunque no están prohibidos por ley en el país en la actualidad, sí que acarrean el suficiente estigma como para que se recomiende a los turistas extranjeros cubrirselos cuando visitan un gimnasio o una sauna.

LEYES OBSOLETAS

Existen ciertas normas que en su momento pudieron afectar a grupos de turistas, pero que hoy en día no se aplican (aunque no han sido derogadas oficialmente). Buen ejemplo de ello es la parte del código legal de la ciudad canadiense de Ontario que avisa de que si uno no paga la factura de su hotel, el dueño del hotel tiene potestad para vender “el caballo, animal o carruaje” del infractor para subsanar gastos.

En Reino Unido, “cualquier persona que se encuentre ebria en la calle o en cualquier otro espacio público, ya sea un edificio o no, o en algún local con licencia” (es decir, un bar) puede recibir una multa o incluso ser condenado a pena de cárcel, si es reincidente. Cabe mencionar que esta ley data de 1872.

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