PALOMA SAIZ TEJERO: “POR OBLIGACIÓN NO SE LEE”

27/11/2013 - 12:00 am

MUJERES Y LETRAS (1) Entre las ferias internacionales del libro más acreditadas de México, destacan tres: la del Zócalo del Distrito Federal, que este año tomó un nuevo brillo; la del Libro Infantil y Juvenil, que llegó a su edición 33; y la de Guadalajara, que compite al tú por tú con las más grandes y prestigiadas del planeta. Y las tres son dirigidas por mujeres. SinEmbargo habló con ellas. Cuentan sus historias personales…

Paloma Saiz Tejero

Directora de la Feria Internacional del Libro del Zócalo
Fundadora de la Brigada para Leer en Libertad

PRIMERA ENTREGA
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Directora de la FIL del Zócalo y de la Brigada para leer en libertad. Foto: Antonio Cruz / Sinembargo

Ciudad de México, 27 de noviembre (SinEmbargo).– No sería exagerado decir que Paloma Saiz Tejero es una promotora del libro y la lectura a tiempo completo. Antes de crear numerosos programas para invitar a la gente a adquirir el gusto por leer, antes de dirigir la Feria Internacional del Libro del Zócalo, antes, mucho antes, de formar la asociación civil que se convertiría en la Brigada Para leer con libertad, ya se preguntaba cómo hacer para que la gente leyera más allá de los letreros de las calles y los camiones, más allá de los nombres y los precios de los artículos en el súper mercado, o más allá de, eventualmente, una revista o periódico.

“Desde hace muchísimos años estaba muy preocupada por el fomento a la lectura. Veía experiencias que me marcaron, como fue de pronto llegar a La Habana y ver una multitud; yo dije: ‘¿un mitin?, ¡qué raro que en La Habana haya un mitin!’. Pero no; habían salido dos títulos nuevos de libros. Era un atasque de gente y yo no daba crédito: ¿cómo un país (obviamente había tenido una revolución, eso me queda claro) pasa de tener casi un 90% de analfabetas a ser un país lector?”, dice.

“Eso me impresionó mucho, y creo que la clave era el haber pasado del analfabetismo a alfabetizar a la gente, pero al mismo tiempo darle armas para volverse lectora, y tener los libros a la mano”

–¿Qué pasa en México? –se le pregunta.

¿Qué nos sucede en países, por ejemplo, como México?”, se pregunta en voz alta, y en seguida enuncia su respuesta: “Enseñas a leer a la gente, y ahí la dejas. No tienen libros, no tienen acceso a nada, y entonces no van más allá. Al final de cuentas son lo que llamamos los analfabetas funcionales”.

La crisis de la educación en México, con la alta dosis de corrupción del sindicato oficial de maestros antes todopoderoso, es, en gran parte, responsable de que en México se lea menos de un libro por persona al año. Dice Paloma Saiz:

“Por un lado, mucha culpa tiene la escuela porque te hace leer obligatoriamente, nunca desarrollan la lectura por placer, es más, si un niño lo ves leyendo un cuento en la escuela, te dicen: ‘deja de perder el tiempo y ponte a estudiar’. Si te castigan, te castigan mandándote a la biblioteca. El resultado es que vas vacunando a los niños”.

Pero, como todo problema complejo, el de la apatía ante la lectura también es multifactorial:

“Por otro lado, ¿qué sucede en sus casas? En la mayoría de los hogares no hay libros. Los padres no leen. Entonces yo decía: no es un problema de ‘hay que hacer que los niños lean’, lo que yo creo que hay que hacer es programas que abarquen a toda la sociedad para que, de alguna manera, esto se dé simultáneamente. Tiene que ser un programa global y debería ser, obviamente, un programa de gobierno. Esto de ‘lee 20 minutos con tus hijos’ no funciona. Me parece que además la gente que sale ahí como que no le ves absolutamente cara de lectora, para nada. Y por obligación no se lee”.

