Anticuerpos monoclonales, una “auténtica revolución” en medicina y contra la COVID

27/10/2021 - 9:42 am

Los anticuerpos monoclonales han sido el foco de atención a partir de los tratamientos que han surgido por la COVID-19, sin embargo, esta creación ha llevado a tratar muchas otras enfermedades, planteando un antes y un después en la medicina.

Madrid, 27 de octubre (Europa Press).- El método de generación de anticuerpos monoclonales les valió el Premio Nobel de Medicina en 1984 a los doctores César Milstein y Georges Köhler. “Ha cambiado el mundo desde entonces. Ha supuesto una auténtica revolución en el diagnóstico, la investigación y la terapia, así como para las empresas farmacéuticas y biotecnológicas relacionadas, comparable en otros entornos a la revolución de Internet o de los microchips”.

Así lo defiende la catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo África González Fernández, doctora en Medicina, y expresidenta de la Sociedad Española de Inmunología y del Centro de Investigaciones Biomédicas, que acaba de publicar Inmuno Power (La Esfera de los Libros), un libro que nos aclara las principales dudas que podamos tener en torno a nuestro sistema inmunitario, cómo funciona y por qué enfermamos, entre otros temas.

Precisamente durante cuatro años realizó su estancia postdoctoral con el doctor César Milstein, premio Nobel como hemos contado por la técnica de obtención de los anticuerpos monoclonales en el laboratorio de Biología Molecular (MRC) de Cambridge (Inglaterra), por lo que es un tema que maneja especialmente.

Para poder comprender esta técnica todo debe empezar por conocer qué son los anticuerpos, “proteínas muy específicas” que desarrolla nuestro propio organismo para reconocer un patógeno (bacteria, virus, etc) y después eliminarlos, matarlos. “El problema estaba en que la cantidad en la que producimos estos anticuerpos es en realidad pequeña. Podemos producir anticuerpos muy diferentes pero tenemos poca cantidad de ellos”, aclara la doctora.

Para poder comprender esta técnica todo debe empezar por conocer qué son los anticuerpos, “proteínas muy específicas” que desarrolla nuestro propio organismo para reconocer un patógeno (bacteria, virus, etc) y después eliminarlos, matarlos. Imagen ilustrativa. Foto: Kirsty Wigglesworth, AP

Por ello, indica que se les ocurrió a estos investigadores cómo conseguir a grandes cantidades anticuerpos que podemos necesitar para combatir a una única diana, a un patógeno extraño, por ejemplo, cómo replicar una célula que produce un anticuerpo que me interesa, por ejemplo frente al virus SARS-CoV-2 que tanto conocemos ahora o al sarampión, cómo lo puedo obtener en grandes cantidades para poder tratar y curar a más población, o bien para poder emplearlo en el laboratorio e identificar donde hay determinados virus, para técnicas de diagnóstico, por ejemplo.

“La idea era sencilla, pero difícil de hacer. Las células plasmáticas se mueren y los linfocitos B que producen anticuerpos tampoco duran mucho tiempo. Sabemos que las células tumorales pueden ser incluso inmortales. La idea fue fusionar una célula B que produce el anticuerpo con una tumoral inmortal, dando lugar a una célula hibrida o “hibridoma”, con capacidad de producir el anticuerpo que quiero en grandes cantidades, pero no solo eso, también de ser inmortal”, detalla González Fernández.

Esta célula híbrida puede generar un anticuerpo de un solo tipo, “un anticuerpo monoclonal”, de ahí el nombre, y se puede cultivar o hacer fermentar en grandes cantidades, así como congelar durante largos periodos de tiempo para emplearla después sin problemas, según detalla la catedrática en Inmunología.

SU APLICACIÓN EN ESTA PANDEMIA

La actual investigadora del CINBIO de Vigo dice que, por ejemplo, se puede usar este anticuerpo frente al SARS-CoV-2, haciéndolo crecer en grandes cantidades, e inyectándoselo a pacientes para neutralizar el virus: “Estos son muy específicos y se llaman ‘balas mágicas’. Pueden ir por el organismo y cuando reconocen al virus lo neutralizan e impiden que este entre en nuestras células y también ayudan a destruirla”.

