PERIÓDICO CENTRAL

“Hoy 20 han dado positivo”, dice Juan. A él le toca realizar las pruebas rápidas de COVID-19

27/12/2020 - 1:51 pm

Debido a que las pruebas de antígenos de sangre pueden llegar a costar entre mil y dos mil 500 pesos; las pruebas rápidas de 299 pesos que realizan en la Farmacia en la que trabaja son demandadas; él “presume”, como si fuera super héroe que ya se ha infectado tres veces de coronavirus, mientras realiza unas 60 pruebas, entre ellas a personas que se les nota que están infectados sin necesidad del test.

Por Viridiana Lozano Ortíz

Puebla, 27 de diciembre (Periódico Central).- Juan dice que ha tenido coronavirus ya tres veces, lo dice en un tono de súper héroe, con cierto orgullo, mientras introduce el hisopo en tu nariz para hacerte una prueba rápida que te dé la tranquilidad de pasar las fiestas de fin de año junto a tu familia.

Le vamos a poner Juan porque no quiere dar su nombre y correr el riesgo de perder su trabajo. Yo creo que le haríamos un favor, porque su trabajo es aplicar pruebas en un consultorio de 3×3. Unas 60 diarias.

Hoy estamos a una semana de la Navidad y las pruebas se incrementan entre quienes sólo quieren estar seguros de que están sanos para visitar a su familia, los que creen tener síntomas y otros a quienes desde lejos se les nota que están enfermos.

La prueba cuesta 299 pesos, te dan el resultado en 15 minutos y promete más del 94 por ciento de efectividad. En los laboratorios y hospitales las pruebas de antígenos son sanguíneas, cuestan entre mil y dos mil 500 pesos y sus resultados tarda en promedio tres horas.

Las pruebas se realizan en cuadro de 3×3 y los resultados están listos en 15 minutos. Foto: Imagen de referencia, Crisanta Espinosa, Cuartoscuro

La consulta no tiene costo, puede dejar una cuota voluntaria, dice una alcancía con forma de batería de auto de la que se asoman billetes, de cincuenta y veinte pesos en su mayoría.

Juan utiliza un cubrebocas y goggles como medida de seguridad, presume que hoy 20 han dado positivo.

En la fila algunos tosen y cuando eso pasa, los que están a su lado toman mayor distancia.

Un joven luce muy ansioso y de vez en vez deja su lugar para irse a asomar a su auto en donde hay alguien esperándolo. Cuando está a un turno de pasar, un hombre baja y es él quien toma la consulta.

Antes de que entre, sale el doctor y avisa que es hora de la tanda de resultados. Así que quienes aún estamos pendientes de la prueba debemos esperar más.

Así es, pasan unos cinco o seis a las pruebas, y luego el mismo número para resultados. Los grupos se van alternando.

El señor, quien luce bastante cansado, se sienta en la sala de espera en la que sólo hay dos asientos y no deja de toser, lo hace incluso sin el cubrebocas puesto.

Los demás, que hacemos fila afuera, nos vemos los unos a los otros y alguien menciona que, si viene sano, seguro aquí pesca la enfermedad.

Pese a que en los laboratorios la prueba de sangre tiene un costo de mil a 2 mil 500; la prueba rápida sólo tarda 15 minutos y cuesta 200 pesos. Foto: Imagen de referencia, Galo Cañas, Cuartoscuro

No necesita una prueba, evidentemente tiene coronavirus.

Juan se cambia los guantes cada vez que va a aplicar una prueba, muestra que el hisopo y el test es nuevo y lo abre frente a ti

Yo entro con el Lysol de frente y me quito el cubrebocas para la prueba rápida. Salgo y de nuevo me baño con desinfectante.

Mi grupo es el último, he esperado tres horas para pasar y obtener un resultado que, muchos dicen, no es certero por tratarse de una prueba rápida. Pero cuando despiertas por la mañana con un poco de gripa y cuerpo cortado ¡te urge saber!

A la hora de los resultados entras y Juan está parado con las pruebas, que se parecen a los test de embarazo, sobre la mesa. Pide tu nombre, lo encuentra y dice: “negativo”. Puedes pedirle el resultado impreso, pero advierte: “Si quieres me esperas y te lo imprimo, pero los tres antes de ti dieron positivo, es mejor que salgas rápido”.

No insistes, sales. Con los que dan positivo se toma más tiempo, les da algunas recomendaciones y les extiende una receta con medicinas que entran a comprar ahí mismo, en la Farmacia del Ahorro, en Puebla.

Cuando sale a llamar al que sigue, rocía desinfectante en el cuarto.

Esta semana Juan ya no está ahí.

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