ARTE POR TODAS PARTES

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Foto: Antonio Cruz / Sinembargo

Paloma Saiz llegó a la Secretaría de Cultura del DF cuando Alejandro Aura ya se había cansado de tanta grilla. El nuevo Secretario era el historiador Enrique Semo.

“Y entonces me encargaron hacerme cargo de un gran programa que habían diseñado que se llamaba Artes por todas partes. Un gran programa porque al final de cuentas, dabas 30 mil pesos en tres meses (10 mil, 10 mil y 10 mil) y becabas a un creador o a varios, dependiendo qué era lo que hacían; becabas a públicos porque era absolutamente gratuito, pero becabas también a los centros y casas de cultura”, narra.

“Y de pronto, Semo me pide que sea Subdirectora de literatura. Y ahí es donde empiezo yo a pensar: ¿cómo fomentas la lectura en una ciudad como ésta, en donde las horas para transportarse son eternas?, ¿a qué hora queremos que la gente lea? Entonces dándole vueltas, dije: tenemos que buscar los tiempos muertos de la gente, los tiempos de espera, en donde no puedan hacer otra cosa: el metro, o sea, el transporte, oficinas, hospitales, en fin. En principio me quedé con el metro”.

Así nació un programa que la gente de la Ciudad de México aún recuerda: Para leer de boleto en el metro, que consistía en el préstamo de libros a los usuarios del transporte colectivo.

Luego vinieron otras iniciativas: Letras en rebeldía, antologías para los estudiantes de las prepas del GDF; Letras en guardia, para los policías; Letras en llamas, para los bomberos; Sana, sana leyendo una plana, que consistía en instalar libro-clubs en hospitales y en que promotores de lectura acudieran a los hospitales a leerles a los pacientes internados; el Remate de libros, para evitar que los sobrantes de las editoriales (los que no se vendían) fueran destruidos; los tianguis de libros (antecedente de la Brigada para Leer en libertad) y Letras de luz, antologías en braile y en tinta para invidentes y débiles visuales.

FERIA DE LA GENTE

“Yo creo que la Feria del Zócalo es la feria de a de veras de la Ciudad de México. La feria de la gente de la Ciudad de México. Mucho más que Minería, que ya está tan apretada que no puedes disfrutar a los autores que van porque no te puedes ni mover, te cobran la entrada, con lo cual tienes que hacer unas filas enormes. Además, la programación no la hace Minería sino las editoriales, que es lo mismo que pasa en la de Guadalajara, entonces depende lo que las editoriales quieran presentar, así se hace el programa. No hay un tema”, dice Paloma.

Sin embargo, la Feria del Zócalo tiene, primero, “que es el Zócalo, que significa no solamente el centro de la Ciudad, el corazón de la Ciudad, sino el corazón de todo el país. Entonces tú haces una feria del libro y convocas a cierta gente a que vaya a la feria: lectores, escritores, editores, estudiantes… Sí, pero hay mucha gente que pasa por ahí que no son esos convocados, son los paseantes, los que normalmente van de compras, los extranjeros, y lo que queremos es la conjunción de esos dos mundos porque si tú no-lector de pronto te encuentras con que no tienes que entrar a una librería, sino que el libro está ahí, al paso, en la calle, por donde caminas todo el tiempo, no va a haber barrera cultural que te aleje de él”.

Por otro lado, dice, “te encuentras con autores, conferencias, los debates que en estos momentos están en boca de la gente y que lo único que tiene para oírlos es Televisa o TVAzteca. Ahí es como un oasis para la discusión, y nos importa mucho todo eso porque pensamos que es la mejor manera de captar lectores. Si la gente no va a los libros, los libros van a la gente”.

Cuando se le oye hablar de esa manera, se entiende porqué Paloma Saiz ha peleado tanto por la FIL del Zócalo. No por ser su directora, sino porque no desaparezca. Ya le tocó que cuando Elena Cepeda era la Secretaria de Cultura del DF le ordenó levantar la feria a los cinco días de que había comenzado y “volverla a poner después” porque el SME realizaría un mitin multitudinario en el Zócalo. Eran los días oscuros en que Felipe Calderón había decretado la extinción de Luz y Fuerza del Centro.

