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Greenpeace

27/08/2018 - 12:00 am

El crecimiento, a debate

En 1972, apenas un año después de la fundación de Greenpeace, Denis Meadows, científico estadounidense, publicó su estudio clásico Los límites del crecimiento, y predijo por primera vez las desastrosas consecuencias ecológicas de un crecimiento económico sin trabas. Actualmente, la preocupación por el medio ambiente se ha generalizado y se ha materializado en instancias de gobierno, políticas públicas y empresariales, así como en movimientos y luchas de resistencia y defensa de los territorios. Aunque todavía no son pensamientos dominantes, en general la protección del ambiente y la necesidad de frenar el cambio climático son términos extendidos y de uso cotidiano.

El consumo de recursos está aumentando sin cesar. Foto: Cuartoscuro.

Por Gustavo Ampugnani

En 1972, apenas un año después de la fundación de Greenpeace, Denis Meadows, científico estadounidense, publicó su estudio clásico Los límites del crecimiento, y predijo por primera vez las desastrosas consecuencias ecológicas de un crecimiento económico sin trabas. Actualmente, la preocupación por el medio ambiente se ha generalizado y se ha materializado en instancias de gobierno, políticas públicas y empresariales, así como en movimientos y luchas de resistencia y defensa de los territorios. Aunque todavía no son pensamientos dominantes, en general la protección del ambiente y la necesidad de frenar el cambio climático son términos extendidos y de uso cotidiano.

A pesar de que existe mayor conciencia ambiental y avances en la protección del medio ambiente, la situación de la naturaleza se está deteriorando. La humanidad ya ha excedido significativamente la “zona de seguridad” en el uso de la tierra, la pérdida de biodiversidad, el exceso de fertilización del suelo, las aguas con nitrógeno y fósforo, y el cambio climático. Esto significa que al no estar en una zona segura, los riesgos de entrar en procesos irreversibles de deterioro son muy altos o se incrementan.

La causa de lo anterior es el crecimiento ilimitado del consumo de recursos con consecuencias directas para el medio ambiente (por ejemplo, las emisiones de gases de efecto invernadero, así como la degradación y destrucción de los ecosistemas). Este es el resultado de un sistema económico y una cultura que fomenta el crecimiento y el consumo masivo, y que ha sido adoptado como modelo por una creciente población mundial.

El consumo de recursos está aumentando sin cesar a pesar de que existe una mayor conciencia de los problemas ambientales en muchos países. El desacoplamiento del consumo de recursos y el crecimiento económico, absolutamente necesarios para proteger el medio ambiente, son temas que no han tenido lugar hasta el momento. Peor aún, ya consumimos recursos hoy como si tuviéramos un planeta y medio.

Hay varias razones que ayudan a explicar esto:

– un modelo de crecimiento y prosperidad que se originó históricamente hace unos 150 años y que fue posible gracias al desarrollo de los combustibles fósiles;
– una economía capitalista orientada hacia el crecimiento ilimitado como el marco formativo de la sociedad, inclinada hacia la competencia (que genera la necesidad de crecimiento) y la maximización de las ganancias
– una cultura caracterizada por el consumo masivo, el desperdicio, la presión para funcionar, la aceleración y la ortodoxia del crecimiento;
– una población mundial en expansión que aumentará en 2050 a aproximadamente 9 mil millones de personas (de 7 mil millones en la actualidad), y que tenderá a disminuir después y que perseguirá este modelo económico impulsado por el crecimiento y un estilo de vida amoldado a él;
– una economía unilateral caracterizada por la ideología del crecimiento, que en la investigación, la enseñanza y la consultoría de políticas propaga el mensaje de que no hay alternativa al crecimiento, y que está vinculado a una financiación de investigación unilateral correspondiente.

La sobreexplotación de los recursos naturales es la principal causa de la pérdida de nuestra base de apoyo de vida ecológica. Pero la causa principal de la sobreexplotación es nuestra economía y cultura, que está obsesionada con el crecimiento económico y el consumo masivo. Por lo tanto, es necesario cuestionar esa visión hoy dominante para evitar perder al planeta, sus especies y toda su diversidad natural y cultural.

Ante esta necesidad, se realizará por primera vez en México la Conferencia Norte-Sur de Degrowth-Descrecimiento que reunirá a investigadores, profesores y activistas que objetan el crecimiento económico ilimitado. La cita es del 3 al 7 de septiembre en el Palacio de Medicina de la UNAM (República de Brasil No. 33), en la plaza Santo Domingo y en el Teatro del Pueblo (República de Venezuela No. 72), todos en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

*Gustavo Ampugnani es Director Ejecutivo de Greenpeace México

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