“¿Cuán lejos o cuán cerca estás?”: La estremecedora correspondencia entre Ingeborg Bachmann y Paul Celan

27/04/2013 - 12:00 am

Ciudad de México, 27 abr (SinEmbargo).- Decir que el rumano-alemán Paul Celan (1920-1970) es poeta de un solo poema es no haberse beneficiado totalmente de la fuerza de su palabra rota y desesperada, el testimonio después de todo victorioso de una víctima del nazismo, derrotado al pie del Sena, en cuyas aguas se ahogó voluntariamente cuando apenas tenía 50 años.

Pero nombrar a Celan sin hacer mención a su impresionante “Fuga de la muerte” es también ser injusto con una de las obras más hermosas y conmovedoras que se hayan escrito nunca en torno al Holocausto, en esa primera mitad del siglo XX, tiempo de guerras y muertes masivas, cuando el hombre fue el lobo del hombre con la anuencia oficial de ejércitos, gobiernos e incluso voto popular.

Paul Celan (Foto: Especial)
Paul Celan (Foto: Especial)

“…Leche negra del alba te bebemos de noche / te bebemos al mediodía  / la muerte es un maestro de Alemania /te bebemos en la tarde y de mañana / bebemos y bebemos / la muerte es un maestro de Alemania / sus ojos son azules / te alcanzan sus balas de plomo / te alcanzan sin fallar / un hombre vive en la casa / tu pelo de oro Margarete / lanza sus mastines contra nosotros  / nos regala una tumba en el aire / juega con las serpientes y sueña / la muerte es un maestro de Alemania / tu pelo de oro Margarete / tu pelo de ceniza Sulamith” (Versión de José María Pérez Gay).

La oscuridad poética y el sufrimiento en carne viva de un hombre que resultó el único sobreviviente de una familia asesinada en los campos de trabajo de Trasnistria han atravesado la frontera del tiempo y su clamor llega hasta nuestros días con la extraordinaria fuerza de la palabra: es ahí cuando el poema vence a la muerte.

“Su voz temblaba y sus párpados infatigables parecían gobernar los textos, sus ojos regían palabra y ritmo, narración inolvidable y estilo preciso. Hablaba un alemán muy claro sin huella de dialecto, que pronunciaba con una ternura próxima al dolor. Celan era además un lector extraordinario; su entonación y sus pausas perfectas obedecían a un guión, y nos ayudaban a entender mejor sus poemas”, cuenta el germanista experto José María Pérez Gay, quien llegó a conocerlo en 1967, cuando el poeta llegó a Berlín, a los 47 años.

Paul Celan nació el 23 de mayo de 1920 en la ciudad de Czernowitz, antigua capital del reino de Bucovina, provincia del imperio austrohúngaro, en el linde entre Rumania y Ucrania. Su historia trágica inicia una noche de 1942 cuando sus padres no quisieron esconderse en la fábrica de cosméticos donde el joven de 25 años había encontrado refugio y se exponen a ser apresados por los nazis, como efectivamente pasó.

En 1948, Celan decidió vivir en París.

Ingeborg Bachmann (Foto: Especial)
Ingeborg Bachmann (Foto: Especial)

“Lo cierto es que en medio de aquellos años de intenso trabajo literario, de magníficas traducciones al alemán de Shakespeare, Nerval, Rimbaud, Paul Valéry, Apollinaire, Emily Dickinson, Pessoa, Ungaretti, Ossip Mandelstam y la ilusión, cada vez más incierta, de regresar a Czernowitz, Celan nunca pudo olvidar esa noche de septiembre de 1942 en que abandonó a sus padres”, contó José María Pérez Gay.

Foto: Especial
Foto: Especial

“Sobrevivir a los seres más queridos supone un abrumador golpe físico, psicológico y moral, pero en Celan fue absoluto: Despojado de la vida en Bucovina, quedó solo a merced de los espectros. Cualquier persona tiene derecho a olvidar. Nadie puede reprocharse el deseo de olvidar el horror y la muerte. La vida sólo es posible si hay olvido. Tal vez haya algo más piadoso para los muertos que el recuerdo: el olvido. El perdón no es sino una ratificación moral del olvido. Paul Celan no pudo olvidar ni perdonarse”, agrega.

En medio de crisis mentales y una depresión mortal, el poeta se suicidó arrojándose al río Sena desde el puente Mirabeu.

EL AMOR Y LAS CARTAS DE AMOR ENTRE DOS POETAS DESTERRADOS

En 2012, el Fondo de Cultura Económica publicó en español el libro Tiempo del corazón: Correspondencia entre Ingeborg Bachman y Paul Celan, un compendio de 200 cartas que incluye la correspondencia entre Bachmann y la mujer de Celan, y entre Celan y Max Frisch, el compañero de Bachmann.

Ingeborg Bachmann nació en Austria, en 1926. Poeta, narradora y ensayista, formó parte del movimiento Grupo 47, que buscaba un renacimiento de la poética “manchada por los nazis”. Tras ligarse sentimentalmente a Celan, en 1953 se mudó a Roma, con su compañero, el escritor suizo Max Frisch. Falleció en Roma en 1973.

La correspondencia se inicia en 1948, cuando Celan envía un poema a Bachmann, y ella en una carta a su familia les cuenta que “el poeta surrealista Paul Celan […] se ha enamorado” de ella, que la cosa le resulta magnífica y su habitación es “un campo de amapolas”. Y las misivas continuarán hasta 1967.

Las cartas de amor entre ambos expresan el dolor de dos criaturas desesperadas, crecidas y abandonadas a la sombra de la historia, un peso inevitable e imposible de sostener.

El trágico resplandor de una relación imposible entre dos poetas famosos, un vínculo más que complicado en la dura posguerra, resulta una lectura dolorosa y escalofriante.

Representa además la lucha de una mujer por la vida de su amado, batalla que pierde. “Mi vida está acabada porque él se ha ahogado en el río”, escribe Ingeborg en la novela Malina (1971).

“Piensa en “En Egipto” (poema de Celan a Bachmann). Cuantas veces lo leo, te veo ingresar a ese poema: Eres la razón de vida, también porque eres y seguirás siendo lo que justifica mi palabra. […] Pero no es eso solamente, la palabra. También quería estar mudo contigo”. De Paul Celan a Ingeborg Bachmann, carta del 31 de octubre de 1957.

“Ayer y hoy pensé mucho en ti, en nosotros, si quieres. No te escribo para que vuelvas a escribirme, sino porque en este momento me da alegría y porque quiero. También tenía pensado encontrarme contigo en estos días en alguna parte en París, pero luego mi tonta y vana conciencia del deber me retuvo aquí, y me quedé. ¿Qué querrá decir: en alguna parte en París? No tengo idea, pero de algún modo seguramente hubiera sido lindo.

Hace tres meses, de pronto alguien me regaló tu libro de poemas. No sabía que había salido. Fue tan… el piso parecía tan liviano, como si flotara, y la mano me tembló un poquito, apenas, apenas. Y después no pasó nada más durante bastante tiempo. Hace unas semanas se corrió el rumor en Viena de que los Jené se habían ido a París. Y entonces yo también me fui de viaje con ellos.

Sigo sin saber qué significó la primavera pasada. (Ya sabes que siempre quiero saber todo con absoluta exactitud.) Linda primavera; y los poemas, y el poema que hicimos juntos”. (Carta de Ingeborg a Paul).

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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