Pero Paloma se negó, argumentando que era imposible quitar todas las carpas y los stands y volverlos a colocar en un día. La respuesta de Cepeda fue quitarle la dirección de la FIL.

Gracias a este penoso episodio, Paloma Saiz, su esposo el escritor Paco Ignacio Taibo II y un grupo de promotores de la lectura que habían trabajado con ella en la Secretaría fundaron la Brigada Para Leer en Libertad.  

“En febrero próximo cumpliremos cuatro años, y tenemos más de 70 libros publicados, que además se pueden descargar gratuitamente de nuestra página. Hemos de estar haciendo uno o dos tianguis de libros al mes, más la Feria del libro del Zócalo, más la Feria Internacional de Azcapotzalco, seguimos con los remates, los hemos hecho en Coyoacán, en Iztapalapa, que han sido un exitazo. Pedimos donaciones de libros y hemos hecho, yo creo que 40 bibliotecas comunitarias, en donde no tienen nada”.

REGRESO A LA FIL

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Foto: Antonio Cruz / Sinembargo

Cuando Lucía García Noriega se convirtió en Secretaria de Cultura en el gobierno de Miguel Ángel Mancera, las cosas no pintaban nada bien para la FIL del Zócalo. La CANIEM prefería no participar más porque no había dirección y porque al mismo tiempo se iban a realizar varias ferias alternativas. Entonces, Paloma Saiz y la Brigada Para Leer en Libertad se acercaron a García Noriega para proponerle dirigirla.

La nueva Secretaria de cultura aceptó, pero, una vez más, no todo marcharía sobre ruedas para la feria de la Ciudad de México.

Cuando los huracanes Ingrid y Manuel dejaron cientos de miles de damnificados por todo el país, los llamados a la solidaridad de los mexicanos desde el poder público y los medios de comunicación no se hicieron esperar. Siendo el Zócalo el centro neurálgico del país, y con los maestros de la CNTE en plantón como protesta por la reforma educativa con la que Enrique Peña Nieto les dio la bienvenida a su sexenio, asentar un centro de acopio ahí resultaba de lo más conveniente para el gobierno federal y los poderes fácticos. A la autoridad local, representada por Miguel Ángel Mancera, tampoco le caía nada mal tener un Zócalo limpio de maestros.

Bajo esta lógica, y ya con la programación de la FIL del Zócalo completamente terminada, la Secretaría de cultura citó a los medios a conferencia de prensa. Saiz Tejero recuerda así ese día:

“Llegamos a la rueda de prensa y cuando vamos a empezar me dicen: ‘Está llegando la Secretaria y quiere hablar contigo un momento antes’. Salgo y empieza a hablar con sus colaboradoras y yo no entendía nada. Digo: ‘Perdón, no entiendo’. Y me dicen: ‘Ah, es que se suspende la Feria’. Entonces, imagínate en la rueda de prensa, yo con una cara de idiota que no podía con ella. ¿Cómo van a suspender con boletos de avión comprados, hotel contratado, la programación armada, que habíamos hecho, padrísima?”

Entonces empiezan las redes sociales como locas. “Empieza el Fabrizio (Mejía Madrid) y el Paco (Ignacio Taibo) con lo del Cerco de libros y se dan cuenta de que una Feria del Libro no es como un concierto que le puedes decir al artista: Oye, ¿te importa que sea en 10 días? Eran cerca de 250 escritores convocados, 18 extranjeros que ya tenían sus boletos en la mano, de provincia eran como 15. O sea, un desastre.

Total que hubo tal presión social que se hizo la feria. Y estuvimos los 10 días que dura; no se recortó, por más que quieran decir en los periódicos, fueron los 10 días”.

Según algunos medios, la FIL del Zócalo había terminado el 25 de octubre para que la plancha estuviera lista para recibir el mitin de Andrés Manuel López Obrador contra la reforma energética. Paloma Saiz insiste en que no fue así, que terminó el 25 porque esa fecha ya se había pactado con los libreros.

 

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