Explica que, de hecho, podemos curar la infección por el SARS gracias a esta técnica, y ya se han autorizado unos anticuerpos monoclonales que neutralizan el virus. “Se podrían dar incluso de tipo preventivo, pero estos solo duran 21 días, habría que dar ese tratamiento cada cierto tiempo. Pero se podría dar de forma preventiva en residencias, centros de salud, y en personas que entran en el hospital de forma temprana, para ayudarles con el anticuerpo, en lugar de terapia con plasma, que es la otra opción”, remarca la investigadora.

Se puede usar este anticuerpo frente al SARS-CoV-2, haciéndolo crecer en grandes cantidades, e inyectándoselo a pacientes para neutralizar el virus. Imagen ilustrativa. Foto: André Coelho, EFE

Asimismo, recuerda la autora de Inmuno Power que la técnica no fue patentada, y ha permitido que miles de laboratorios en todo el mundo hayan podido desarrollar anticuerpos monoclonales frente a distintas dianas. “Desde entonces sí se usan miles de anticuerpos monoclonales que, en cambio, sí se patentan”, apostilla.

PARA QUÉ SE EMPLEAN

La doctora África González remarca que hoy en día los anticuerpos monoclonales se emplean para diagnóstico, investigación, purificación de compuestos y para terapia. “Actualmente se emplean en cientos de técnicas de diagnóstico. En los test de embarazo, para saber si se ha desarrollado un tumor, para saber si un niño tiene leucemia, para cuantificar hormonas, para el diagnóstico de una infección viral, o conocer la evolución de pacientes con VIH”, detalla.

Para purificar compuestos es otra de sus funciones, ya que los anticuerpos permiten concentrar y purificar sustancias, y que pueden emplearse para muchos fines, como por ejemplo tratar a hemofílicos, según aclara la expresidenta de la Sociedad Española de Inmunología: “Estos pacientes no pueden producir un factor de la coagulación y antes tenían que ir al hospital a recibir concentrados de plasma, algo que cambió con los anticuerpos monoclonales, ya que las empresas pueden fabricar el factor de forma recombinante y se vende en un vial, que el paciente puede inyectarse desde casa cada vez que lo necesita”.

LA GRAN REVOLUCIÓN: EL TRATAMIENTO DE ENFERMEDADES

Pero sin duda, según confiesa la doctora, “el gran salto” y “la gran utilización” de los anticuerpos monoclonales se realiza en el campo del tratamiento, tanto para cáncer como para las enfermedades autoinmunes, la alergia, para evitar el rechazo de trasplantes, o por ejemplo para la DMAE. “Para todas ellas ha sido casi un antes y un después”, celebra.

Se le conoce como “terapia biológica” o inmunoterapia, “una aplicación espectacular, por su extraordinaria eficacia”, capaz de neutralizar componentes inflamatorios, bloquear o activar receptores, matar células tumorales o despertar a un sistema inmunitario adormecido para que mate a un tumor, según detalla.

Purificar compuestos es otra de sus funciones, ya que los anticuerpos permiten concentrar y purificar sustancias, y que pueden emplearse para muchos fines. Imagen ilustrativa. Foto: EFE

“Las personas con artritis reumatoide tienen un deterioro articular de las manos, los pies y las rodillas, por ejemplo. Hay un tratamiento muy eficaz con un anticuerpo que captura esa sustancia que hace que se deterioren las articulaciones, el ‘TNF’, y hay un anticuerpo que lo captura”, subraya la experta.

En opinión de la catedrática de Inmunología por la Universidad de Vigo, los anticuerpos monoclonales han supuesto una “auténtica revolución” en Medicina e Inmunología, pero también en otros muchos ámbitos como la microbiología, la virología, la ecología, la botánica y las neurociencias, siendo muy empleada por tanto en el ámbito de la investigación. “Tenemos la opción de contar con una herramienta específica para identificar prácticamente cualquier elemento que queramos”, sentencia la doctora África González.

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